Apariencias【SASUSAKU】

Capitulo 4

Bajo por las escaleras y para mi desgracia la madre de Sasuke va al lado contrario. Estamos por cruzar caminos y como es de esperarse ella toma mi brazo.

—¿Que le has hecho hecho a mi hijo?— elevo una ceja confundida.

—¿De que que demonios habla Mikoto?— sus rostro se contrae enfurecida. Tal vez este molesta por mi ignorancia o por que la he llamado Mikoto. No importa, a esa mujer no se le puede tener feliz con nada.

—Mi hijo llega a la mansión con golpes en la cara y cuando a el le ocurre algo así es por tu culpa. Sasuke debió defenderte en algún lado como solía hacerlo en la universidad. No acepta el hecho de que seas una jodida puta.

Mikoto es una maldita víbora una muy astuta.

—Si no quería que Sasuke pasara por eso no debió separarme de Itachi— pero yo no soy mas esa niña inocente que creyó en su falsa amabilidad.

—Hice lo correcto— defiende colérica.

Río ironizada.

—Lo correcto ¿Para quien? ¿Para ti? —Mikoto alza la mano amenazado con golpear mi mejilla.

Cierro los párpados y...

El golpe nunca llega.

—Ya es suficiente madre.

Sasuke sostiene la muñeca de la pelinegra y sonrió.

—Sasuke como pue...— Mikoto aun con las facciones enfurecidas mira atónita al azabache.

—Es mi esposa— y es lo único que responde, suelta su muñeca inexpresivo.

Mikoto es como el, como yo y se que dirá algo para lastimarlo por su falta.

—¿Por que no eres como Itachi?— maldita perra.

Sasuke deja por un instante apreciar su debilidad, no, no quiero verlo así y aunque el cambia rápido esas facciones el daño esta hecho, no, siempre lo ha estado.

—Claro, su disgusto es entendible, Sasuke no es un títere— el azabache me observa inquieto. Nunca lo defendí, ni siquiera contra Itachi pero...

—No voy a permitir...

—No voy a permitir que le hable así a mi esposo Mikoto— pero el no merece mas mierda— Sasuke vámonos, nos espera Naruto.

El no dice nada y baja las escaleras a mi lado. El no merece nada de esto y aun así parece que todos nos esforzamos para romperlo, como ayer en aquella cena, sin embargo no me arrepiento..

Subimos al auto en silencio. Su mirada es fija en el camino, esos ojos profundos cubiertos por un velo triste. A veces añoro esos días en que podía apreciar un poco de su alegría, cuando su amor aun existía.

♣

Sus manos son frías, ese frío que electrifica los sentidos y se tatúan en la piel. Se deslizan bajo mi vestido, acarician mis piernas, deseosas. Nuestras lenguas juguetean.