III

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TRES: Beverly Marsh.

———

—No sé ustedes, pero tengo unas ganas tremendas de darle un puñetazo a Henry —comentó Lucy mientras estaban en la farmacia comparando cosas para intentar curarle la herida al niño gordito que habían encontrado en la entada de los túneles—.¿Traen dinero?

—No —respondieron los chicos al unísono.

—Joder...—susurró Lucy mientras Stanley se revisaba los bolsillos.

Entonces una chica pelirroja apareció, llevaba unas toallas femeninas; y al verlos las escondió detrás de su espalda.

—¿Qué les pasó? —preguntó.

—Hay un chico al que querían matar y no tenemos dinero —contestó Eddie mientras cargaba vendas y esas cosas.

—Yo les ayudaré —se ofreció la chica.

—Gracias Beverly —dijo Eddie.

La pelirroja fue hacia el mostrador, y comenzó a persuadir al señor que estaba detrás de éste.

Entonces tiró una especie de caja y el señor se agachó para recogerla.

Lucy tiró de la mano de Eddie para llevarlo hacia la salida.

—¿Estás loca? —susurró Eddie, mientras iban hacia la puerta.

—-Vamos. Es la única (y mejor) opción. Además, ¿qué es la vida sin un poco de riesgo? —dijo la chica sonriente.

Al salir de la tienda y entrar en un callejón, vieron a aquél niño regordete, de nombre Ben.

—L-L-L-Lucy...—susurró Bill, y la tomó de la mano, la llevó a un lugar más apartado—. L-l-lo que di-dijo tu hermano... sobre lo
q-que yo quería quitarte t-tu pureza... es mentira, yo ja-jamás haría eso.

Lucy soltó unas sonoras carcajadas.

—Tranquilo, jamás pensaría eso de ti —dijo la castaña poniéndole una mano en el hombro—. Mi hermano se suele tomar las cosas muy en serio, y las exagera mucho. No te preocupes. Aunque ahora me siento más tranquila sabiendo que no me tendré que desnudar enfrente de ti —dijo burlonamente, y Bill se puso muy rojo, y comenzó a decir cosas sin sentido.

—A-ah. O-okay s-s-sólo era para q-que no te p-preocuparas —ambos se sonrieron.

—¿Sabes, Bill? Aunque no llevamos ni un día de conocernos, ya eres alguien especial para mí —admitió Lucy, dándole un beso en la mejilla.

— A-ah e-esto...— balbuceó Bill—. Tú t-también lo eres para mí, Lucy.

—Pues genial. Vamos con los demás, ¿de acuerdo? —dijo Lucy, mientras le daba un tierno beso a Bill en la mejilla e iban con sus amigos. Ahí estaba Beverly, la cuál al parecer los había seguido.

—¿De qué hablaban? —preguntó Eddie.

—Seguramente de a qué hora quedaban para tener sexo —dijo Richie burlonamente, ganándose que Lucy le sacara el dedo corazón.

[1] Funny ━ ItDonde viven las historias. Descúbrelo ahora