Un secreto a Voces

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Dennis:

Miraba una y otra vez aquella habitación, sus paredes de concreto y esos barrotes que la cubrían de arriba a abajo. La poca luz natural que entraba desde una diminuta ventana me recordaba lo malo y lo incorrecto de mis actos, era una especie de sentencia sin un juicio anterior.

Llevo contando cada segundo desde que entre a este lugar y fácilmente puedo decir que he estado al menos unas tres o cuatro horas aquí o posiblemente mucho más. Poco a poco se escuchaban algunos pájaros cantar y eso solo indicaba que ya estaba amaneciendo

Prefiero en estos momentos estar sentado en el suelo al menos es más blando que aquello que llaman cama, desde que llegué he visto un retrete completamente insalubre en una esquina, que despender con escándalo un sin fin de gérmenes y bacterias que provocaban en mi un intenso dolor de cabeza que no se quitaba con nada, más aún si me ponía a analizar bien lo que estaba pasando realmente y que por una vez en mi vida mi idea de mantener todo bajo control pasaba a segundo plano.

*Flashback*

-¡Arriba las manos, quietos! - un policía de ojos verdes y cabello rubio sostenía una pistola con ambas manos y nos apuntaba a los dos.

-Oficial, le juro que yo no quería hacer nada le prometo que pensé que era mayor de edad - La traidora mujer soltaba con desesperación esas palabras sabiendo que ella era la que más estuvo interesada en hacer algo conmigo- ¡No lo toque, le juro que no paso nada!

En parte tenía razón simplemente habían sido roces que de por si habían encendido mis deseos más ocultos pero no hubo nada... absolutamente nada más. 

-¡Callase! Y  vístase... Están detenidos y todos los que están esta noche en el club, comento el hombre mientras se acercaba a mí y a ella para ponernos a ambos unas esposas -Tienen derecho a guardar silencio y cualquier cosa que puedan decir será utilizada en su contra- sentenció.

Ahora sí que estaba en un enorme lío, primero que todo porque entre a este lugar con una identificación falsa, segundo porque podían llegar a culparme de un delito que ni siquiera había cometido y peor aún que no tenia ni la mas mínima idea de lo que trataba y por último pero no menos importante primera vez en mi vida que sentía vergüenza de lo que estaba haciendo y si Kevin o alguno de los otros llegase a tomar la luz en este momento, era más que claro que mis días estarían contados. 

Apenas me subieron a una patrulla pude reconocer a uno que otro hombre que había visto en el club, todos con una notoria alza de alcohol corriendo por sus venas apenas sabiendo donde estaban parados y es más estaba completamente seguro que más de uno no tenia idea en donde estaba su billetera

La puerta de la furgoneta policial cerro sus puertas y los que estábamos adentro permanecíamos en silencio, nadie habló al menos yo no podía, sentía que con cada palabra que pudiese llegar a soltar uno de los otros se daría cuenta del pánico que se apoderaba de mi.

*¿Que demonios, hiciste Dennis?*

Escuche esa voz en mi cabeza y mi postura mejoro casi por inercia y mis ojos se abrieron un poco más de lo normal al intentar corroborar que seguía a cargo de la luz, trague saliva y junte mis manos en un intento desesperado por aferrarme a la luz ¿me había hablado Barry? ¿Tal vez Patricia? o pero aun ¿Kevin sabia lo que había hecho?, mis pensamientos apuñalaban con fuerza mi consciencia y me restregaba en la cara todo lo malo que habia hecho en menos de diez horas, este sin duda era un récord. 

*Esta es la deshonra mas grande que has cometido, Dennis* 

No habían dudas era Patricia 

-Vete al carajo Patricia- susurre, para que la voz de uno de los tipos que iba conmigo se hiciera presente. 

Yo, Kevin Wendell CrumbDonde viven las historias. Descúbrelo ahora