Gatito

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Aunque en principio la comunicación fue unilateral, Jimin se acostumbró a escuchar la vida del menor. Le parecía muy tierno cómo se enredaba en sus propias historias retomando detalles anteriores y luego desviándose del tema. Así no terminaba de contar una anécdota cuando ya estaba en otra.

Y eso a Jungkook no le causaba ternura sino vergüenza. En su estado, le resultaba difícil hilar las ideas. Aún así era reconfortante mirar al bajito asentir y poner atención a sus disparates.

Pronto entendió que Jimin era algo reservado, que no era un fanático de hablar sobre si mismo y que era grandioso para escuchar.

A Jeon le gustaba mucho, puesto que conocerlo un poquito más que en la simple superficie de mirarlo en los pasillos, era más de lo que había pensado.

Se dió cuenta, como caminaba atento al suelo, sin pisar las líneas. Y los pucheros que solía poner cuando la cálida ventisca pegaba los cabellos a su frente. Jimin era todo un espectáculo al que tenía un pase VIP.

El sol estaba en su punto más alto para cuando llegaron a la heladería, si no fuese por el penetrante bochorno, Jungkook lo hubiese invitado a un sitio menos básico. Pero era Junio y como tal, resultaban normales las temperaturas superiores a los treinta grados. Los labios solían cuartearse y la piel secarse.

Los iris marrones del mayor, cuyos gruesos párpados le obsequiaban un aire inocente, se dirigieron a Jeon. Escrutó con atención sus facciones, masculinas y angulosas, decoradas por esa nariz característica, sus ojos eran grandes y expresivos, y debajo del maquillaje pudo notar algunos toques morados y verdes. Como hematomas.

Aquello alarmó a Jimin, quién siguiendo las líneas de su rostro notó una ligera hinchazón en las mejillas, como si acabase de despertar o tuviera síntomas hepáticos.

—Jungkook, hace rato dijiste algo sobre morir—hizo una pausa para recobrar su respiración tras recibir una mirada severa—, ¿qué es lo que tienes?

—La curiosidad mató al gato Jimin—el más alto sonrió con in deje de tristeza y revolvió su cabello, nervioso.

—Sí, pero al menos el gato murió sabiendo—hizo una pausa intercambiando miradas, mirando cómo una sonrisa divertida se dibujaba en el rostro contrario—; merezco saberlo, no quiero que te dé un infarto cuando estemos en la acción.

Jungkook soltó una carcajada, encantado con el chaparrito que no paraba de hacer muecas en desacuerdo por no recibir la información.

—Mira, gatito—tocó la nariz de Jimin—, tengo insomnio crónico, dicen que ya no hay remedio. Y mi cuerpo va muriendo de a pocos. Por ello definitivamente podemos pasarla muy bien juntos, yo no duermo. Nunca.

El inesperado apodo provocó un sonrojo en sus mejillas, y lo que escuchó después sólo lo intensificó, aún cuando le daba lastima escuchar que no dormía nunca.

—Ya pero, eso es una exageración, ¿no?— el bajito le miró confundido—, pero si los humanos no aguantamos mucho sin dormir, hace mucho te habrías muerto.

—Pues no falta mucho para que eso pase, por eso quiero hacer ahora lo que no he hecho en toda mi vida. Si quieres podemos ir a lugares a los que van todos, o uhm no sé, a otros sitios.

Jimin le miró frenando su coche, este chico le pareció algo acelerado, aún no sabía si iba a funcionar y ya lo estaba invitando a otros lugares. Aquello sin embargo, lo halagó mucho, mirar el interés sincero por parte del otro chico. La manera en la que deseaba compartir sus últimos momentos con él.

Mas Jimin, cuya actitud siempre fue juiciosa, no creía completamente en sus palabras, por lo que no sintió ni un atisbo de lástima. No es que creyera que fuese mentira, simplemente pensó que si era verdad y Jungkook en serio fuese a morir, se necesitaba tomar acción y no solo mirarle con rostro apenado.

—Así que tú—tomó aire para hacer una pregunta que en ese momento le inquietaba—, ¿así que tú decidiste acercarte a mí para ver si puedes dormir? Porque si es así, no pienso ayudarte. Es muy egoísta de tu parte. Aprovecharte de mis hormonas alborotadas y mal comidas para poder descansar un rato mientras me quedo igual que siempre—y conforme lo iba pensando, más le irritaba—. Yo no tengo la culpa de tu problema y se supone que Hoseok puso la hoja para ver si el mío se resolvía. No para ser tu conejillo de indias "aka" calmante. Temo informarte una vez más, querido amigo, que yo no tengo absolutamente ninguna intensión de ayudarte.

Jungkook mordía su labio reprimiendo una risa escandalosa que amenazaba con salir por la rabia del mayor. Jimin parecía un chihuahua, con noventa por ciento odio, diez por ciento temblorina; cuando el contrario hubo escuchado todo lo que tenía que decir, soltó una grave y sensual risa. El chaparrito le murió indignado.

—De más está decir, querido amigo—imitó sus palabras con burla—, que mis intensiones nunca fueron esas. Me da igual morir, aunque siendo sincero, me gustaría vivir felizmente mi último tiempo— era muy pronto, pero al parecer si no se movía rápido, el mayor se esfumaría—, y ¿que mejor que al lado del chico que, paradójicamente, me ha quitado el sueño tantas noches.

Sus manos rodearon la cintura contraria, apretándolo contra su cuerpo, mirando el rostro de sorpresa del contrario.

—Me gustas, Park Jimin...

Somnífero»»KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora