✠ Capítulo Tres ✠

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Tamaki se encontraba estático enfrente del doctor a cargo del desconocido que salvó. Las preguntas de si era su familiar, amigo o conocido y de si es que había sido testigo de lo ocurrido lo habían dejado fatigado; había perdido la facilidad de hablar con las personas hace mucho tiempo.

─No soy nada de él─dijo sin dudar─. Sólo vi el momento en que se desplomó en el suelo y poco después me percaté de su herida. No sé quién lo hizo, ni qué sucedió antes de encontrarlo.

─Debe sentirse feliz de saberse salvador de una vida, joven─le felicitó el hombre, anotando unas cuantas cosas en su portapapeles.

─Sólo tuvo una suerte excepcional, eso es todo─contrapuso el azabache con algo de desinterés, preguntándose una vez más para sus adentros por qué seguía ahí; por qué se mantenía esperando por alguien que no conocía debido a ese presentimiento?

─Puede que el paciente no tenga familiares en esta ciudad, y no sabemos nada de él más que su nombre─continuó diciéndole el doctor─. Sería recomendable que usted se quedara aquí, joven, incluso si no lo conoce.

─Y cuánto más se tardará en despertar?─le cuestionó Amajiki, con la impaciencia filtrándose entre líneas.

─Dentro de una hora debería desaparecer el efecto de la anestesia, y cuando eso pase lo llamarán para que entre a verlo─le informó el hombre.

─...Gracias─aquella palabra era vacía para Amajiki, al igual que esa situación y su presencia en ese lugar.

Al quedar solo nuevamente, le sorprendió que su piel puramente pálida no llamara la atención de las personas que pasaban por el pasillo, y más al estar todos alertados por la presencia de vampiros en la zona.

Cansado ya de esperar, Amajiki emprendió la marcha hacia su guarida, y por poco lo logra sino fuera por la enfermera que lo detuvo diciéndole que el paciente ya había despertado. Ante ello chasqueó la lengua, y resignado junto con su mente en blanco entró en la habitación.

La manera en la que lucía todo a su alrededor era bastante particular ante sus ojos. Ahora los hospitales tenían una tecnología mucho más avanzada para tratar a los heridos o enfermos, utilizando rayos X y todo eso. Se permitió divagar por unos segundos hasta que su mirada recayó en el chico acostado sobre aquella cama ortopédica.

Amajiki no tenía intenciones de hablarle o preguntarle cómo se sentía, ya que no era nada para él; tan solo dejaría que el joven hablara y luego se iría.

─Fuiste tú... quién me salvó?─el chico de orbes azules lo miró finalmente.

Un asentimiento de cabeza obtuvo como respuesta, para luego hacer memoria de lo ocurrido y recordar a quien lo dejó en semejante estado grave; Tamaki lo observaba de reojo, para enseguida aproximarse lentamente hacia la puerta.

─Por qué lo hiciste?─volvió a preguntarle el chico a sus espaldas─. Fácilmente pudiste dejarme allí, moribundo.

"Sí, fácilmente pude haberte dado el golpe de gracia" iba a responderle Tamaki, recordando a último momento lo comprometedor de aquella información.

─Mi intención no era recogerte, pero cuando te oí decir que no querías morir...

─Gracias... por salvarme─le agradeció el joven reincorporándose lo suficiente, para luego mostrarle media sonrisa─. Creo que estoy en deuda contigo.

─No tienes que devolverme el favor─"aunque tu sangre sería un buen pago"─. Además, si no hubieras hablado, te hubiese dado por muerto sin más.

─Aunque intentes sonar egoísta conmigo, nada dejará de hacer que me sienta agradecido contigo─le dijo aquel chico con simpleza, llamando brevemente la atención del azabache.

─Siendo así, no tengo nada más que hacer aquí─y con ello, Amajiki colocó su mano en el pomo de la puerta, mas la persona a unos cuántos centímetros suyo volvió a detenerlo.

─Al menos... puedo saber tu nombre? el mío es Togata Mirio.

─Amajiki Tamaki─respondió el azabache sin voltear a mirarlo, para luego abrir de una vez por todas la puerta y abandonar el lugar.

Después de mucho tiempo el vampiro había salvado a una persona, y quería creer que con eso sería suficiente para silenciar a esa voz en su cabeza que le recordaba en situaciones extremas lo que había hecho mal.

No tenía idea de lo que sería de ese chico, Mirio... y aunque no debía de importarle en lo absoluto, ese presentimiento lo tenía inquieto de sobremanera; por qué se estaba sintiendo tan extraño? como si de pronto las reacciones de su cuerpo le recordasen que estaba dejando algo muy importante atrás...

Un vampiro podía sentirse así?

Cuando Tamaki ya se hubo encontrado en las profundidades del bosque, se sintió un poco más tranquilo, protegido y acogido por su verdadera familia; no sabía si es que Bakugou habría vuelto ya de su misión, mas nada le impediría reprocharle hasta el cansancio por haberlo dejado sin su alimento diario.


Cuando Tamaki ya se hubo encontrado en las profundidades del bosque, se sintió un poco más tranquilo, protegido y acogido por su verdadera familia; no sabía si es que Bakugou habría vuelto ya de su misión, mas nada le impediría reprocharle hasta e...

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Eternally Yours | MiriTamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora