✠ Capítulo Once ✠

443 70 21
                                    

Tamaki últimamente comenzaba a hacer lo mismo todos los días. Se quedaba de pie frente al camino que lo llevaría directamente a la ciudad, observando con una duda inquietante la distancia que lo separaba de él; le resultaría muy fácil comenzar a avanzar, aunque fuera despacio con sus emociones acrecentando a cada paso que diera.

Pero no. Amajiki siempre se devolvía y con un peso en el pecho retrocedía para regresar a la guarida, sabiendo que ya no valdría la pena acercarse a la persona amada otra vez.

Cuánto deseaba que la fuerza del destino le diese un pequeño descanso, que le hiciera olvidar todo lo que vivió junto con Mirio para siempre; otorgarle la oportunidad para continuar con la vida que hasta hace unos días llevaba.

Un día cualquiera, tratando de buscar algo con lo cual lograr distraerse, se encontró a su superior bastante intranquilo, caminando de un lado a otro y visiblemente cabreado.

─Bakugou?─intentó llamar su atención, recibiendo una mirada fulminante en respuesta─. Qué pasa? ocurrió algo?

─Es... Kirishima─de pronto ese muro de acero que se impuso el ojirubí para ocultar sus emociones, acabó derrumbándose al no poder soportar más la presión─. Hace una semana que salió a buscar comida a la ciudad y todavía no ha vuelto, y tampoco nadie lo ha visto o siquiera saben algo de él.

─Una semana?!─exclamó el azabache. Tan absorto estaba en sus pensamientos y tristezas que ni siquiera notó la ausencia del pelirrojo por los alrededores?

─Tengo miedo, sabes?... ─soltó Katsuki de repente, sorprendiendo a Tamaki─. Miedo de que le pudiese haber pasado algo... o en el peor de los casos, que los humanos...

─No digas eso!─le interrumpió Amajiki de golpe, sabiendo que su superior entraría en un estado de cólera si se ponía a pensar de más─. Kirishima sabe defenderse solo, es alguien fuerte y lo sabes mejor que nadie─lo había dicho con un deje de duda en su voz, uno que el ojirubí no pudo ignorar─ seguramente deberíamos esperarlo, siendo lo más razonable...

─Tengo un mal presentimiento, Tamaki─en ese momento, la voz de Bakugou pasó de oírse ansiosa a una frívola, a la vez en que su expresión se ensombrecía─. Yo sé cuando Kirishima está en peligro, pero realmente quería creer que estaría bien yendo solo a la ciudad...

─No estarás pensando en...?─era en vano preguntárselo, porque la expresión del rubio ceniza se lo decía a gritos─. De acuerdo, no me voy a oponer a tu decisión, tan solo... déjame ir contigo.

─A la ciudad? acaso enloqueciste? sabes que tú no puedes volver allá!─le recordó Bakugou, que a pesar de estar a punto de perder los estribos, aún tenía en mente la situación actual del otro.

─Mis problemas son los que menos importan ahora! Kirishima significa mucho para mí, y al igual que tú, no pienso quedarme aquí sentado y de brazos cruzados esperando a que ocurra un milagro y que vuelva!─le respondió Tamaki empezando a ponerse nervioso, mas por dentro sintiéndose más que dispuesto por ir a salvar a quien consideraba su familia─. Tampoco te dejaré ir solo, por muy fuerte que seas. Lo salvaremos, sí? pero juntos!

Bakugou lo observó detenidamente por unos segundos, hasta que luego de negar para sí mismo, le hizo un gesto para que lo siguiera, dándole así luz verde para ir a la ciudad. Los dos corrían velozmente, uno con el alma en un hilo mientras que el otro sólo pensaba en el bienestar del pelirrojo; nada más les importaba en ese entonces, nada les impediría traer de vuelta con vida a Kirishima, lo harían sin armar un escándalo...

O así hubiera tenido que ser sino fuera por lo que ambos vampiros vieron a unos cuántos metros de distancia tras mezclarse entre la multitud; un gran grupo de personas formaban un círculo en torno a lo que parecía ser un fierro de largos centímetros de altura, creado especialmente para crucificar a los de condición inmortal. Y como la cereza del pastel, atado a éste se encontraba el vampiro de cabello llamativamente rojo, desvaneciéndose poco a poco en un sinfín de dolor ardiente, pulverizando su pálida piel.

Eternally Yours | MiriTamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora