Entre los apuntes

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Hola! Este es el último de hoy, sin contar Without you, que lo subiré por la noche.
Que no pare el ritmo de actualizaciones jajajaja.
Disfrutad de la lectura.

CAPÍTULO 13: ENTRE LOS APUNTES

No supo cuánto tiempo permaneció sentada en ese banco mirando al infinito, con sus dedos acariciando lentamente sus labios, el sabor de Inés Arrimadas impregnado en ellos y, en su mente, un único sentimiento, miedo.

Pablo había sido su única experiencia en cuanto a esos temas, aparte de a ese hombre, no había tenido a nadie en su vida y a él le había costado hacer que se estremeciera por completo por lo menos varios meses de relación. Su profesora había conseguido poner patas arriba su mundo en un solo roce y eso la estaba aterrorizando, ella no era lesbiana nunca se sintió atraída por una mujer, ni siquiera le atraía la profesora Arrimadas, solo intelectualmente.

Se levantó, aun contrariada por el extraño suceso y se marchó a casa, donde estuvo el resto de la tarde, en su propia burbuja, con su mente en un beso robado que la estaba desquiciando, llevando a la locura, provocando que su madre se enfadara en exceso, ya que no le prestó la más mínima atención durante la cena, cuando Rebeca intentaba ponerse al día de las actividades de su hija en la universidad, con el único motivo de poder presumir ante sus amigas durante la hora del té.

Finalmente, cayó sobre su cama con su mirada chocolate fija en la penumbra, sin poder conciliar el sueñob ya que su mente volaba una y otra vez a ese instante en ese banco, al sabor dulce y suave de unos labios que le habían robado el aliento.

Cuando salió el sol la encontró aun en vigilia, con los ojos rojos y cansados y una decisión tomada, alejarse de Inés Arrimadas, pues alimentar un sentimiento que no entendía solo serviría para que la castaña saliese herida y no podía ser motivo de su desgracia.

***

La tarde anterior, para Iné no fue muy distinta, su interior era un hervidero de emociones desatadas. Por primera vez en añosb se había atrevido a dar un paso en pos de su felicidad mas, tras el beso, las dudas y el remordimiento hicieron aparición. No podía olvidar que era su alumna, jamás se había encontrado en una situación parecida y no sabía bien cómo actuar. Preguntas como si se había precipitado o había ido demasiado deprisa la torturaban mientras entraba en su apartamento y recibía una calurosa acogida por parte de la pequeña Noah.

Jen leyó en su rostro que estaba librando una batalla interior y se preocupó por la pequeña, puesto que un desprecio de su madre en esos momentos sería devastador. Inés, como leyendo su mente, le hizo una señal de entendimiento mientras elevaba a Noah en sus brazos y besaba su carita con cariño infinito, había aprendido a separar sus demonios internos de la relación que mantenía con su hija.

No pudo pensar mucho en ese beso y en las posibles reacciones de la morena pues Noah ocupó cada minuto de esa tarde, hiperactiva como siempre, corriendo de un lado a otro, incapaz de estarse quieta, tocando y desordenando todo a su paso, jugando con ella hasta hartarse y, finalmente agotada, dejarse acostar y arropar en su cama para ir cayendo dormida.

Con la pequeña en el mundo de los sueños, el silencio sepulcral invadió su hogar. Con un suspiro se dirigió a la nevera, cogiendo una cerveza y se sentó a leer mientras bebía, atacada por la imagen de Irene y el sabor de sus labios, los mismos que desde hacía demasiado ansiaba besar y por fin había probado.

Cuando el cansancio la venció, se acostó sin poder pegar ojo en toda la noche, seguramente Irene se mostraría esquiva y distante con ella, quizás había ido deprisa. Con mil ideas bailando en su cabeza impidiéndole coger el sueño la encontró Noah de madrugada, cuando corrió llorando a su cama porque había tenido una pesadilla.

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