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Para Jimin seguía siendo extraño aquel lugar, había pasado unas dos horas aproximadamente de su encuentro con Von y, aunque aún seguía teniendo dudas de lo que pasaba a su alrededor, estaba resignado a seguir las reglas de aquel extraño juego en el cual se había metido. Su mirada vagó por toda la habitación hasta dar con una laptop que reposaba encima de una mesa de estudio, con rapidez se levantó de la cama y se dirigió hasta ella, dio gracias a Dios de que al levantar la tapa de esta simplemente se encontrara en modo de descanso y abriera rápidamente, con curiosidad buscó en internet sobre BTS o algo relacionado a ello, pero no había nada.

En aquella realidad BTS realmente no existía.

No dejándose llevar por la primera impresión, entonces decidió que buscaría nombre por nombre a cada uno de sus compañeros. La respuesta había sido exactamente la misma, no existía algún resultado.

— Supongo que realmente estoy solo. — Suspiró sonoramente mientras cerraba todas las ventanas de búsqueda del navegador. Observó nuevamente sin emoción alguna la habitación, no había nada dentro de ella que lo hiciera sentir cómodo o en casa, la habitación estaba pintada de un frío gris y acompañada de una gruesa y larga cortina negra. No había fotos ni posters, todo era tan frío que no lograba discernir qué tipo de persona era en aquella realidad tan distinta a la que recordaba.

Avanzando con paso lento hasta el closet, sacó una ropa deportiva y observó la hora en el pequeño despertador encima de la mesa de noche, apenas marcaban las cinco con cincuenta y seis minutos de la mañana, no reconocía para nada el lugar, pero nada estaba haciendo sentado en aquel lugar mientras un mundo desconocido estaba detrás de las puertas de aquel apartamento, agarrando el teléfono que supuso que sería de él, salió de aquel apartamento y empezó su descenso hacia la salida de aquel edificio. El frió viento de Seúl fue lo primero en saludarle mientras salía a las calles, había poca gente por los alrededores que al igual que él decidieron salir a caminar un rato y ejercitarse. Una risa muy conocida para el castaño llegó hasta él y no pudo evitar sentir un pequeño acelere en su corazón al ver a las dos personas que pasaban al frente de él sin ni siquiera regalarle una mirada.

JungKook y TaeHyung.

Ambos maknaes iban peleando entre ellos mientras jugaban con una pelota pequeña en el piso, ambos se veían tan felices y libres, algo que nunca pudieron tener mientras eran un grupo famoso de idols y en donde tan solo algún acercamiento de ambos hacía que el manager los reprendiera por no comportarse adecuadamente. Disimulando un poco empezó a seguirlos, ambos jóvenes iban seis pasos más delante de él enfrascados en una conversación, Jimin quiso colarse en medio de ellos como siempre había hecho y abrazarlos fuertemente como solía hacer cuando eran un grupo y vivían bajo el mismo techo, pero se aferró al conocimiento de que para ambos, Jimin era un completo desconocido. Tan enfrascado iba en sus pensamientos que no se dio cuenta que ambos menores se habían detenido hasta que chocó con TaeHyung, Jimin se sobresaltó y empezó a pedir disculpas lo más rápido que pudo mientras que TaeHyung negaba divertido

— No hay problema alguno. — Negó el moreno mientras veía al más bajo con un adorable puchero en su rostro. —Bolita de arroz.

— ¿Eh? — El más bajo de todos iba a preguntar a qué se refería con aquel nombre pero el grito enfurecido del pelinegro al lado de ellos lo interrumpió.

¡Hyung! — Exclamó JungKook molesto mientras trataba de que algún poder sobrenatural saliera de sus ojos y pudiera desaparecer al tierno castaño frente a ellos. — ¡Ya deja de coquetear con todo lo que se mueva!

— Deja los celos JungKook-ah. — Rió el moreno. — Nunca te había visto por aquí. — TaeHyung esta vez se dirigió a Jimin. — ¿Eres el nuevo vecino? Soy Taehyung. — Le ofreció la mano y Jimin no tardó mucho en corresponder enlazándola fuertemente con sus pequeñas manos. — Puedes decirme TaeTae. — Le guiñó el ojo divertido y Jimin asintió. Un gruñido molesto se dejó escuchar y TaeHyung rodó los ojos. Soltando el agarre de la mano de Jimin, habló nuevamente. — Este chucho mugroso que ves aquí. — TaeHyung ignoró las quejas del menor y Jimin rió ante la nostalgia que aquel acto le hacía sentir. — Se llama Jungkook, si buscas en algún diccionario la palabra celoso, te saldrá su foto y dirección.

— Soy Jimin, es un gusto conocerlos. — Sonrió aunque muy dentro de él, una pequeña punzada de dolor se hizo presente, él ya los conocía, ya sabía quiénes eran las personas frente a él y había compartido millones de momentos hermosos junto a ellos dos.

— ¿A dónde ibas Jimin-ah? —Preguntó Taehyung poniéndose a su lado y empezando a caminar con naturalidad. Jungkook se situó a su lado izquierdo con una mueca de notable molestia adornando sus facciones. — Nosotros íbamos a vernos con un ogro.

— Taehyung, no hables así de mi hyung. — Negó el menor de los tres mientras iban caminando. — Va a terminar metiendo tu cabeza en el aro de básquet.

— Que lo intente. — Se encogió de hombros restándole importancia. — Jimin-ssi he decidido que vendrás con nosotros, ¿tenías algo más que hacer? — El mencionado negó y con eso fue más que suficiente para que TaeHyung y un muy enojado JungKook lo arrastraran por dos cuadras hasta llegar a una cancha. — Seguro le caerás bien a mis hyung's. —JungKook gruñó molesto ante lo mencionado. — No le hagas caso, es que sabe que le van a quitar su puesto de niño consentido. — Le guiñó divertido mientras Jimin solamente observaba el lugar a su alrededor, se sentía tan extraño estar tan tranquilo sin el miedo de que alguna fan loca estuviera detrás de ellos, sin la presión de actuar perfectamente. Todo se sentía diferente pero a la misma vez, familiar.

— Es un bonito lugar. — Susurró. TaeHyung asintió alegre mientras veía que JungKook se sentaba en las gradas de siempre. Iba a decir algo más pero todo lo que tenía en mente colapsó al ver la persona que hacia entrada en la cancha. JungKook había prácticamente saltado encima del pálido mientras que esté maniobraba para que no cayeran al suelo.

— Ese es el ogro. —Mencionó TaeHyung mientras veía a JungKook saltar nuevamente alrededor del pálido como si de un cachorrito se tratara al ver a su dueño después de mucho tiempo. — Es el hermanastro de JungKook. — Aclaró rápidamente mientras veía que ambos caminaban en dirección a ellos. Jimin seguía callado mientras un mar de sentimientos peleaban dentro de él, quería ir con YoonGi y lanzársele de la misma forma en la cual JungKook lo había hecho, quería abrazarlo y aferrarse a él como un maldito koala, quería besarlo fuertemente hasta perder la consciencia, pero nada de eso era posible porque YoonGi no tenía ni idea de quien era él y de lo que significaba para la vida del castaño.

— Hey. — Saludó el pálido mientras se paraba al frente de ellos. Jimin suspiró sonoramente y por un momento el negro intenso de aquellos ojos gatunos chocó con los almendrados del castaño. — ¿Te conozco?

Y aquella pregunta había roto el corazón de Jimin en miles de pedazos.

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¡Muchas gracias por leer y disculpen la tardanza!

No tengo internet.

*Cries in Venezuelan*

Pide un deseo » YoonMin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora