Diez abrazos

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Eran cerca de las diez de la noche cuando Jungkook llegó al departamento de Evelyn y su querida novia apenas cambiaba su uniforme por su pijama para dormir, feliz de tenerlo ahí con ella ese día. Coral se había ido hacía unas horas para su trabajo, así que estaban completamente solos otra vez, como siempre.

Esa visita era muy especial a diferencia de otras veces, porque era el cumpleaños de Evelyn y porque la gira de conciertos LOVE YOURSELF sería retomada al día siguiente. Ya habían pasado varios meses de su Comeback ahí en Corea, ahora debían terminar con su tour a lo largo de los países faltantes y todos los miembros lo esperaban con ansias.

— ¿Has terminado toda tu tarea? —preguntó en un susurro bajo, con sus brazos rodeando el cuerpo de su novia y sus labios pegados al cuello de ella.

Habían ido a la habitación de la menor con sus manos entrelazadas, y a petición de un meloso Jungkook terminaron acostados en la cama, uno casi encima del otro. Evelyn no se quejaba, adoraba abrazar a su novio todo el tiempo y que estuviera mimoso especial mente ese día era ciertamente un punto a su favor.

— Sí. No había mucho que hacer. —tenía escondido su rostro entre los cabellos chocolates de su novio, trazando líneas imaginarias con sus dedos en la espalda de Jungkook, disfrutando de ese momento como si fuera el último. Además, tenía cierta fascinación por jugar con el cabello del maknae y oírlo suspirar de gusto por el masaje improvisado en su nuca.

Porque aunque estaba feliz que Jungkook siguiera con su carrera y siguiera expandiendo su música a nuevos países, muy dentro de sí se sentía un poco mal por tener que dejarlo ir. Como su novia, existía un poco de posesión en su corazón. Quería lo mejor para él, pero a la vez creía que lo mejor estaba con ella, a su lado. Igual. Seguía siendo una niña, era normal que ideas de ese tipo llegarán a su mente. Su madre se lo decía muy seguido, no debía preocuparse por ello mientras no pensara con firmeza que debía hacerse así.

Nunca privaria a Jungkook de lo que más ama en el mundo.

— Evelyn... ¿Qué harías... si te digo que puedes venir con nosotros?

— …No lo sé.

Si sabía. Pero existía una clara diferencia entre lo que quería hacer y lo que debía hacer.

Podía quedarse ahí en Corea, recibir con los brazos abiertos a su padre y hermanos mayores, terminar sus estudios con un sobresaliente y pasar de grado con honores. Llamar a su novio todos los días, en el horario que fuera con tal de no perder la comunicación, ya sea por mensajes o hasta videollamadas, dándole ánimos desde su habitación... y obviamente perderse el viaje de su vida.

O podía ir y recorrer el mundo con ellos, divertirse con sus ocurrencias detrás de bambalinas y ver en primera fila todas aquellas locuras que cometían en los cuartos de hotel o hasta en calles desconocidas. Pero perdería sus clases y tal vez lo que queda de año, se atrasaría con sus clases privadas de coreano y quizás no logré terminarlas a tiempo. Por no mencionar que dejaría abandonada a su madre, y padre y hermanos cuando llegaran a Corea.

¿Dramático? Quizás un poco.

No era tan complicado. Evelyn sabía lo que debía hacer y Jungkook también.

— Sería genial que fueras...

— No puedo.

— Sí puedes.

— …Ya sabes a lo que me refiero.

Su lindo abrazo se rompió, quedando cara a cara aún acostados sobre la cama y mirando fijamente a los ojos del otro, con expresiones cansadas pero también de enamoradas. Tal vez el tono que usaron con el otro fue muy duro, y hasta mordaz, pero sabían que era necesario.

— Voy a extrañar esto... Lo extrañare mucho.

— Debe ser así. Dicen por ahí que mientras más extrañes a una persona, más emocionante será el reencuentro. —Jungkook no pudo evitarlo, con cuidado de no lastimar a su novia se alzó con sus brazos y quedó sentado en la cama, con Evelyn sobre su regazo en una posición íntima que nunca habían usado.

— ¿Me lo prometes? ¿Gritaras muy fuerte cuando regrese y me abrazaras hasta dejarme sin aire? —sus palabras podían sonar un poco tontas para algunos, pero para la menor eran demasiado dulces. Si tan solo pudieran ver el brillo de anhelo en los ojos de Jungkook entenderían por que su corazón quería salirse de su pecho.

Había veces que Evelyn dudaba sobre quién necesitaba a quién. Si ella a Jungkook, o Jungkook a ella.

— Te lo prometo, Jungkookie... Te sacaré el aire, pero a besos.

— Uhm~ ¿Eso no puede ser ahora?

— ¡Jungkook!

— Feliz cumpleaños Evelyn... Felices diecisiete.

Y con un tierno beso inocente, Jungkook los arropó a ambos para por fin caer en los brazos de Morfeo.

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(10/12)


Nos acercamos al final~

Abrazo. » Jeon JungKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora