Nada es para siempre

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Kevin:

Después de hablar solo me acerque en silencio hasta su cama, vi como sus ojos con un gran esfuerzo se abrieron para verme tenia miedo de tener contacto físico con ella, sin embargo mi mano se acerco tímida pero ágil hacia la suya y la tomo con cuidado, su mano parecía tan frágil como la de un bebé. Me mordí la lengua para no estallar en llantos la idea era no atormentarla en este momento.

Me incline ligeramente hacia ella y lleve mi mano vacía hasta su cabeza y acaricie su cabello mientras la veía y volvía a sentir su aroma, volvía a aferrarme a su ser, volvía a creer que algún día iríamos juntos al parque, volvía sentirme como un niño que solo quería jugar y divertirse con ella como en los mejores sueños que había tenido siendo tan solo un niño de seis años.

Sus ojos seguían igual de celestes como los recordaba pero notaba algo diferente en ella, quizás era la forma como la había tratado la vida pero mi madre no se veía como antes, los años en ella habían pasado de manera brusca y violenta, se notaba porque estoy seguro que aquella mujer que esta acostada ahora en esta camilla de hospital no seria capaz de lastimar a nadie y no porque estuviera en ese estado, si no porque se notaba que había cambiado durante estos largos once años y eso era algo que siempre le reprochare a la vida no darme la posibilidad de disfrutar con ella siendo una mujer consciente de lo que esta bien y lo que no dentro de la crianza de un niño.

-Kevin... -dijo a penas en un hilo de voz mientras intentaba llevar su mano hasta mi cara.

-Mamá...- mi voz era temblorosa al igual que mis movimientos.

-Este ha sido el mejor regalo que he tenido en la vida... estas tan grande, tan guapo y te pareces mucho a tu padre, solo que tu tienes mis ojos -hablaba de manera pausada y a penas podía mantener sus ojos abiertos.

- Gracias mamá...Jamás pensé que nos volveríamos a encontrar en este lugar- solté con intención de mejorar los ánimos pero era imposible el lugar estaba cargado con una energía de amargura eterna.

-Yo sí hijo, yo si -asintió a duras penas y tomo aire antes de seguir hablando- Sabía que no era una buena madre contigo y de una u otra forma tenia que recibir mi castigo por ello, se que hice cosas horribles de las cuales me arrepentiré toda mi vida- sus labios estaban secos y su voz sonaba áspera-Eras, eres y seras lo más importante en mi vida y lo que más he amado - con lo ultimo se quebró y empezó a llorar, esta demás decir que yo también.

-Mamá, no no hablemos de eso ahora no es necesario- dije soltando su mano por una fracción de segundos para limpiar mi nariz con la manga de la camisa, no tenia pañuelos cerca así que esa era la manera mas factible de hacerlo ¿Se imaginan a Dennis en este momento? se volvería loco .

-Es necesario Kevin, estoy muriendo y se que ya no me queda demasiado... estoy cansada solo quiero irme -en ese momento se aferro a mi su mano apretó con fuerza la mía- pero tengo tanto miedo, tanto...

-Mamá por favor no pienses en eso ahora- no sabía que decir ni mucho menos como controlarla y contenerla.

-Escucha... necesito que me perdones, necesito saber que tengo tu perdón... perdóname hijo por todas las cosas malas que hice por todo lo que te hice pasar... se que no tengo perdón de dios por lo que te he hecho pero si tu aceptas mis disculpas estaré en paz conmigo misma- dijo eso y pestañeo de manera tan lenta que me alarme.

-Mamá de verdad Yo no soy quien para juzgar los errores de nadie - le sonreí y espere creerme a mi mismo lo que le estaba diciendo.

-Kevin no, necesito que me digas que me perdonas, quiero escucharlo por favor hijo.

La mire y entre-abrí mi boca entes de seguir hablando, quizás decir "si te perdono" era mas difícil de lo que creía, las cosas de por si no se olvidan aunque tengas toda la disposición de hacerlo si algo te ha marcado lo suficiente en tu vida siempre vuelve y siempre estará ahí contigo aunque tengas toda la disposición de perdonar, no es tan fácil como decir "mañana no iré a clases porque me duele el estomago", no va muchos mas allá de todo y tampoco lo definiría como rencor yo más bien lo llamaría dolor, un constante dolor.

Yo, Kevin Wendell CrumbDonde viven las historias. Descúbrelo ahora