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— Cree en mí. — Suplicó Jimin mientras veía a su mejor amigo aferrado con su almohada, las lágrimas corrían libremente por su rostro. — Todo eso es mentira, yo nunca... — Titubeó. — Por Dios, Tae. ¡Yo amo a YoonGi! — Exclamó con dolor. — No tengo intenciones de dañar nada entre tú y JungKook.

— ¿Cuantas veces hemos estado en esta misma situación? — Preguntó con la voz rota el menor de ambos mientras se aferraba con más fuerza a la almohada. — ¿P-Por qué? — Preguntó dolido mientras evitaba mirar a su mayor. Jimin negó mientras veía a su mejor amigo en aquella situación. — ¿Por qué nada puede ser más fácil?

— Solo cree en mí. — Volvió a repetir Jimin mientras se sentaba al lado de Taehyung y jugaba con el cabello de éste. — Palabra de mejor amigo.

Taehyung asintió mientras veía un punto fijo en la nada. — Creeré en ti una vez más.

[...]

Jimin suspiró sonoramente. Taehyung tomaba de un vaso de jugo mientras que él tenía un pequeño pastel, la cafetería en donde estaban tenía muy pocas personas a su alrededor.

— Es difícil de explicar. — Comenzó Jimin.

— Lo sé. — Asintió el menor. Jimin frunció el ceño. — No me mires así. — Alzó las manos en forma de rendición mientras veía al castaño. — Tienes una cara difícil de definir y me está creando demasiada ansiedad estar viéndote así.

— Vas a creer que estoy loco. — Rió sin gracia mientras partía el pequeño pastel y de vez en vez, jugaba con los cubiertos. — Un auténtico loco. — negó riendo.

— Podría sí, pero todos tenemos un toque de locura en nuestro ser, ¿sabes? — Le guiñó el ojo divertido. — La gente a mi alrededor piensan que soy extraño, pero no hay nada más extraño que el hecho que sepas mi juramento si apenas nos conocemos escaso un mes. — Se encogió de hombros. — Dime la verdad. — Lo vio fijamente. Jimin tragó en seco ante la seriedad de la mirada del menor. — ¿Eres un agente de la CIA? — Jimin parpadeó confuso ante la pregunta y Taehyung rió escandalosamente por la cara del mayor. — Porque no tengo dinero y tampoco interés en formar parte de esa asociación.

— Vengo de otro tiempo. —Mencionó rápidamente. Taehyung calló ante lo dicho por Jimin. — No pertenezco a la línea temporal en la que estás viviendo. — Taehyung empezó a reír pero cuando vio que Jimin no lo hacía junto con él paró en seco.

— ¿Estás jodiéndome? — Preguntó.

— Éramos buenos amigos. — Susurró. — Mejores amigos. — Corrigió. — Formábamos parte de un grupo musical llamado BTS.

— Yo no canto. — Negó Taehyung.

— Lo haces de maravilla. — Alagó Jimin.

— ¿Qué se supone que haces aquí si no eres de mi línea temporal? —Cuestionó el menor mientras tomaba de su vaso de jugo arrepintiéndose por no haber pedido algo más fuerte. — ¿Qué pasó?

— Las relaciones del mismo sexo están prohibidas en Corea. — Taehyung asintió restándole importancia a lo dicho. — Yo estaba enamorado...

— ¿De mí? — Rió Taehyung. Jimin negó.

— De YoonGi-hyung. — Susurró. Taehyung escuchó en silencio. — Él murió una noche en un accidente automovilístico. — Contó aquello mientras un pequeño nudo de dolor se instalaba en él. — Pasé días solo en mi habitación culpándome a mí mismo de lo que había pasado, nuestra relación se estaba yendo a pique y no sabíamos cómo repararlo sin dañar a terceros, en este caso a la banda.

— ¿Cómo llegaste aquí?

— ¿Conoces a Von? — Preguntó Jimin. Taehyung asintió.

— La diosa del tiempo o limbo. — Susurró dudoso. — Mi abuela dice que debes agradar a su corazón si quieres pedirle algo.

— Ella me trajo bajo sus condiciones, me dijo que tendría la oportunidad de salvar a YoonGi pero antes de eso, ella me mostraría todos y cada uno de mis errores. — Susurró. — ¿Sabes? Dañamos a la gente sin saber. — Comentó sin gracia mientras jugaba con los trozos de pastel. — Durante todo el tiempo que he estado aquí he visto cosas — Mencionó no muy seguro. — Cosas que yo las veía normales pero que habían hecho mierda a YoonGi. — Comentó sin gracia. — Cosas que te hicieron daño a ti.

— ¿A mí por qué? — Cuestionó confundido Taehyung.

— Tú eras pareja de JungKook. — Taehyung prestó atención a lo dicho. — Yo era la pareja de YoonGi, éramos demasiado obvios, tanto tú con Kook y mi persona con YoonGi. — Suspiró. — Los miembros del staff recomendaron que debían alejarnos lo más que pudiéramos, JungKook y yo siempre estábamos juntos y teníamos un grupo de personas que aseguraban que teníamos una relación, las inseguridades por parte de nosotros cuatro empezaron a crecer y poco a poco todo se fue fracturando, tú y yo dejamos de ser los mejores amigos que alguna vez fuimos y YoonGi terminó muerto justo después de haber terminado nuestra relación en medio de un intercambio doloroso de palabras.

— ¿Se suicidó? — Preguntó Taehyung sin tacto alguno.

— No. — Respondió rápidamente Jimin, como si la sola idea lo ofendiera. — Al parecer el carro falló en los frenos y nadie se había dado cuenta de ello, YoonGi tampoco solía conducir mucho. — Susurró.

— Hyung tiene pesadillas a veces. — Comentó Taehyung. — Dice que sueña con una discusión dolorosa. — Jimin palideció ante lo dicho. — Luego todo se pone en blanco y despierta.

— Él murió en la sala de operaciones. — Susurró ido mientras recordaba aquel momento. — Nadie se lo esperaba.

— Mi abuela me dijo que conocería a alguien que cambiaría muchas cosas. — Susurró Taehyung mientras con sus manos tomaba las de Jimin. — Un encuentro de dos realidades distintas y dolorosas, pero con un mismo significado. — Susurró lo mismo que la anciana mujer le había dicho. — Supongo que esa persona eres tú.

— ¿Eso quiere decir que me crees? — Preguntó el mayor con un sabor agridulce en su boca. Taehyung asintió en silencio.

— Puedo ver que no mientes. — Susurró. — Además, tengo una abuela que lee la mano Jimin. — Rió el menor mientras veía la cara del mayor. — Sabía muchas cosas de ti.

— ¿Qué cosas sabes? — Preguntó curioso.

— Que estás en deuda con el destino y que el tiempo se te acaba. — Un escalofrío recorrió su espina dorsal ante lo dicho, a su lado una manzana de un radiante color rojizo calló a sus pies mientras la ya conocida voz de la pelinegra se colaba a su alrededor con un leve tic tac de fondo.

Jimin-ah, el tiempo corre y corre y los pedazos rotos siguen esparcidos en el suelo.

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