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–¡Demonios! –Escuche la maldición de Luca seguido de un quejido por tercera vez.

Estábamos de regreso en los dormitorios, era bastante tarde y las luces del corredor estaban apagadas, íbamos a ciegas por el pasillo tratando de llegar a mi habitación, Luca había olvidado su celular y al mío se le había acabado por completo la pila, así ninguno traía algo más para alumbrarnos y por increíble que pareciera, el pasillo estaba realmente a oscuras.

–Te dije que no era necesario que me acompañaras hasta adentro. –Reí levemente.

–Ni hablar, ¿qué tal si te matan en el camino o algo malo te pasa? –Exageró.

–Al único que le ha pasado algo es a ti Luca, te has golpeado como diez veces.

–Por eso mismo he venido, mis golpes y gemidos te avisan por donde no pasar para que no seas tú la golpeada.

Volví a reír. Al fin llegamos a mi habitación, abrí la puerta y la luz iluminó todo el pasillo, giré para ver una última vez a Luca.

–Gracias por traerme, también por el chocolate y por la charla, me divertí.

El asintió.– No tienes que agradecer nada, yo te agradezco a ti.

–¿A mí por qué?

–Por cuidar de mis cosas. –Respondió, aunque parecía que eso no era lo que realmente había querido decir.

Lo observé algo confundida, aún así sonreí y asentí.– No debes agradecerme.

–Aún así, gracias. Ahora debo irme.

–Bien, gracias de nuevo. Por cierto, toma. –Le entregué el portafolio, en todo el camino no lo había soltado.

–Quédatelo y termina de verlo –Iba a negar.–, así tendré otro pretexto para que volvamos a juntarnos.

Sonreí tímida y sentí quedándome con el.– Adiós, Luca.

–Adiós, Vega.

Me sonrió una última vez  y caminó hacia la entrada del edificio, me mantuve en la puerta de mi habitación para mantener la luz y que él pudiera llegar sin más golpes a la salida, antes de salir me guiño un ojo, me despedí agitando mi mano y cerré la puerta.

[...]

–Vega... Vega... Vega... ¡Vega!

Me sobresalte y volteé a ver a Dalton que estaba sentado a un lado mío.– ¿Qué sucede?

–Te estoy llamando desde hace horas, Vee. –Obviamente exageró.

–Lo siento. –Susurre.

Estábamos en clase de Literatura, era la única clase que compartimos.

Estaba sumida en el post-it en mi mano, anoche después de que Luca se fuera me dispuse a seguir viendo sus fotografías, cuando llegue a la última página el post-it estaba pegado con el número telefónico de Luca, llevaba toda la mañana tratando de convencerme de enviarle algún mensaje, tal vez llamarlo o lo que fuera. Ni siquiera paso por mi mente la apuesta y reclamar mi premio, no le había dicho nada a Dalton aún.

El pobre post-it ya estaba arrugado de tanto que había jugado con él en mis manos.

–¿De quién es? –Dalton preguntó.

Observe a Dalton y sonreí.– De Luca.

Dalton se quedó sin palabras.– ¿Conseguiste el numero de Luca?

–Sí –Murmure y voltee a verlo, le sonreí ampliamente.–, también tengo una fotografía con el. ¡Gane la apuesta! –Por fin lo había dicho.

El profesor de literatura nos observó a ambos e hizo un gesto de que nos mantuviéramos en silencio.

Abstracto |+21| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora