Cap 36: Bajo las sábanas

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(Iros a por algo de picar, que en este capítulo se viene lemon uwu)

*Con Sucrette*

Cogí del brazo a Nathaniel y nos dirigimos hacia el supermercado más cercano.

Sinceramente, estaba más fija en los claros ojos de mi rubio que en los artículos que iba metiendo en el carro.Y pensar que en no mucho tiempo podría mirar esos mismo ojos, a solas, en su habitación...

Ok, tengo que dejar de pensar en esto por un segundo o me voy a volver más loca aún...

-N- Su... No es por nada, pero me pones jodidamente nervioso mirándome así... Acaso soy tan guapo?

Instantáneamente, sentí como toda la sangre de mi cuerpo se concentraba en mis mejillas, y miré rápidamente hacia el otro lado.

-S- No seas idiota...

Cuando levanté la cabeza me encontré con el pasillo de las chocolatinas, y la boca me empezó a babear como si no hubiera un mañana. Ya era la hora de comer, y mis tripas comenzaron a rugir furiosas.

Sacándome de mi embobamiento, Nath soltó una enternezedora risa y cogió un puñado de tabletas de chocolate negro.

-N- Anda, cógelos, que te va a dar algo! Al salir nos los comemos.

Los tomé, algo sorprendida.

-S- Como sabes que es mi favorito?

-N- Que tú no tengas buena memoria no significa que los demás no la tengamos!

Los dos nos reímos, pero mi carcajada se vió interrumpida por un pensamiento algo... sucio.

-S- Aunque, sinceramente, me apetece más comerte a ti...

Nath me devolvió la sonrisa y me dió un suave beso en el cuello, causándome escalofríos, para luego segir caminando. Este hombre me está volviendo loca.

Acabamos de comprar y nos dirijimos a casa, mientras yo devoraba mi delicioso chocolate. A la mierda la operación bikini, yo quiero comer!

Llegamos a su piso y el rubio dejó las bolsas de la compra en la encimera de la cocina. Yo abrí uno de los muebles (en el que se encontraba la papelera) para tirar los restos de mi delicioso tenetempié, pero en ese momento unos fuertes brazos rodearon mi cintura.

La cabeza de mi chico encajó perfectamente entre el hueco que hay entre mi hombro y mi cuello, y sus labios empezaron a depositar pequeños besos los cuales causaban una reacción casi mágica en mí. Era difícil no poner los ojos en blanco.

Me giré y comenzé a recorrer sus labios con mi lengua, a la vez que iba dando pequeños pasos hacia su cuarto.

Abrí la puerta con la poca cordinación que me dejaban sus besos, y entramos rápidamente en su habitación.

Él se sentó en la cama y, con sus brazos en mi cintura, me acercó hacia él haciendo que me sentara encima del, y rodeé su torso con mis piernas.

Mientras nuestros besos se intensificaban, yo recorí con mis manos su espalda, rozando con las yemas de mis dedos su aterciopelada y templada piel. Sin poder aguantarme más, le quité su chaqueta lentamente, permitiéndome así poder tocar con más libertad cada centímetro de su espalda.

Él bajó las asas de mi camiseta para terminar de quitar me la parte de arriba de mi conjunto. Me levanté y me coloqué frente a él para que empezar a desabrochar mi pantalón. El roze de sus dedos con mi piel causaba que mis piernas temblaran, pero intenté mantener la compostura lo más que pude.

Bajé sus pantalones blancos, dejándolo en calzoncillos y haciendo notar su visible erección.

Ya en ropa interior, el chico me alzó con sus fuertes brazos y me tiró en la cama, para desabrochar mi sujetador. Yo, a la vez, bajé la poca ropa que le quedaba, dejándolo completamente desnudo, y dejando a la vista su gran miembro. Alargó su brazo hacia su mesita de noche y abrió uno de los cajones, sacando un preservativo.

-S- Vaya, veo que en esos términos si que estás preparado...

Me sonrió pícaramente y colocó el condón en su pene.

Él comenzó a bajar sus besos por mi cuello, dejándo pequeñas marcas en mi clavícula y llegando a mis pechos. Comenzó a lamer y morder uno de mis pezones, mientras que con sus dedos acariciaba el otro. Poco a poco los gemidos comenzaron a salir de mi boca.

Continuó bajando hasta acercarse peligrosamente a mi zona genital. Bajó el poco encaje que me quedaba y comenzó a mover rápidamente su dedo por mi vagina. Mis placenteros gemidos se hicieron más grandes cuando introdujo su dedo índice y corazón en mi agujero, haciendo que la zona se volviera más y más húmeda.

Mientras, con la vista algo nublada, acerqué mi mano hacia su miembro y comenzé a estimularlo poco a poco. Nuestros gemidos se sincronizaron, haciendo que con la excitación la velocidad de nuestros actos fuera cada vez más rápida.

Cuando ya estábamos preparados, él introdujo poco a poco su pene en mi vulva. Cogió mi mano con la suya y la apretó fuertemente, mientras sus embestidas se aceleraban. Los escalofríos subían y bajaban por mi espada, llegando hasta mi boca y convirtiéndose en gritos de placer. El dolor de la penetración se volvía claramente opacado por la lujuria del momento, mientras que su nombre saliendo a través de mis labios recorría toda la habitación.

Las cosas que me hace sentir este hombre son tan mágicas y maravillosas que se vuelven casi indescriptibles.

Un rato después, ambos llegamos a nuestro límite, y acabamos con una sonrisa de satisfacción en nuestro rostro.

Él retiró su preservativo y se acostó a mi lado, abrazándome con sus musculados brazos. Me dió un pequeño beso en la frente y yo hundí mi cara en su pecho.

-S- Te amo.

-N- Yo también, preciosa.

Al poco tiempo me sumí en un placentero sueño, que duraría más tiempo de no ser porque ya era mediodía y, bueno, no era cosa de tirarnos todo el día en la cama.

Nos despertaron los rujidos de nuestras tripas y, tras vestirnos, pedimos una pizza. Estábamos tan hambrientos que la espera nos pareció una eternidad, así que la deboramos en cuanto llegó.

Tras comer nos volvimos a su habitación, y nos pasamos toda la tarde haciendo el vago y viendo Netflix.

Después de todo lo que había pasado, realmente necesitábamos un día así, como si fuéramos una pareja normal y corriente.

Otra vez tú... (Cdmu Nathaniel×Sucrette)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora