[1] Funny ━ It

XI

ONCE: Pennywise.

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Lucy despertó en el suelo de su dormitorio, al principio creyó que había dormido unos minutos, pero al mirar por la ventana y comprobar que el fulgurante sol iluminaba cada parte de su dormitorio supo que había dormido un día entero.

Se levantó rápidamente del suelo y miró su dormitorio: estaba todo ordenado, muy ordenado, parecía como si no hubiese ocurrido nada, como si Lucy no hubiese tirado todas las fotografías y hubiese hecho su habitación una basura.

La castaña frunció el entrecejo, después de examinar detenidamente su dormitorio decidió que lo mejor era salir y preguntarle a su madre qué había ocurrido; aunque estuviera enojada con ella.

Abrió la puerta de su dormitorio lentamente, y comprobó que no se oía absolutamente nada.

—¿Mamá?—preguntó Lucy temerosamente—. ¿Éstas ahí?

Escuchó algo parecido a un plato cuando se caía y se rompía.

—¿Peter? ¿Papá?—dijo Lucy, cada vez más asustada.

Tal vez me están gastando una broma de mal gusto, pensó Lucy.

Caminó por el pasillo, muy lentamente y escuchando el suelo crujir bajo sus pies. Oyó como.un susurro la llamaba desde el dormitorio de sus padres, y no dudo en abrir completamente la puerta que estaba entreabierta.

Lucy ahogó un grito de horror: todo el dormitorio estaba desordenado, como si alguien se hubiese resistido a que se lo llevaran a algún sitio, todo estaba roto o en el suelo, y no pudo evitar echarse hacia atrás al ver que tres cuerpos que conocía muy bien estaban en el suelo.

Los cuerpos estaban boca a abajo, pero un hilo de sangre corría de la nuca de uno de ellos y manchaba el suelo del líquido rojo.

Lucy negó varias veces con lágrimas en los ojos, y se giró, dispuesta a pedir ayuda, pero al tirarse vio el rostro de aquel payaso, que la miraba con una sonrisa malvada, y la tomó por el cuello.

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Bill pedaleó rápidamente hacia la casa de Lucy, tenía planeado ir al cine con ella, y no perder la oportunidad de decirle todo lo que sentía por ella, y decirle lo perfecta que era, y que todo era hermoso en ella, desde sus pecas hasta su sarcasmo.

Bill paró un momento, y consultó su reloj de pulsera: necesitaba pedalear más rápido si quería llegar a tiempo co  Lucy para ver esa película.

Al llegar a la casa de Lucy, Bill se extrañó, la puerta principal estaba entreabierta, y no había signos de que hubieran forzado la cerradura. Sintiendo su corazón palpitarle muy rápido, entró en la casa.

Los sillones estaban boca a abajo en el suelo, platos, cuadros y fotografías rotas, y lo más importante: había sangre.

Bill no dudó y saltó los escalones de dos en dos, al subir al segundo piso, vio que sólo dos puertas se encontraban abiertas, así que se asomó al umbral de el dormitorio que estaba más cerca de él.

El chico profirió un grito de terror, tres cuerpos se hallaban en el suelo, al parecer, inconscientes, pero el hombre, el hombre estaba muertos; Bill supo inmediatamente que el hombre había muerto desangrado.