🔰Capítulo 7: Traidor🔰

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🔰Nathalie🔰

Una vez, una prima lejana me dijo: cuando pase algo a tu alrededor que impacte tu vida, es porque las cosas van a girar entorno a él, a ese momento que te va a cambiar la vida sin que puedas impedirlo, porque querida, hasta la vida más aburrida pasa por un escandalo. 

Y si, es cierto, mi vida no es que sea aburrida, pero está girando alrededor de un escandalo llamado Matias y es mucho peor que eso. Tuve un incomodo día y esto es lo que pasa al llegar y querer estar en paz; Matias y su maldita música.

—Lo voy a matar Sophia, te lo juro— comento segura mientras subimos las escaleras—. Espera en la habitación, vuelvo en seguida.

—Está bien, solo ten cuidado— me responde antes de irse a mi habitación. 

Camino con rapidez hacia la habitación de Matias mientras me pellizco las manos por los nervios. Tampoco es que me guste entrar a la habitación de un chico sin siquiera saber que diablos hace. Es inoportuno y arriesgado.

Abro la puerta con mi indecencia y enojo. No lo veo por parte, al parecer está dándose un baño. —Que conveniente, es bueno que te quites la suciedad de encima, Matias— susurro con una severa diversión. 

Camino hacia las bocinas y desconecto todo; admito que hacer esto es un tanto satisfactorio pero al voltear y encontrarme con la mirada confundida de Matias me da mucho más que gusto el haberle apagado el dispositivo. 

Está en toalla y su pecho está al desnudo.

—¿Qué haces acá? —¿en serio me pregunta eso?

—¿Qué no vez que tienes la música demasiada alta para ser normal? —ya hasta me duele la cabeza.

—No, tú la acabas de apagar.— camina hacia su armario como si nada— Además, la música se escucha, no se ve— que cínico.

—Si... como quieras señor profesor, se escucha, SE ESCUCHA, pero no tan alta para matar a los demás. Porque eso es lo que quieres; matarme. 

Oigo que ríe, y mientras, me da la espalda dejándome ver su definida espalda. Lanza una camiseta hacia su cama y después pasa a mirarme con una sonrisa.

—No te has muerto, ¿o sí? —no, pero ya casi. Joder, no sé que hago aquí todavía.

—No la vuelvas a subir— me cruzo de brazos—. Si no quieres problemas.

—¿Ah sí? —se acerca lentamente— Y, ¿cómo cuales problemas?

—Pues...— que imbécil soy, no puedo pelear con él porque me lleva cuerpo y altura, además es muy fuerte y de alguna manera extraña me incomoda— tú...

—¿Tu qué? —está tan cerca que hasta puedo sentir su respiración, sin mentirles, hasta me he volteado un poco para no quedar cara a cara con él— Vamos.

¿Por qué pega su rostro a mi? Y ¿por qué lo estoy dejando? Tal vez se siente un poco bien que se acerque así, pero ¡es mi enemigo! Y me está oliendo el pelo. 

—Aléjate.— de un momento pasamos miradas— ¡Aléjate! —se lo digo un poco más fuerte y él solo se queda viéndome a los ojos, ¿qué hago?

No lo quiero tocar, su pecho está al aire libre y me ha encerrado con su brazo derecho. Estoy contra la espada y la pared, rezando para que no se pegue más y con los brazos encogidos de forma defensiva. Maldita sea. 

—No quiero,— ¡ahhh! ¿Es en serio? —no me quiero alejar— ¿estoy escuchando bien o solo es mi mente que anda imaginándose cosas?

—Tienes mal aliento. —miento para que se aleje. Mi comentario lo pone confuso y se aleja revisando su aliento— Así no te vas a dar cuenta del mal aliento que tienes, cariño. —uff.

Aferrarme a ti [Trilogía murderous family I] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora