Nuestro momento

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Hola! Os dejo un capítulo camino a hogwarts. (Si me sigues en twitter, lo entenderás jeje)
Disfrutad.

CAPÍTULO 15: NUESTRO MOMENTO

Sus dedos recorrían el contorno de su rostro, sus suspiros entre sueños le arrebataban las más tiernas sonrisas. La castaña había caído profundamente dormida e Inés no podía dejar de observarla, jugueteaba con su pelo alborotado, con esos lunares apenas visibles que había descubierto escrutándola.

Pasando su lengua por el contorno de sus labios, recogiendo los restos de su sabor y estremeciéndose. Habían saltado al vacío, se habían precipitado juntas hacía lo desconocido y jamás se sintió más libre, más viva como en ese instante observándola dormir.

Miró el reloj y suspiró, se estaba haciendo tarde, debía despertarla aunque no tenía ganas de hacerlo, estaba hermosa dormida. Besó sus labios con ternura, acariciándola, despertándola poco a poco a pesar de que la joven luchaba por seguir en la inconsciencia.

-Despierta pequeña, se hace tarde.

Sus ojos chocolate, cargados de sueño, se posaron en ella, intentando recordar dónde se encontraba y, de pronto, se enderezó mirándola directamente a los ojos.

-¿Cuánto dormí?

-Solo un rato, estabas realmente hermosa y no quería despertarte, pero se me hace tarde.

-¿Tarde?

-Debo recoger a Noah.

-Es verdad, la pequeña.

-¿Quieres venir conmigo?

-¿Puedo?

-Me encantaría que lo hicieras y a Noah también.

-Entonces vámonos.

Se levantaron, sintiendo la comodidad insólita de estar juntas, como si toda su vida hubiese girado en torno a ese momento y el resto del mundo hubiese desaparecido. Se vistieron con algo de prisa, Inés quería ir cuanto antes a recoger a su pequeña e Irene lo comprendía, el amor que tenía su profesora por su hija era inalterable, la echaba de menos.

Las calles las acogieron con mil colores distintos y ellas no pudieron verlos, perdidas como estaban en algo tan simple como andar tomadas de la mano, regalarse miradas cómplices y algún que otro beso esquivo, de camino a la escuela donde Noah esperaba pacientemente a su mamá.

Al verla llegar con Irene, la niña entró en un debate interno, pues no sabía a quién ir a abrazar primero, a su adorada madre o a la castaña a quien hacía tiempo que no veía. Finalmente fue su madre quien ganó y se lanzó a sus brazos llena de alegría sin dejar de mirar a Irene con una sonrisa, gesto que la joven le devolvía con cariño, unos pasos apartada, sintiéndose una intrusa en ese momento que no era el suyo.

-¿Cómo fue todo hoy princesita? ¿Lo pasaste bien?

-Ti... Ene.

-Ha venido Irene también ¿Estás contenta?

-Ti... nena Ene.

-¿Quieres ir con Irene?

-Tiiii.

Inés soltó a su hija que se marchó corriendo hacia Irene, tomándola de la mano con gran solemnidad derritiendo el corazón de la castaña. Su profesora tomó la otra mano de su hija y las tres se marcharon en dirección a casa.

Una vez en el apartamento de Inés, Irene pudo comprobar a qué se refería su profesora cuando decía que su hija era hiperactiva. La pequeña no estaba quieta un solo instante, feliz de tener a Irene en su casa y que su madre no se marchase.

Aula 155Donde viven las historias. Descúbrelo ahora