Capítulo 11

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POV Rebeckah

Abotoné mi blusa y lo miré por el espejo, pensando en el error que estaba cometiendo como una tonta y en lo que me costaría. Siempre era esto, sexo apasionado y maravilloso para acabar con el remordimiento quemándome por dentro.

—Sólo me tienes para esto, ¿cierto? Para tener sexo y desestresarte un poco de vez en cuando.

—Pues sí, y tú lo sabías desde antes—contestó frío sin siquiera mirarme.

—Yo te amo—lo miré con los ojos cristalizados, él sólo alzó la mirada y cruzó nuestras miradas—Les estoy engañando a mis hermanos, a mi familia, y lo hago porque te amo, lo sabes muy bien. ¡Y aún así me tratas como basura!—él se acercó y acarició mi mejilla, después sonrió y tomó algo brusco mi barbilla. 

—Mi linda Rebeckah, yo nunca te obligué a hacerlo

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—Mi linda Rebeckah, yo nunca te obligué a hacerlo. Tú te enamoraraste de mí por estúpida sabiendo que nunca te haría caso de esa forma. No soy capaz de sentir esas cosas y eras plenamente consciente. ¿Creías que tú eras especial? ¿Que cambiarías eso?—hizo un puchero burlándose—Ingenua. Y para que sepas, tu hermano Elijah está tras nuestros pasos. No me sorprendería que él supiera ya de tu traición, y por eso mismo adelanté mis planes—prendió su cigarrillo y le dio una calada observándome con esos ojos inundados de maldad y resentimiento. Sabía que su alma estaba podrida y disfrutaba verme sufrir. Disfrutaba ver a la gente destrozada, tal cual como estaba él.

Sentí cómo mi corazón se volvía a hacer trozos a cámara lenta. Sabía que un día mis hermanos me descubrirían, pero no me quitaba el miedo de perderlos.

Sólo esperaba que me entendieran.

Que entendieran que me había equivocado por amar a un idiota. A un asesino.

•••

POV Elijah

Ajusté mi chaqueta ignorando la mirada inquisitiva de Hayley, pero ella se acercó y se puso en frente acomodando mi corbata. Suspiré y miré al frente dejándome hacer.

—Suéltalo, Elijah—me mantuve impasible y sin responder. Podía sentir su frustración y odiaba tener que ocultarla esto, pero ya era demasiado peligroso. Tomó mi mentón y me hizo mirarla directamente—Elijah Mikaelson, sé que está ocurriendo algo y sabes lo que odio los secretos y mentiras.

—Es Caroline—murmuré tras unos segundos. Ella me miró confusa—La tienen.

—¿A Caroline Forbes? ¿La hija del gran empresario Bill Forbes—asentí—¿Por qué querría llevársela Costa?

Abrí los ojos al escucharla y me enderecé.

—¿Cómo sabes de eso?—cuestioné alarmado sintiendo mis nervios y miedos aflorar. Ella suspiró y se mordió el labio nerviosa.

—Larga historia...

—Tengo tiempo—la corté brusco y cuando evitó mi mirada tomé su mentón—Es momento de que ambos pongamos las cartas en la mesa, Hayley—ella me miró con temor en sus ojos, pero no dudó en asentir levemente.

Contrato con satanás. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora