✠ E℘íℒℴջℴ Uทℴ ✠

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Tamaki lo observaba desde la distancia en compañía de Kirishima.

Mirio había tenido que seguirle el paso a Bakugou sin rechistar, dándole a entender de una manera muy "bonita" que debía pasar por una prueba si ahora quería formar parte de la familia.

El azabache no le dio ninguna pista acerca de ello cuando llegaron hasta la guarida el día anterior, pensó que sólo bastaría con ser convertido en vampiro y ya.

─Estoy seguro de que con él lo comprenderás mejor─le había dicho Amajiki al momento de despedirlo, con una mirada que en primera instancia no pudo descifrar.

Algo inseguro Mirio solo asintió en ese instante, creyendo que no se trataría de nada malo, que todo iría bien.

Durante el trayecto, Bakugou iba por delante suyo, en silencio y sin anticiparle nada con respecto a la famosa prueba.

─Entonces eras tú─Mirio rompió aquel silencio, con la mirada gacha.

─Siempre tengo que ser yo─le respondió Katsuki, aún dándole la espalda─. A pesar de ser un vampiro, Tamaki sigue siendo un niño para resolver sus problemas.

─Pero lo hiciste por él, ya que si no hubieses llegado segundos antes...

─De todas formas ya estás muerto─Bakugou le restó importancia, esta vez deteniéndose y dirigiéndole la mirada─. Honestamente, Tamaki tendría que encargarse de esta prueba y no yo, pero como te tiene demasiado afecto, seguro se hubiera ablandado y desistido de llevarla a cabo.

─Al menos podrías decirme de qué va? para prepararme tal vez.

─Sólo sígueme, no falta mucho para llegar─y con ello ambos continuaron caminando, desviándose de la ruta que les llevaba a la ciudad y yendo directamente hacia el sur.

"Tamaki no tuvo el valor de venir?" se cuestionó Mirio, pensando que tal vez hubiera sido más fácil si él hubiese venido en lugar del rubio ceniza.

─Aquí es─le sacó Katsuki de sus pensamientos, estando quieto al pie de una montaña e indicándole con el dedo índice hacia cierto lugar.

Confundido Mirio se acercó hasta el borde para ver qué era lo que le señalaba, y al momento en que sus ojos dieron con un pequeño pueblo oculto entre las montañas, sintió que tanto el estómago como la garganta se le cerraban; no era demasiado ingenuo o estúpido como para no entender el por qué estaban precisamente ahí, y con qué propósito además.

─...Es una broma, verdad?─le preguntó Mirio en un hilo de voz, retrocediendo unos pocos pasos.

─Tamaki no te podrá alimentar por toda la eternidad, sabes?─contrapuso Bakugou, sosteniéndolo bruscamente por el antebrazo─. Acaso no estás enamorado de él? pues entonces ahora demuéstralo.

Mirio le sostuvo la mirada por unos cuantos segundos, hasta que la devolvió hacia aquel pueblo, pudiéndose vislumbrar desde esa altura a alguna que otra persona andando por los patios o por las calles. El rojo en sus ojos comenzaba a brillar por primera vez con intensidad, desprendiendo el ansia de la sangre fresca que tenía puesta enfrente de sí; tragó seco, llevándose ambas manos al rostro para hacer de cuenta que nada había allí.

─Andando─le ordenó Katsuki, guiándolo por un camino accesible desde uno de los extremos de la montaña.

Mirio temblaba de pies a cabeza con cada paso que daba, estando cada vez más cerca del objetivo. Luego de llegar a tierra firme, los dos se escabulleron entre unos arbustos, observando tanto a familias como a personas solitarias ir de aquí para allá, sin tener idea de la amenaza que se cernía a pocos metros de ellos.

Eternally Yours | MiriTamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora