Sólidos cimientos

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Hola! Hoy tengo cositas que hacer así que no sé cuantos capítulos podre adaptar. No quiero prometer nada que no pueda cumplir.
Disfrutad.

CAPÍTULO 19: SÓLIDOS CIMIENTOS

Llegó el lunes, ninguna de las dos se imaginaba que ese día todo iba a cambiar, que su ritina se tambalearía, arrasadas por un huracán, que la más dura de las pruebas sería presentada a las pocas horas de iniciar su día a día.

Irene caminaba junto a Ruby, evitando contestar sus preguntas, cada vez menos discretas, sobre su vida sexual, no tenía ganas de compartir con ella algo tan íntimo, por lo que, con una sonrisa y el rostro escarlata, evitaba el tema todo cuánto podía.

Eran dos muchachas jóvenes, sin más preocupación que los exámenes que se avecinaban. De pronto la castaña alzó su mirada pues sabía que a lo lejos divisaría a la dueña de sus pensamientos. Inés esperaba pacientemente en el final de ese pasillo para cruzar su mirada con su chica, sonrisas que nacieron en sus rostros al reconocerse y, con una mirada, se gritaron sin palabras nos vemos en la 155.

La vida seguía su curso, clases cada vez más intensas mientras se acercaba el final del semestre, mientras Inés permanecía en su despacho, con la montaña de trabajos ya corregidos a su lado y, frente a ella, esa libreta que recogía sentimientos, temores y miedos, pasión desenfrenada... Su musa había vuelto tras años de no deslizar la pluma por el blanco de un papel, creando con sus palabras arte escrito, Irene y sus ojos chocolate, solo de pensar en ella se expandía su creatividad y con una sonrisa recogía cada uno de los instantes junto a su castaña, transformándolos en poesía.

Era buena, una eminencia en todos los sentidos y varias editoriales se habían puesto en contacto con ella, cuando se corrió el rumor que había retomado la pluma, a pesar de que se estaba pensando seriamente si vender su obra como antaño, esta vez estaba llena de frases prohibidas, miradas fuera de lugar y un amor que la sociedad no entendería...

El único sonido que se podía escuchar en ese despacho era su corazón sereno y el rasgar de la pluma sobre el papel, describiendo de forma majestuosa la más bella de las sonrisas, la sonrisa de Irene tras hacer el amor, cuando golpes insistentes en su puerta la sacaron de toda concentración y escondió sus borradores para retomarlos más tarde, adecentando sus cabellos y concediendo solemnemente la entrada a sus dominios.

Soraya, con cara de haber visto un fantasma, penetró en el despacho. Parecía alterada e inquieta por lo que Inés empezó a preocuparse de inmediato.

-¿Qué ocurre Soraya?

-Tienes problemas Inés, problemas muy gordos.

-¿A qué te refieres?

Soraya no habló, simplemente tiró sobre su mesa un panfleto que se notaba que había arrancado de alguna parte. Al verlo, sus ojos se engrandecieron por la sorpresa y seguidamente el horror. En él se veía claramente una fotografía en la que ella misma e Irene se estaban besando, contra el coche de la castaña. Reconocía perfectamente el momento y el lugar pero no entendía quién podía haber sacado una foto.

-¿De dónde lo has sacado Soraya?

-Están por todas partes, esta mañana no estaban pero en cuanto se dé el cambio de clase toda la facultad los verá

-Mierda...

Se levantó y salió del despacho, seguida por Soraya y descubrió a qué se refería su amiga con "están por todas partes", había miles de instantáneas de ese beso por los pasillos de la facultad, era materialmente imposible retirarlas todas antes de que terminase la clase y los alumnos cambiasen de aula. Algunos profesores recogían esos papeles, miraban la foto y clavaban su mirada en la morena que, desesperada, intentaba deshacerse de ellos con un solo objetivo, evitarle a Irene pasar por una situación comprometida.

Aula 155Donde viven las historias. Descúbrelo ahora