XXI

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Me desperté por los fuertes golpes en la puerta e Iván salto de la cama a ver quién era y lo seguí.
Caminé descalza atras de él en el pasillo y escuché cuando abrió.

-¡Decile ya mismo que venga! -Gritaron.

Era mi mamá. Cerré los ojos y me deje caer al piso frío, me levanté y corrí a la pieza, lo sentí llegar detrás mío. Se sentó en la cama frustrado con las manos en su cabeza.
Agarre mi ropa y me vestí, lo deje solo en la pieza porque ya no le quiero causar más problemas así que me limité a irme con mi mamá escuchando sus retos todo el camino al auto donde mágicamente se quedó callada.
El día se había tornado gris, hasta el último rayo de sol había sido consumido en su totalidad por las nubes negras.

El día nos acompañaba y por vergüenza el sol no quiso mostrar su cara.

Una cualquiera. Una insolente. Una irrespetuosa. Una mal educada. Una mentirosa. Una sucia. Una estúpida. Una insensible. Una asquerosa. Una nena. Una caprichosa. Una irresponsable.

Que ¿Como pude hacerme eso? ¿Como pude acostarme con alguien once años mayor que yo? ¿Como pude acostarme? ¿Como pude faltar el respeto de mis directivos? ¿Como pude hacerle esto a la familia? ¿Cómo tuve la caradurez de mentir? ¿Cómo pude entregarme a un mayor? Que ¿Cómo pude?

Que no lo iba a ver más. Que no iba a salir más. Que no iba a ir más a ese colegio. Que no iba a tener más las amigas que tengo. Que no iba a volver a casa salvó los fines de semana. Que mi papá se iba a enterar. Que mi papá se iba a decepcionar. Que no se me ocurra volver a pedir algo. Que se me olvide el hecho de vivir a los 17 años.

Eran muchas cosas para retener en mi cabeza pero todas entraban y salían por el simple hecho de que no sabía que iba a ser de Iván y que iba a ser de mi sin él en mi vida. Mi mamá dice cosas que seguramente la mitad no cumpla, no me puede sacar del colegio, tampoco prohibirme ver a Luli, y mucho menos permitir la decepción de mi papá.

Suspiré. Llegué a casa y sus gritos no cesaron, subí la escalera.

Mi hermano me miraba desde arriba con lástima y pena, en su cabeza podía escucharlo decir "Te lo dije"

-¿Vos seguro la cubrias? -Dijo ella abajo.

-Martina sabía lo que hacía mamá, tiene la edad suficiente para darse cuenta sola de sus actos. Déjala en paz

-¿Mis propios hijos me mienten en la cara? -Grito y me volví a ella.

-No te mentí mamá -La miré- No te confíe, que es distinto, porque nunca se te puede contar absolutamente nada sin que hagas un circo por eso...Ahora supongo estarás muy feliz. Mi vida últimamente me aburría muchísimo y cuando apareció Iván todo empezó a parecer interesante, pero ahora te encargaste de que todo vuelva a ser gris y me aburra otra vez -Sonrei cínica- Espero estés contenta teniendonos a todos bajo tu control, teniendo que cumplir tus altas expectativas y viviendo una rutina perfecta haciendo todo lo que vos desees... Somos tus soldaditos y al fin nos tenés a todos en fila -Me di vuelta- Espero estés feliz por ver vuelto mis días grises, supongo que eso sí da colores a los tuyos -Me encerré en mi habitación.

Quiero correr tan lejos que nadie pueda encontrarme, ni siquiera Iván. A veces la vida es tan asquerosa que no dan ganas de vivirla ni aunque aparezca el mismo angel Gabriel a prometerte una vida llena de esperanza, luz, amor y cualquier otra cosa hermosa que haga de tu vida algo perfecto.

Los días pasaban con rapidez e iguales, de casa al colegio y del colegio a mi casa, así durante un tiempo. Nada de partidos de fútbol y nada de Iván en el celular porque me cambiaron la línea por "problemas técnicos" o eso es lo que le dijimos a mi papá.

Me prohibieron ver a Luli fuera de horario escolar y mi mamá a buscar a la salida aunque se pierda un horario del trabajo.

Fede trataba de convencer a mamá que me deje aunque sea ir a tomar algo con el y me dejó, pero ahora era yo la que no queria. Algo cambio en mi este tiempo y ya no quiero salir.

-Martina... -Escuche a Fede tocar mi puerta y le abrí, entro y cerró la puerta - Quería decirte que ví a Iván hoy...

-Que bueno Fede -Dije.

-¿No querés saber que ví? -Negue- ¿Mar que pasa?

-Nada...

-¿Que te pasa Mar? Soy tu hermano, decime...

-No pasa nada, tengo que dormir ¿Algo más? -Pregunté abriendo mi cama.

-Vi a Iván con Julieta -Lo miré pero después seguí con mi cama- ¿No te produce nada?

-Fede tengo que dormir porque mañana tengo examen

Suspiró y se fue de mi habitación. Apague el velador y quedé a oscuras totalmente, ahí fue cuando después de un tiempo pude llorar lo que no me dejaron hacer desde que mi mamá me saco de su departamento.
¿Estaba con ella? ¿Tan rápido me olvido? Yo no puedo hablar con nadie sin compararlo con el.
No me sale. Nadie le llega ni a los talones y eso me enoja muchísimo.

Una sensación de hormigueo y presión abarcan mi pecho, el hormigueo recorre todo mi cuerpo, es como si las tristeza se expandiera por cada músculo y me haga querer temblar para después quebrarme en mil pedazos y llorar. Llorar mucho, tanto que me olvide hasta de respirar y una bocanada de aire me haga querer hacer latir mi corazón otra vez porque desde que me alejaron de él, ya no late. Trato de callar los sollozos pero no puedo, están siendo liberados porque estaban presos en mi pecho. Perdón pero tenían que salir.
Tiemblo. Tiemblo porque este sentimiento me supera y me vuelve vulnerable como una hoja de un árbol que cae al piso debido a un fuerte viento de otoño, rogando que nadie me pise y me rompa haciéndome crujir y partir en mil pedazos.

Fede entra en el cuarto y me abraza, me proteje de mis sentimientos otra vez y como siempre. Es hora de que esos sentimientos salgan y no vuelvan. Respiro. Me calmo. Pero el corazón no me late como antes y tampoco como mucho antes de lo de antes.
Ahora soy una muñeca, un títere que hace solo lo que le ordenan y ya está tan acostumbrada que no puede dejarlo.
Me duermo en los brazos de mi hermano.

°°°
Estamos cada vez más cerca
Besos
💚Abril💚

Efimero || Ivan Marcone Donde viven las historias. Descúbrelo ahora