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IV III MMXIX

               Me había equivocado.

Todo lo que creí que había aprendido de la vida estaba siendo burlado durante estos momentos. La vida comenzaba a cobrar sentido frente a mis ojos mientras dejaba que aquel problema me envolviera lentamente y se fundiera conmigo, volviéndolo mi problema.

Había aprendido que, durante las noches la conciencia era mucho más fuerte que cualquier otro sentido de voluntad que existiera dentro de uno mismo, sin importar las circunstancias. Porque actualmente, mi vida se estaba convirtiendo en juego de película, sin siquiera ser parte de ella.

Caminé de un lado a otro durante toda la noche, pensando en lo que había ocurrido después de sugerir llevarlos a vivir a mi departamento, ¿realmente estaba consciente del peligro en el que podía estarme metiendo? Era poco probable.

Mirando sobre el cristal de mi oficina, mismo que daba a la grandiosa vista de lo que era Nueva York, me sentí completamente vacío por primera vez en mi vida. Aquella grandiosa ciudad, misma donde los sueños se volvían realidad, era la verdadera mascara de un monstruo que te devoraba cuando podía.

Y me estaba devorando.

Amar a Koo Junhoe fue mucho más fácil de lo que creí.

Y la vida me lo arrebato con la misma facilidad.

               Las siguientes semanas luego de mi impulsiva invitación, los hermanos Koo se volvieron mucho más confidentes acerca de todo lo que se refería a ellos mismos, y estaba seguro que el pelinegro tenía todo que ver en ello.

Pensé seriamente en sí Junhoe podía ser mayor a lo que Yejin me había dicho, él realmente era terco y parecía mantener bajo control las cosas.

Deseé haberme equivocado.

La pelinegra intentaba restar importancia a los acontecimientos pasados y evitó cualquier indicio de lo que había comentado con anterioridad, cosa que agradecí, ya que inclusive yo, me sentía descolocado ante la idea descabellada. Sin embargo, Junhoe pareció resentirlo de una manera mucho mayor, evitando completamente el contacto visual que se había vuelto habitual entre ambos. Él realmente estaba alejándose lo más que podía, evitando completamente mi presencia y únicamente supervisando a su hermana desde lo lejos.

Y estaba intentando descifrar que era aquella decepción que crecía fuertemente dentro de mi pecho ante aquello. La atención que Junhoe brindó durante las semanas anteriores había sido tan nula y tan distante que lo único que había compartido con el chico habían sido un par de palabras hostiles y miradas con una profundidad que no sabía interpretar hasta el momento. ¿Eran aquellas miradas indescifrables las que intentaba mi corazón regresar?

Los sentimientos me inundaban como últimamente y estaba volviéndome un desastre mientras me ahogaba junto con ellos. Porque la capacidad para mi cerebro de procesar todas las cosas que estaba sintiendo recientemente estaban creando un verdadero conflicto con mi lado sensible -mismo que creí haber enterrado junto con mis padres-, y mi razón.

La ultima tarde que lo vi, su mirada se encontraba más perdida de lo usual, sus mejillas golpeaban contra sus pómulos y el color negro debajo de sus orbes mostraba un rostro completamente cansado y roto.

Mientras charlaba con Yejin sobre un tema particularmente irrelevante, discretamente lo miraba, mientras mi corazón contaba cada gota de sangre que pasaba por las arterias y el dolor que reflejaba su mirada mientras se frotaba las muñecas duramente, los vi. Y lo vi a él también.

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