Hora De Una Charla Entre Hermanos

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Lincoln estacionó el auto afuera de una gran casa en los barrios altos de Great Lakes City. Un lugar parecido a Vinewood Hills pero sin rampas perfectamente colocadas en las calles, vió la casa de Lynn, una muy grande, blanca, con rejas enormes y un gran jardín frontal.

— Aquí es- Dijo Lincoln suspirando.

— Te veo nervioso- Dijo Ronnie Anne.

— Si, pasa siempre que tengo que enfrentar a la hermana más agresiva y rencorosa que tengo. Nada raro- Dijo el peliblanco con un toque de ironía.

— Lo sé, pero mira, confío en que harás esto bien, es lo más difícil, pero te he visto enfrentar muchas cosas. Es el último esfuerzo, puedes hacerlo amor- Dijo la latina dándole un beso en la mejilla. Lincoln sonrió, acarició la panza de Ronnie, ya estaba en un punto en el que se estaba volviendo notable el bulto, volvió a besarla y salió del auto confiado.

Caminó hasta la cabina del guardia, era un caballero anciano de pelo blanco y bigote, que estaba tomando un pequeño descanso. Lincoln golpeó tres veces la ventana de manera suave, haciendo que el guardia anciano se despertara de golpe.

— ¡Ah!... Oh, buenas tardes señor, e podría decir su nombre e intenciones- Dijo el señor.

— Bueno mi nombre es Lincoln Loud, vengo a hablar con la señorita Lynn Loud- Dijo el peliblanco menor.

— Oh... Así que usted es el Lincoln Loud del que hablaba antes la señorita Loud. Creo que le vendría bien una charla, deja que abra el portón- Dijo el señor, presionando un botón para abrir el susodicho, ahora Lincoln tenía el camino en frente para no volver atrás.

— Se lo agradezco señor... Stan Lee- Dijo Lincoln leyendo la etiqueta de su uniforme.

— No hay de qué señor Loud- Dijo Stan, Lincoln caminó dentro de la propiedad mientras Stan Lee volvía a sentarse en su silla, este volteó al espectador y con una sonrisa habló.

— ¿Qué?, No me importa si es un fic cualquiera, ¡Adoro los cameos!, ¡EXCELSIOR!- Dijo Stan Lee antes de volver descansar en su solemne paz.






Mientras tanto, Lincoln se sentía pequeño al ver esa gran mansión en la que vivía Lynn, aunque no se sorprendía al saber que a los futbolistas les pagan sueldos millonarios simplemente por cagar en el baño del club. O al menos así funcionaban clubes como Barcelona, Real Madrid, Manchester City, Juventus o Chelsea, Lincoln subió las escaleras del pórtico con suelo hecho de cerámica.

Acto seguido, tocó el timbre que tenía la música del himno de la UEFA Champions League pero en campanas, hay que admitirlo, la tonada es pegajosa. Lincoln esperó la golpiza, volteó a ver cómo estaba su esposa y en su lugar vió un jardín bonito con un verde brillante y un campo de flores bien cuidado. Hacia ver su casa en California como una cabaña de rednecks incestuosos.


— Así que... Decidiste mostrar tu jeta después de cinco años, ¿No?- Dijo una voz ruda que sorprendió a Lincoln, detrás suyo había una chica castaña con una coleta, una camisa de tirantes color carmesí, un shorts de buzo del mismo color y zapatillas negras. Con una mirada seria ante el peliblanco.


— Hola Lynn- Se limitó a responder.

— ¿Que es lo que quieres?- Dijo ella.

— Yo... Quiero hablar contigo- Respondió.

— ¿Hablar?, Yo no tengo nada de que hablar contigo, ¿Vienes cinco años después de que nadie supiera de ti y esperas a que hablemos aquí y ahora?. Yo no soy de un perdón tan fácil como el de las demás- Dijo Lynn intensificando el tono de su voz.


Matrimonio CamufladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora