Somnífero»»Kookmin

Química

—Jimin-ssi, ¿estás seguro que esto es lo que quieres? No me lo tomes a mal, pero él es menor y además... Pareciera que morirá pronto con esas ojeras. Mira, en verdad no quiero hablar mal de tu amigo pero, me preocupas mucho—murmuró Hoseok mordiendo su labio inferior, genuinamente preocupado porque al parecer su amigo se había ilusionado con las palabras del chiquillo con quien, llevaba ya dos semanas hablando.

Podía, sin embargo, percibir un brillo juvenil y delicado en la mirada de Jeon Jungkook cuando estaba con Jimin, parecía genuinamente encandilado con su pequeño mejor amigo. Eso a la vez le preocupaba.

¿Qué tal si a Jimin no le gustaba, y aquel muchacho se volvía un obseso acosador? O peor, si Jimin seguía volviéndose cercano y el chico tampoco podía cumplirle; decidió entonces meter presión.

Sin embargo, no fue necesario, lo que vería en un par de horas le diría que el rumbo iba bien.

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Las cosas con Jeon marchaban bien, Jimin sentía que por primera vez estaba conectando con su esencia y no con esas impetuosas y aceleradas ganas de entregarse a sus brazos en una erótica danza.

O sea, también estaba sintiéndose acalorado cuando miraba al menor lamerse los labios entre palabras.

Aquel calorcito se extendió por su cuerpo cuando lo volvió a mirar con ese hábito de humectarse los labios. Jimin se quedó mirando sus cerezos mientras Jungkook le explicaba alguna cosa acerca de lo difícil que era editar escenas en las películas de superhéroes para lograr un efecto realista.

—...y por eso— concluyó Jungkook, sentado en una banca a mitad del pasillo—, no se ven errores de continuidad, todo se arregla en postproducción.

—Joder, no sabes cuánto quiero besarte.

Susurró Jimin, perdido en el momento, de inmediato sintió que sus mejillas ardían por la vergüenza de haberse expuesto de tal manera. Mordió sus labios y soltó una risa nerviosa.

—Te... Te veo en química—expresó aterrado por sus impulsos, haciendo una clara referencia a Drake y Josh.

«Diablos, ni siquiera compartimos química», se lamentó mientras huía apenado del lugar, eso estaba mal para él, no quería involucrar sentimientos, porque entonces le dolería saber que no funcionaría.

Entonces frenó el tren de sus pensamientos para darse cuenta de algo: Park Jimin, el chico Somnífero se estaba encariñando con un huésped permanente del insomnio. Una contradicción extraña y paradójica que le hizo cuestionarse cuándo pasó.

¿En qué momento mirar sus ojos de media luna le causó estragos? ¿Cuándo fue que ojeras de colores boreales le atrajeron cual imán?

Mordió sus labios preocupado, mientras buscaba a Hoseok con la mirada, irritado por saber que esto se le estaba saliendo de las manos.

Manos... Las masculinas y grandes manos de Jeon le generaban enorme placer cuando imaginaba que delineaban cada línea de sus caderas con anhelo y se escondían debajo de donde la espalda pierde su nombre.

Nombre que ansiaba gemir en cualquier volumen.

—Hosek Hyung— chilló, escondiendo su cara en el pecho de su mejor amigo cuando lo encontró—, creo que... creo que me gusta Jungkook.