Eternamente en la 155.

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Hola! Traigo el capítulo final del fanfic. Quiero aprovechar para agradeceros de corazón todo, los votos, las visitas, los comentarios y el amor que me habeis dado, sois estupendas.
Tranquilas que seguiré por aqui dando contenido Irenés, ya sea inventando historias nuevas o adaptando antiguas! Tendreis fanclere para rato jeje.
Disfrutad del final del fic.

CAPÍTULO 24: ETERNAMENTE EN LA 155

Tres años más tarde:

Irene andaba tranquila camino a la escuela, llevando a Noaj de la mano. Ambas andaban en silencio, sumidas en sus propios pensamientos, mientras la castaña jugueteaba con el anillo que adornaba su anular, anillo de compromiso que hacía varios meses Inés había colocado magistralmente, tras una velada llena de sorpresas en la que emocionada acabó por pedirle matrimonio, tras cuatro años de aquella primera mirada que cruzaron en la 155 y cambió sus vidas para siempre.

Una sonrisa adornaba su rostro pues pronto iba a convertirse en la esposa de Inés Arrimadas, su ex profesora y ahora decana de la facultad.

Tras la jubilación del anterior decano, ya mayor para seguir ocupando dicho cargo, Inés fue elegida por unanimidad y tuvo que ascender a dicho puesto, a pesar de que nada la apartaba de las aulas pues enseñar era su vocación. De vez en cuando impartía docencia en la 155 y los recuerdos de tiempo atrás, cuando en esa misma aula conoció a la mujer con la que compartía su vida, una sonrisa suave adornaba su rostro haciendo reír a sus alumnos, ya que en la facultad era la historia que más veces se repetía, como una alumna y su profesora lucharon por una relación prohibida y, contra todo pronóstico vencieron.

Bajó la mirada para posarla en su pequeña, Noah había crecido, ya era toda una señorita de ojos curiosos y preguntas eternas sobre el mundo, curiosidad incesante que tanto su madre como Irene potenciaban. Iba callada, metida en sí misma, mirando hacia adelante sin pestañear. La castaña comprendió que algo bailaba por su mente infantil, pues la conocía como si ella misma la hubiese tenido nueve meses en su interior, por lo que se detuvo en seco obligándola a mirarla. Sus ojos color caramelo que con el tiempo se iban volviendo más bellos se clavaron en ella cargados de angustia.

-¿Qué ocurre corazón? ¿Qué te preocupa?

-No es nada mami.

-Noah Arrimadas Montero, te conozco, ¿Qué pasa por tu mente?

-Mami... ¿Crees que mamá se enfadará conmigo si le digo que yo no quiero ser escritora como ella?

-No, claro que no se enfadará pequeñaja, mamá solo quiere lo mejor para ti y que seas feliz.

-No quiero ser escritora, quiero pintar.

-Entonces serás la mejor pintora del mundo y tanto mamá como yo estaremos más que orgullosas de nuestra pequeña terremoto.

La pequeña dibujó en su rostro una sonrisa radiante y apretó la mano de Irene, mientras comenzaban nuevamente su marcha, apunto de llegar a la escuela elemental donde Eliza estudiaba, justo al lado del instituto donde la castaña impartía clase de literatura desde hacía ya dos años.

Iban a entrar al edificio cuando Noah se detuvo una vez más, mirando a Irene, buscando las palabras que quería pronunciar. La castaña esperó paciente con una sonrisa para aliviar la duda de su pequeña y, cuando esta habló, estalló en carcajadas

-Mami ¿Crees que para vuestra boda podré llevar el vestido azul? No me gusta el rosa y la abuela Rebeca quiere que lleve el rosa.

-Llevarás el que tú quieras y serás la más bonita del lugar.

-¿Vendrás a buscarme?

-Vendrá mamá hoy.

-Puedes venir tú también, así le contamos juntas que quiero ser pintora.

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