Capítulo 25: "Recuerdo"

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15 años antes



Mi casa no era más que una simple habitación hecha de maderas que encontraron en la calle o que mendigaron a vendedores mis padres. Era de noche y estaba todo oscuro, además el calor comenzaba a sofocarme, ya era el cuarto día en que mi padre no lograba ni siquiera levantarse de su cama y la comida que teníamos se había terminado.

Había plantado verduras afuera, pero hacía mucho tiempo que papá tenía cáncer y no podía trabajar ni conseguir comida. Terminé la escuela primaria y comencé a hacer trabajitos en la calle. Y mis verduras se habían agotado.

Sin medicamentos ni atención médica la enfermedad lo consumió más rápido, recostado en una esquina de la habitación esa noche dejó de retorcerse, solo respiraba pesadamente mientras me observaba en la oscuridad.

Normalmente me escapaba a un árbol enorme para dormir más fresco, pero en mi corazón comencé a sentir que no podría volver a ver a mi padre, así que esa noche me quedé.

-Mono- pronunció pesadamente con muy poco aire.

Me acerqué con mucho miedo, no sabía que hacer.

-Dime papá- me arrodillé a su lado.

-No me llames así, te dije que tu padre es ese hombre rico que desprecia a la gente pobre como nosotros -Tosió entre cada palabra, y al final de la frase escupió sangre.

Me quedé en silencio y asentí.

-Tienes que reclamar lo que es tuyo, por tu madre-

Dijo la frase completa, con un tono de voz bastante audible y sus ojos se cerraron. Era una orden, la última orden que me daría.

Aunque jamás me trató como un hijo, y ni siquiera fue capaz de darme un nombre me dolió la despedida. Estaba solo, con hambre sin saber que hacer con un cadáver a mi lado. No tuve miedo, tampoco tanta tristeza. Pero sí una angustia en el pecho, ¿Por qué era tan egoísta hasta el final? Si pensaba morir ... ¿Por qué no me dejaba partir con él?

Me tiré en el suelo, y cerré los ojos. Ni siquiera tenía una sábana para taparme y fingir que nada podría hacerme daño, ni el calor me dejaría dormir en toda la noche.

Lo único que me quedó por hacer era actuar como si no existiera, era mi mayor habilidad, desde los tres años que mi padre me pedía que lo hiciera.

Ni siquiera pude llorar.

A la mañana siguiente me descompuse varias veces ocupándome del cuerpo. Tuve que tirar incluso el colchón viejo porque el olor se había impregnado en él.

Me senté a la orilla del mar, estaba cerca de casa. Me dolía demasiado el estómago ya era demasiado el hambre que tenía. Sin más remedio, me decidí a robar. Con las pocas fuerzas que tenía me acerqué hasta el mercado del pueblo. La gente pasaba a mi alrededor, pero a nadie le importaba mi existencia.

A una mujer que tenía varios hijos se le cayó un pan. Ese pan era mi salvación.

Corrí hacia él, no sentía las piernas, el pecho me ardía, entonces comencé a ver todo oscuro. En lo único que podía concentrarme era en ese pedazo de pan. Lo veía tan cerca y a la vez tan lejos. La gente seguía pasando, y yo corría en sentido contrario hasta que un señor me chocó y caí al suelo.

No pude poner las manos para aliviar la caída, porque mi cuerpo ya no me respondía correctamente.

El dolor en todo mi cuerpo era muy grande, pero estaba en segundo plano. Aún veía el pan. Solo estiré un brazo tembloroso. Y casi llegaba al pan con la punta de mis dedos, lo toqué pero no llegaba a agarrarlo cuando me pisaron la mano.

Corazón Salvaje [EunHae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora