Capitulo 4 - El primer beso

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Estábamos ya finalizando el trabajo, bueno... Damián ya estaba finalizando el trabajo. Él me dictaba y yo solo escribía. Si todas las clases tuviese un él a mi lado, o en mi inútil consciencia, probablemente todo sería más fácil. Yo durante todo el rato, me dediqué a fingir interés por la lectura, simulando un intento de comprensión del tema. Química es como matemáticas para algunas personas, la cuestión es que también soy mala en matemáticas; haciendo que química sea todo un enredo. Damián por otro lado asentía para sí mismo con la cabeza una vez terminaba el párrafo; en unas cuantas ocasiones, arrugó la nariz y volvió a leer el párrafo y seguía. Durante todo el rato lo miré de reojo, no con segundas intensiones, simplemente me causaba impresión ver lo bueno que era; sin embargo, me pareció linda su expresión de confusión. Sin duda el chico nuevo tenía lo suyo.

— Bien. Lista? — dijo de repente girando la cabeza para mirarme.

Sí, básicamente supo que lo estaba mirando. Giré inmediatamente la cabeza hacia al frente sintiéndome avergonzada y cerré fuertemente los ojos. DIOS. ¿Por qué soy así? ¿Por qué al menos no puedo reaccionar bien a los nervios? ¿Era necesario recalcar mi nerviosismo cerrando los ojos? Sam es muchísimo mejor disimulando.

— Tranquila, suelo causar ese efecto en el sexo opuesto.

Me giré para verlo y me encontré con una sonrisa bastante extensa.

— ¿Podríamos proseguir con lo que realmente importa? — pregunté más como una súplica.

Retomé el lapicero, lo dispuse para escribir y enfoqué mi mirada en la hoja. Todo yo daba entender que debía simplemente dictarme lo que me fuera a dictar, sin embargo, el tiempo prolongado de silencio ya no era normal. Me giré para verlo, así encontrándome con su mirada. Me estaba observando serio, como queriendo analizar mi actitud.

— Tranquilo, suelo hacer que el sexo opuesto se me quede mirando — Dije sonriendo de la misma forma en la cual me lo dijo él.

— Ah si? — él también sonrió.

— Sí, muy frecuentemente.

— Puedo ver por qué.

• • •

Después de la clase de química, tuvimos que pasar por el dolor de cabeza de ciencias, en lo cual, casualmente a Damián también le iba de maravilla. Lo bueno es que sentía que ya se iba a acabar el bloque de tortura. Saqué el celular, sin ninguna intención de llamar la atención y miré la hora.
No puede ser.
Apenas llevamos una hora de clase, faltaban todavía 45 minutos más. Oficialmente moriré.
Para distraerme de la desgarradora noticia, me puse a observar a mis compañeros de clase. Giovanna estaba como siempre cerca de la puerta, se veía interesada por el tema que el profesor estaba hablando; alzó la mano y empezó a decir su opinión sobre la caza ilegal de animales. Giré mi cabeza en busca de Xara Coleman...sí, como siempre estaba alzando la mano.
Xara solía ser muy partícipe en los debates o discusiones en el salón, siempre tenía algo que decir o alguna crítica constructiva que aportar. Me cautivaba mucho la forma como expresaba lo que pensaba, tenía una envidia gigantesca por no poder hablar de manera tan directa y conclusiva como lo hacía ella. Estoy segura que se más palabras de las que ella sabe, si tan solo las tuviera para mi cada vez que las necesito, tal vez... y solo tal vez, lograría cautivar a otros de la manera que ella lo hace.

Una vez el profesor le dió la palabra, visualicé como unos cuántos se empezaron a acomodar en su puesto. Lo cierto era que Xara podía dar muy buenos aportes, pero eran muy, demasiado... emmm GIGANTESCAMENTE largos. Yo solía escucharla al inicio, después, como otros, mi mente divagaba en otra cosa.

Decidí buscar a Sam. Estaba girada hacia atrás susurrándole algo a Liam; este estaba sonriéndole. Nadie podía negarlo, Sam y Liam se veían muy bien juntos, tenían una relación bastante extraña pero aun así muy linda de querer desear. Sin embargo, estaba cansada de esos dos.

El significado de lo que me rodeaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora