Capítulo 6

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Esa misma noche pudieron responder a su pregunta sobre su Peter estaba al tanto de la boda de su hija con su antiguo beta. Lo estaba. Él tenía una invitación. Aunque Malia no se había tomado el tiempo de escribir algunas palabras para su padre, cosa que, el castaño, podía apostar a que lo había lastimado un poco.
-Entonces- Stiles comenzó a hablar. No quería poner a sus padres en una situación incomoda pero necesitaba saber si ya habían tomado alguna decisión con respecto a la boda y las invitaciones.
-Iremos- respondió Peter antes de que Stiles siguiera hablando. Su tono era neutral, como si estuviera hablando de algo sin importancia, cosa que no engañaba a ninguno de los adultos presentes en la cena.
-Bien, eso está bien, creo- el castaño no estaba seguro si sus palabras eran ciertas, aunque no lo había admitido en voz alta, él de verdad estaba aterrado que el ambiente de Beacon Hills golpeara la hermosa vida que llevaba ahora.
-Hoy hablé con Melissa, dijo que ya contrató a dos personas para que limpiaran la mansión y así estuviera lista cuando nosotros lleguemos- comentó Noah al ver que su marido y su hijo quedaron en silencio, algo que no era nada bueno en personas como Peter y Stiles, por lo general eran ellos los que le daban vida a todo en la familia.
-Eso es genial, ya quiero ver como quedó- Noah y Peter sonrieron al notar la verdadera emoción en Stiles. Noah por primera vez se dio cuenta en que hizo bien al aceptar que Peter mandara a construir una mansión en Beacon Hills, muy alejada de la antigua mansión Hale, una que fuera de ellos, de su familia, un lugar nuevo donde crear nuevos recuerdos que lograran sacarles sonrisa mucho tiempo después.
-Si, sé que mi dulce bebé va a amar poder correr por el bosque en unos meses- los ojos del castaño brillaban intensamente cada vez que hablaba de su hijo, Theo no estaba muy lejos de él, la quimera dejaba completamente atrás su lado sobrenatural malvado y terminaba por convertirse en un pequeño lobo que jugaba por horas con su cachorro, él literalmente se convertía, sabía que su hijo amaba verlo en su forma de lobo y también como coyote y Theo haría cualquier cosa por ver feliz a su bebé, a su marido y a sus suegros.
La cena pasó entre risas una vez que dejaron de lado el tema de la boda del Alfa de Beacon Hills. Los Stilinski-Hale-Reaken se divertían todos los días cuando les tocaba contar las situaciones más locas, estúpidas, bochornosas e hilarantes que habían vivido o visto durante el día y esa noche no fue la excepción.
Cuando Noah y Peter se marcharon a su hogar, Theo y Stiles subieron a la habitación de Matthy para que el pequeño cachorro pudiera dormir. Como todo buen lobo nacido, el pequeño solo podía quedarse dormido si estaba rodeado por el olor de sus padres o abuelos.
Solo necesitaron estar junto a su bebé unos pocos minutos para que cayera dormido, tenía el sueño profundo por las noches, cosa que los adultos agradecían infinitamente. Cuando el matrimonio volvió a su habitación Theo supo que por fin podía mandar el control a la mierda y rápidamente tomó a Stiles en brazos.
-Te he extrañado tanto hoy- susurró el rubio mientras besaba al castaño.
- ¡Dios! Ni lo digas, me fui tan caliente de aquí hoy que sentí que mataría a alguien si no lograba volver pronto a casa- admitió el humano entre jadeos.
-Sabíamos que podía pasar cuando lo adoptamos- respondió Theo, haciendo referencia a su hijo y el momento pasional que había interrumpido esa misma mañana, el niño por lo general no se levantaba temprano, pero a veces sucedía, como esa mañana, justo cuando ellos deseaban pasar un buen rato, cosa que no pudieron y terminaron tomando una ducha rápida con agua helada y por separado.
-Lo sé- Stiles jadeó más fuerte al sentir los besos que su marido iba dejando por su cuello- sin embargo siempre será la mejor decisión de nuestras vidas- aseguró Stiles mientras luchaba con la maldita remera de Theo.
-Lo es, nuestro cachorro es lo mejor de nuestras vidas, pero no hablemos de él ahora bebé, solo dejame hacerte sentir bien- la quimera siquiera dejó que el humano respondiera. Arrojó al castaño a la cama, sabía que ese tipo de cosas ponían a Stiles muy caliente, dejó que sus ojos sobrenaturales hicieran acto de presencia, resaltando en la oscuridad de la habitación, sus garras también aparecieron, encargándose de la ropa del humano, dejando a Stiles desnudo a los pocos segundos. Ambos hombres tenían las pupilas dilatadas. Sus respiraciones eran pesadas y el olor de la excitación de ambos llenaban la habitación.
La quimera se acostó sobre su marido, besando cada centímetro de la piel del humano, disfrutando del sabor y de los gemidos del hombre que amaba. Stiles fue quien estiró sus manos para poder abrir el cajón de su mesa de noche, con algo de dificultad, los besos de Theo no lo dejaban concentrarse, pudo tomar el pequeño frasco que tenía allí y lo dejó sobre su pecho para que el rubio lo viera. Theo se encargó de preparar a Stiles de forma suave pero rápida, ninguno de los dos podría aguantar mucho más, habían estado esperando ese momento desde la mañana temprano.
El jadeo de Stiles fue todo lo que se escuchó en la habitación cuando Theo entró en él, mientras tanto el rubio se mordía los labios para no dejar escapar un gruñido que podría despertar a toda la ciudad si lo escuchaban. Ninguno de los era capaz de entender como es que, a pesar del tiempo, sin importar si estaban haciendo el amor o simplemente follando duro, se podía sentir tan bien como la primera vez que se entregaron de esa forma tan intima. Aunque ninguno de los dos se quejaba. Amaban sentirse de esa forma.
Las embestidas de Theo no se hicieron esperar, comenzó siendo lento, no quería lastimar a su marido, sin embargo no pudo durar mucho tiempo de esa forma, menos cuando escuchó a Stiles rogar por más. Se besaban de forma brusca, imitando las embestidas del rubio, Stiles solo podía aferrarse a él poniendo sus manos por su espalda, las dejaba caer hasta la cola de Theo mientras gemía y luego volvía a acariciarlo. Cuando la quimera daba en la próstata del humano, Stiles dejaba que sus uñas se clavaran en la espalda o el trasero del rubio, poniéndolo más caliente de esa forma. Como lo habían anticipado, ambos estaban muy calientes y no duraron mucho.
El orgasmo los atravesó como un rayo. La espalda del castaño se arqueo al venirse, sus uñas clavadas en el hombro de su marido, su respiración acelerada y pesada, sus ojos cerrados por el placer, todo eso le daba una vista privilegiada a Theo. Su orgasmo había sido tan intenso como el del humano. Sus garras habían terminado enterradas en el colchón y las sabanas debían ser suplantadas, de nuevo. Sus ojos estaban brillando, haciéndole saber a Stiles que los animales en él estaban muy en la superficie. Eso siempre enorgullecía al castaño, era él quien lograba que la quimera perdiera parte de su control, el placer que sentían era tan intenso que el chico ni siquiera era consciente cuando el lobo o el coyote se hacía presente a través de sus ojos y sus garras, a veces incluso había visto a su marido con los colmillos afuera al correrse. 
-No importa lo que pase allí Theo, yo te amo a ti, a nuestro hijo, soy feliz con la vida que tenemos y nada ni nadie podrá cambiar eso- la quimera abrió los ojos, ni siquiera había notado que los tenía cerrados, estaba demasiando concentrado en las caricias que Stiles dejaba sobre su pecho, sin embargo cuando lo escuchó hablar no pudo evitar ponerse de costado en la cama para poder quedar cara a cara con el humano.
-Lo sé amor, te conozco y también te amo- respondió el rubio luego de unos minutos en silencio, minutos que necesitó para tranquilizarse, calmar los latidos de su corazón y dejar que el nudo en su garganta desapareciera. Él no había dicho absolutamente nada sobre las preguntas que habían rondado en su mente después de leer aquella carta, tampoco habían mencionado el terror que sentía cada vez que imaginaba que Stiles podía dejarlo. Sin embargo su dulce humano lo conocía muy bien, y él también conocía al castaño, sabía que lo amaba, lo demostraba cada día luego de reencontrarse, sabía que su marido era más leal que cualquier lobo en el mundo, que no debía temer, que Stiles no lo lastimaría jamás, pero luego de una vida llena de abandonos, soledad, una vida donde solo había sido usado, bueno, ese tipo de miedos y pensamientos podían llegar a ser normal, aunque habían disminuido mucho gracias a su familia. Por ese motivo y por la forma en que Stiles lo miraba decidió dejar esos estúpidos pensamientos en el olvido. Tomó al humano por la cintura y lo acercó más él, dejó un casto beso en los labios del amor de su vida y con una sonrisa en sus rostros ambos quedaron dormidos. Se amaban y eso era lo único que importaba allí. Ellos, su amor, su hijo, Peter y Noah, su familia. Su manada. Cualquier cosa que sucediera fuera de ese circulo no tenía importancia.

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