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Succionaba con audacia aquel alto falo, cual actor de una porno gay, Park Jimin no tenía reservas cuando de hacer una gran mamada se trataba. Su larga lengua degustaba la cúspide generándole un dolor de necesidad. El chico bajo él ya se encontraba rogando por el privilegio de hundirse entre ese suculento par de melocotones, necesitaba descargar su excitación en la cálida carne revestida por dos nalgas que tentarían al mismísimo diablo.

Y esta vez, el pequeño no permitiría que se le escapara, no aquel definido y adinerado extranjero con el que se había enrollado en esa divina fiesta de espuma, y quien parecía maravillado catando su piel con textura jabonosa. Se había preguntado si su voz al gemir sería tan sensual como al soltar una risa coqueta.

Sólo sabía que se llamaba... ¿Paul, Jerrie?

Eso y que estaba ri-qui-si-mo. Que su acento entrecortado y sus labios masculinos le hicieron jalarlo hasta aquel costoso reservado del antro.

Todo parecía listo para el momento, ambos estaban goteando. El chico, del cual Jimin no estaba seguro de su nombre, se encontraba empalmadísimo y se encargaba de demostrarlo apretando con fuerza sus pompas.

Después de haberse esforzado por tenerlo listo para tomarlo y en su mente exigirle por meterla de una vez. Jimin ya tenía el lindo miembro cerca de su cuerpo hasta que lo escuchó... y su labio se fue del lado. En una jodida mueca de asco y decepción.

¡El bastardo estaba roncando!

Como si el pequeño asiático no le hubiese provocado más que flojera.

Park suspiró, otra presa que cayó rendido a los brazos de Morfeo.

-*-

La resaca lo estaba matando, sus pequeños ojos se abrían a un día nuevo, sus compañeros de fiesta estaban igual o más crudos. Sus ropas tiradas por el suelo y algunos de sus amigos con otros hombres y mujeres no identificados durmiendo a su lado después de seguir la fiesta en la casa del más joven de ellos.

Revolviendo su cabello se acercó a sus cosas, para salir de ahí, deseando cavar un agujero en su colchón para enterrarse y no volver a salir jamás.

<<No vuelvo a tomar así>>. Se prometió. Pero al par de segundos rió de sí mismo, por supuesto no era capaz de cumplirlo. Mucho menos cuando después de cada encuentro fallido necesitaba empapar su corazón en alcohol para conservarlo.

En casa se sirvió un buen plato de vegetales y agua con varias pastillas de complejo B para no sentirse tan mal después. Su madre se limitó a negar con la cabeza, si el menor seguía llegando así a casa definitivamente le prohibiría ir. Más cuando después de habérsela pasado bien, llegaba a deprimirse y su confianza disminuía. Se preguntaba qué estaba pasando con él pero su retoño apenas y decía que bebió de más.

Se dirigió a su habitación sin hablar, para asearse y meterse a hibernar a la calidez de su cama.

No supo cuánto tiempo durmió, mucho menos en qué año estaba al despertar. Sólo esperaba ser un anciano que moriría en un par de horas.

No fue así. Pero hubiese sido maravilloso. Mucho mejor que el putrefacto lunes. Maldición, jodido lunes. Sus pequeños ojos estaban hinchados por el sueño, las bolsas bajo ellos le hacían lucir mucho menor.

—¡Hablo en serio Hoseok!— revoloteó los brazos para hacer énfasis—.También se quedó dormido... tan cerca.

El contrario soltó una estridente carcajada, causando que se sonrojara.

—Cállate—Jimin volvió a impacientarse—, no quiero que se burlen de mí. Me da mucha vergüenza, y no vuelvo a salir de fiesta con ustedes. Siempre me llevan a sitios donde los chicos lindos abundan. Siempre se me antojan. Y siempre, carajo, se quedan dormidos—resopló sintiendo sus mejillas teñirse por el coraje.

—Pues porque son estúpidos, no es tu culpa—sonrió el de cabello oscuro, intentando confortarlo.

—¿Alguna vez te ha pasado algo así?

—Bueno, una vez en secundaria— se lo piensa haciendo una pausa—... No, creo que no. Y si lo hicieran igual me los follaría, por algo ya me dieron su consentimiento.

Ambos soltaron una risa divertida.

—Es diferente conmigo, yo no me los puedo estar metiendo porque en primera se pueden fracturar y en segunda. No soy un maldito desesperado. Quizás es porque ya están medio ebrios.

—Entonces deberías probar con alguien que este sobrio hace años.

Suspiró haciendo puchero sobre su abdomen, el pasto era más cómodo que sus pupitres. Ambos se quedaron callados por un lapso de tiempo, pensando en la inmortalidad de un cangrejo. En por qué estos animalitos caminan de lado, cuál es su misión en la vida además de ser cangrejitos playeros caminando ligero en sus cuatro patitas.

Entonces al mayor se le ocurrió una idea.

—¿Por qué no lo intentamos? Hay confianza y no me molestaría hacerlo con mi mejor amigo.

—Llegará un momento donde creo que será necesario intentarlo—se planteó después de unos minutos.

Somnífero»»KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora