Daño mental ✵ Loki

2 ╬ AHOGADO EN ALCOHOL ╬ viñeta

NOTA: esta historia contiene temática semi-adulta (alcoholismo y pensamientos suicidas).

Si quieres reescribir, adaptar o continuar esta historia, pregúntamelo por comentario o mensaje privado, y es casi seguro que responderé que sí. Pero pregunta. De lo contrario, lo tomaré como plagio y una falta de respeto.

* * *

—¿Qué? ¿Acaso me tienes lástima?

Lo miras. Con sólo un mínimo esfuerzo podría verse bien, atractivo incluso, pero no. Se ve patético. Crees que eso es lo peor, que ni siquiera intenta aparecer bien. Tus ojos dejan traslucir esa decepción y tristeza. Loki tuerce una sonrisa sarcástica y levanta la cabeza, vaciando el vaso de licor en su boca de un solo movimiento.

Cuando te mira de nuevo, notas el efecto del alcohol en sus ojos, empañando ese color verde brillante que antes atraía multitudes.

—Deja de mirarme —suelta, frunciendo el ceño que augura tormenta.

—Y tú deja de beber —contestas en el mismo tono.

—¿Cómo lo haría? —levanta el vaso vacío y alza las cejas a la vez, una vaga sonrisa de lunático borracho formándose en sus labios—. Es lo único que me permite olvidar.

—No se trata de olvidar, se trata de enfrentar la realidad.

Se reclina en la silla, llenando de nuevo el vaso de licor. Se encoge de hombros, desviando la mirada de ti.

—Ya lárgate, si viniste a molestar —murmura, y lleva la bebida a sus labios. De un manotazo, tiras el vaso al suelo y la mitad del licor se escurre entre las uniones de la madera. La otra mitad la absorbe la alfombra.

—¡Basta ya! —gritas.

—¡Basta tú, maldita sea! —grita él en el mismo tono, levantándose y agarrando el cuello de tu camisa hasta estamparte contra la pared detrás de ti. Eres igual de rápido, y en un solo gesto casi sin esfuerzo, lo agarras a él de la misma forma y te das la vuelta, invirtiendo los lugares. Presionas contra la pared, aprisionándolo por el cuello. Ni siquiera intenta luchar de vuelta. El puño que sujeta tu camisa se afloja, y resbala hasta quedar colgando a un lado de su cuerpo.

—Basta —repite, pero ahora suena destruido, como una súplica. Aprietas la mandíbula, sintiendo el dolor enroscado en tu pecho.

—No hay basta aquí ni en ninguna parte de esta vida, Loki. Enfrenta la realidad de tus acciones como todos lo tenemos que hacer. No hay atajos ni trampas.

—Está el alcohol —contesta, en un tono que tiene un poco de burlón y mucho de tristeza.

—No es la respuesta ni la salida. Deja de beber, Loki.

—Quiero olvidar.

—¡No tienes que olvidar! —exclamas, exasperado ante la repetitiva cantilena del dios.

—¡Sí tengo que hacerlo!

—¿Y qué si no lo haces?

—¡Me mataría! —ruge, y la habitación queda en silencio. Loki cierra los ojos y levanta la mano para golpear tu pecho con un débil puño cerrado—. Me mataría —repite, en un tono más suave, arrastrando las palabras en su estado de ebriedad. Abre los ojos, pero sus pupilas están perdidas en el espacio y no llega a mirarte fijamente—. Iría al acantilado más alto de Niflheim o los fuegos de Muspelheim, y me mataría. Prefiero el licor asgardiano.

Te empuja hacia un lado para ir de nuevo a su silla, pero lo tomas de la muñeca y lo atraes hacia ti, envolviéndolo en tus brazos. El olor a alcohol es intenso cuando tu nariz toca su cabello.

—Suéltame, imbécil —sisea, intentando alejarte, pero tus brazos no ceden. Eventualmente el que cede es él, dando golpecitos llenos de sarcasmo en tu espalda—. Te dije, me tienes lástima.

Tu corazón se retuerce de pena por él, sí. Mantienes el abrazo un momento más y luego lo dejas ir, pero no del todo. Posas una mano en su cuello, mirándolo a los ojos aunque los de él estén perdidos.

—Yo puedo ayudarte. No necesitas emborracharte ni tirarte de un acantilado. Sólo vuelve a ser tú, por favor.

—¿Ayudarme? —deja salir un bufido escéptico—. Eres un desastre y un bruto, ¿cómo crees que podrías ayudarme? —y aleja tu mano de su cuello de un golpe brusco, moviendo un dedo para abrir la puerta con la magia que le queda y yendo a sentarse a su silla otra vez. Entre sus dedos se materializa un vaso nuevo. Te mira con la mandíbula tensa, y sabes que no va a soportar tu presencia en lo que queda del día—. Ya vete.

—Loki.

—Vete, Thor. Sólo vete.

Y te vas, dejando a tu hermano ahogado en alcohol y penas que no puede sobrellevar.