él

Ⅳ

XI II MMXIX

               Una presión se extiende por cada rincón de mi cuerpo mientras intento ignorar cualquier impulso de hacer lo que estaba planeando hacer. La discusión con Hanbin al percatarse de mi mirada perdida, la cual terminó en el mismo resultado y con la condicionante de que lo único que podía hacer para ayudar era reportar el problema y no involucrarme, sinceramente ¿estaba preocupándose él?

Mientras la mirada de ambos chicos me mantenía despierto durante las noches, durante el día eran los pensamientos de culpa por haber dejado tanto tiempo a ambos chicos lo que aparecía todo el tiempo en mi campo visual, intentaba recordar las palabras de Hanbin y hacer lo correcto, seguramente si reportaba el problema sería mucho más fácil.

Sin embargo, no lo era, y no lo sería.

No estaba seguro cuanto había pasado desde la última vez que fui a verlos a ambos, sin poder más con ello, el día que ocurrió lo del centro comercial, decidí pasar por la misma avenida que había estado evitando -por recomendación de Hanbin- para cerciorarme que ambos chicos continuaban bien.

Lo hacían, y me rompió aún más el corazón mirar las condiciones que una semana había traído para ellos.

La indiferencia de las personas comenzaba a enfermarme ¿y qué era lo que podía ganar ahora? ¿Qué diferencia haría recriminando a cada uno de los residentes en Nueva York?

Las palabras de Hanbin recriminaban mi subconsciente mientras tenía una pelea interna con lo que estaba sintiendo en ese momento, necesitaba sacarlo y terminar con ello de una vez; estaba terminando conmigo.

               Golpeando fuertemente mi lapicera contra el cristal del escritorio, esperaba pacientemente por que las manecillas del reloj avanzaran lo suficientemente rápido para poder abandonar la oficina por el día, necesitaba terminar con aquello, no lograba concentrarme con las notas que debía evaluar y aprobar antes de ser integradas en la revista y estaba volviéndome loco por la cantidad de trabajo acumulado.

Apagando rápidamente mi computadora, terminé de acomodar el resto de los papeles esparcidos en el escritorio, tomé la mochila con mi laptop y salí de mi oficina pasando entre los cubículos hasta el elevador.

Mi corazón latía aceleradamente cuando logré aparcar el auto, respiro pesadamente con toda aquella frustración que he querido soltar durante el resto de la semana que pasaba. Es algo totalmente estúpido viéndolo de este modo, el que deje mi vida afectar por dos simples chicos que no conozco.

Sin embargo, el destino estaba burlándose de mí en mi rostro.

El color anaranjado dibujando el cielo sobre mí era un cliché junto con el resto de mi vida en estos momentos. Porque estaba dejando que el destino decidiera sobre mi vida y dejándome arrastrar hasta un cliché perfecto.

Entre los mismos arbustos, dónde usualmente me encontraba con Yejin, la miré desde lejos siendo un ovillo contra sus piernas mientras temblaba fuertemente, intentando ser consolada por su hermano mayor, quién tomaba sus hombros contra sus brazos lo suficientemente fuerte para notarlo desde la distancia en la que me encontraba.

Caminé lentamente, intentando pasar desapercibido hasta encontrarme frente a ellos, sin embargo, el ruido de la ciudad habría roto cualquier ambientación cliché en el momento porque no era una historia de cuentos de hadas, ni una historia de amor diseñada para un felices para siempre.

Yejin me vio a lo lejos y, separándose de Junhoe corrió hasta mí, fundiéndose en un abrazo inmediato; haciéndome temblar. ¿Qué era lo que estaba sucediendo?

Alzando la mirada, me encontré con el chico cuyos ojos habían cortado la respiración en mis sueños durante los pasados días; buscaba una explicación ante lo que estaba sucediendo, sin embargo, y como siempre, sólo obtuve una mirada sin fondo antes de ocultarse detrás de su capucha negra.

Mi corazón dolió, las marcas debajo de los ojos del pelinegro se volvían cada vez más obscuras, sin mencionar sus pómulos hundidos y un rasguñó cerca de su mandíbula. Yejin tembló una vez más bajo mis brazos antes de separarse completamente.

—Lo siento... — Susurró apenas audible. Ella no lucia mucho mejor que Junhoe, sin embargo, aún podía ver algo en sus ojos, tristeza, desilusión.

—¿Ocurrió algo? — Cuestioné preocupado ante la mirada de Junhoe sobre nosotros desde lo lejos.

La menor negó tímidamente. ¿Cuándo habíamos llegado a este punto en la relación luego de casi dos semanas sin vernos?

—Sólo... no hemos comido bien durante los últimos días y... — Mordió su labio inferior en un intento de recriminarse por lo revelado, logrando que mi pecho doliera instantáneamente.

—¿Están bien? — Murmuré aterrado.

¿Cómo era no poder comer bien durante días contra tu voluntad?

Nos alejamos lentamente, mientras era guiado por la chica hasta un rincón en el camellón donde los arbustos eran más altos y podíamos sentarnos con un poco de privacidad.

Yejin negó lentamente antes de notar la mirada penetrante que le dedicó su hermano para asentir en un movimiento rápido intentando pasar desapercibida. Sin embargo, no lo hizo.

Mi corazón vibraba dentro de mi cuerpo, enviando punzadas al resto de mi cuerpo con una sensación extraña que dejaba el proceso, dejándome aturdido. Mi mente dejó de pensar cuando mis ojos se encontraron con los de él y me atraparon.

Cuando mi corazón se acompasó al ritmo de los segundos y el tiempo se detuvo alrededor, con su profundidad llevándome hasta el abismo dentro de mi cabeza y abandonándome sin retorno con el sentimiento de nada que acompañaba su mirada.

Cuando él, jodió cada parte de mí.

-KJH.

J|K|B

Hihi~ ¿Cómo estáááán?~~

Ojalá hayan tenido una semana mucho menos agetreada que la mia :z

Volviendo al capítulo(??), poco a poco se irá mostrando el horror que se vive en las calles y como las personas lo sobre-llevan. No soy un experto en el caso, simplemente he investigado un poco :c

La historia de June y YeJin no será contada por este medio, dado a que es Jinan quién narra, pero entenderán que está pasando y porqué la historia está siendo narrada así, si no es qué ya tienen una idea(?)