XXVIII I MMXIX
El siguiente puñado de intentos terminó con los mismos resultados. Comenzaba a creer que el universo estaba jugando de manera sucia, primero; en mi cabeza lo único que existía todo el día eran aquellos dos niños, segundo; cada que intentaba extender mi ayuda de alguna manera, algo salía irremediablemente mal.
El día anterior los había visto en la avenida contraria, el anterior a ese el semáforo me había tocado muchos autos atrás y cuando el verde se colocó los niños no se habían acercado hasta mí todavía, y si continuaba narrando los acontecimientos durante la semana que había concluido, eran uno igual de desastroso que el otro.
Sin embargo, al cerrar los ojos durante la noche y encontrarme con aquellos ojos negros, profundos y sin fin continuaba atormentándome, cada día peor que el anterior. ¿Y no era ridículo? Era probable que el chico ni siquiera hubiera estado mirándome a mí, simplemente había sido una coincidencia que continuaba taladrándome el cerebro sin descanso.
¿Qué tanto poder podía tener una persona con su mirada? ¿Realmente era aquello por el pretexto a mí mismo de querer ayudarlos para tratar de sentirme mejor persona durante las próximas dos semanas?
Para una persona promedio que vive en una de las ciudades más importantes del mundo, una fiesta por fin de semana es un mínimo de requisito puesto al gran repertorio de personas importantes e influyentes que seguramente conoces, sin embargo, no era mi caso; las invitaciones las tenía y pese a ello me encontraba denegando todas y cada una de ellas, pero ¿escapar de Kim Hanbin un sábado a la noche por casi tercera ocasión? Parecía un delito.
Intentando enfocar correctamente mi quinto vaso de whisky llevé la copa de cristal hasta mis labios dejándome embriagar por el sabor. Las luces del lugar comenzaban a darme vueltas, el sonido ensordecedor de la música se disipaba como un mal juego en mi cabeza mientras intentaba prestar atención a la conversación que dirigía mi amigo.
¿Era esto lo que necesitaba para sentirme menos culpable? Y, de cualquier forma, ¿Por qué necesitaba sentirme menos culpable por no dar limosna a un par de niños? ¿Eso cuando ha detenido al universo? ¿Qué es lo que estaba sintiendo en ese momento realmente? Todo aquello no merecía tener sentido.
Sin embargo, mi corazón se mantenía firme a encogerse ante el recuerdo de cierto chico con ojos profundamente negros y cabellos azabaches.
Era un destino incierto y raro el que nos esperaba, eso era cierto, pero, jamás creí que mi destino se encontraba a unos días de mi vida.
El lunes siguiente, decidí ponerle fin a todo. Era un problema constante no concentrarme a ninguna hora del día por pensar demasiado. El clima era una especie de burla inclusive para mí mismo, ¿era otra de las señales del destino? La húmeda briza que amenazaba con desatar la lluvia de las nubes grises que adornaban en cielo, parecían perfectas para una nueva historia de amor.
Quién pensaría que esa historia de amor sería la mía.
Aparcando unas cuadras antes de la avenida principal -misma que se había convertido en mi habitual ruta de regreso a casa-, descendí del auto y caminé, encararía el problema de frente, sin dejar cabos sueltos y terminar con todo aquello de una buena vez.
Crucé la avenida hasta el camellón donde encontré a ambos chicos sin mucho esfuerzo. De pronto, sentí como si mi corazón se sintiera acelerado sin ningún motivo, me quedé paralizado. ¿Qué se suponía debía hacer ahora? ¿Acercarme y darles en las manos un par de monedas, luego regresarme por dónde vine? ¿No sería bastante extraño?
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él
Short Story[ junhwan ] ❝la vida era un karma constante, y [él] estaba destinado a ser el mío.❞ junhwan yaoi ; drama ; angst. 〔luego de la muerte de sus padres, superando todos y cada uno de los obstáculos impuestos por la vida, logrando ser columnista en una d...