XIII

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[16/06/16]

Miré el reloj y ví que faltaban cinco minutos para que fueran las 11:00 pm y terminara mi turno, el chico del siguiente turno ya había llegado así que empecé a guardar mis cosas.

     Entonces, vi a Yoon Gi.

—Tenemos que irnos.— dijo alterado mientras se metía atrás del mostrador y me agarraba de la muñeca.

—¿Qué?— pregunté confundida.

—Tenemos que irnos.— repitió ahora un poco más fuerte y me jaló de la muñeca.

     Agarré mi guitarra lo más rápido posible y salimos de la tienda.

—¿Qué pasa?— pregunté alterada.

—Tenemos que irnos.— repitió y me jaló de la muñeca para después empezar a correr. —Ahí.— señaló a ocho chicos.

—¡Ahí están!— gritó uno de éstos.

—Corre.— dijo y me jaló repentinamente de la muñeca.

     Nos habían visto.

     Corrimos y corrimos durante cuadras, no sé cómo, pero siempre que intentábamos perdernos nos encontraban.

—¡Yoon Gi-Ah!— grité y éste me ignoró, estábamos a punto de perderlos.

     Y cuando por fin los perdimos nos detuvimos en un callejón.

¿Qué mierda?

—Me asomaré.— dijo y se asomó para ver si no estaban. —Listo, salgamos.— dijo y empezamos a caminar un poco rápido. —Pasaremos a casa y nos llevaremos cosas importantes. No podremos estar ahí durante unos días, iremos a un motel y...

—¡Yoon Gi!— lo interrumpí. —¿Qué está pasando?— repito por milésima vez.

     Éste sólo me miró serio.

—Namjoon les debe dinero y por lo que veo, no planea pagarles pronto, así que están tomando represalias contra nosotros.— explicó.

¿Dinero? ¿Son los de la otra vez?

     La poca gente empezaba a vernos raro, claro, estábamos discutiendo en una esquina de la calle a mitad de la noche.

—¿Por qué les debe dinero?— pregunté.

—No te puedo decir.— explicó. —Son problemas nuestros, no tuyos.— dijo grosero mientras intentaba cruzar la calle.

—Si estás en ellos también son mis problemas.— dije agarrando su muñeca para que no se fuera. —Me preocupo por ti Yoon Gi.

Entiéndelo, idiota...

—¿Te preocupas por mí?— dijo enojado. —No somos nada, sólo te ayude a terminar de escribir la canción que inicie.— dijo molesto.

...

—¿Qué?— dije incrédula. —¿Qué hay de Namjoon? Me has ayudado a buscarlo.— agregué.

—Él está igual de jodido que yo, sólo que yo ya no debo dinero, ya hice lo que tenía que hacer para poder comprar el piano que tanto quería.— mencionó.

     No pude notar ningún sentimiento en él, parecía completamente... vacío. No era Yoon Gi.

—¿Que hacían?— pregunté sería.

—Que te importa.— dijo intentando irse pero lo detuve.

—Yoon Gi... ¿Qué hacían?— pregunté firmemente y ambos nos quedamos en silencio un largo tiempo. —¿Por qué estos chicos nos perseguían?

—Vendíamos droga.— dijo serio y me vió fijamente a los ojos esperando una reacción.

Vendían ¡¿Qué?!

—¿Qué?— pregunté.

—Vendíamos droga.—  repitió, sus expresiones mostraban enojo y desinterés .

     Todo lo que estaba pasando se estaba convirtiendo en un gran dolor de cabeza.

—¿Y Namjoon?— pregunté.

—¡Ya te lo dije, está igual de jodido que yo y en ese entonces teníamos que encontrar algo de que vivir! ¡Fuera de eso ya no me importa!

—¿¡Si no te importa por qué me ayudaste!?— grité, estaba harta de tener tantas dudas.

—¿A caso tú sabes en dónde está?— preguntó. —Desapareció de tu vida cinco años y hasta ahora te preocupas por él. No eres nadie para decirme que Namjoon no me importa, conviví más tiempo con él que tú.

—¿Y tú? ¡Se supone que deberías de saber en dónde está, eres su amigo!

—¡Yah! ¡He hecho todo para encontrarlo!— discutió.

—¡Yo también!— dije al borde de las lágrimas, realmente odiaba pelear con personas a las que les tengo afecto.

—¿Tú?— dijo despectivo. —¡Lo único que has hecho es complicarlo todo!

—¿De qué hablas?— me quejé y él sonrió cínicamente.

—¡Complicas todo, no me dejas pensar con claridad y tu estúpida persona influye en mis malditas decisiones!— gritó. —No ayudas.— musitó.

¿Qué? Eso no tiene sentido.

—¡Hago todo lo que puedo!— grité. —¿Y a qué te refieres con eso? ¿Acaso es mi culpa que deban dinero?— pregunté alterada y Yoon Gi se preparó para cruzar la calle nuevamente.

     El siga cambio a alto y empezó a cruzarla, pero lo tomé de la muñeca, esto no se podía quedar así.

—¿Qué demonios?— me quejé al borde de las lágrimas mientras lo agarraba de la muñeca.

—¡Vete!— dijo y se soltó bruscamente de mi agarré, me intenté acercar pero volvió a gritar. —¡Dije que te fueras!— gritó y me dió la espalda.

—¡Yah!— grité cuando lo ví subir las escaleras del callejón.

     No pude contener más mis lágrimas y simplemente caí y lloré. Los coches empezaron a tocar el claxon y una chica de cabello corto y café claro me ayudó a pararme, me acompañó a una cafetería y me dejó ahí después de decir "Mejórate, sé que lo arreglarán".

First Love | M.Y.GDonde viven las historias. Descúbrelo ahora