Cap 46: Bajo el manto de la noche

376 23 34
                                    

*Con Sucrette*

Fui hacia la cocina y abrí la nevera, encontrándome entre varios alimentos una botella de ron aparentemente cara. La cogí enfriándome un poco la mano, lo cual era un curioso contraste dada le calentura de hace unos minutos.

Volvía a dirigirme hacia la gran habitación, viendo a Nath tumbado en la cama con un sábana encima y un par de almohadas detrás de su cabeza alzándola levemente. Mientras, notaba como el chico me comía desvergonzadamente con la mirada.

-S- Oye... Podrías ser un poco más discreto, sabes?

Me acosté sobre su cuerpo, colocando mis codos a ambos lados de su cuello y reposando mi cabeza sobre mis puños, dejando nuestras bocas a centímetros. Después, le di la botella para que la abriera.

-N- Para qué? Creo que ya te he mirado las suficientes veces desnuda para no tener discrección

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

-N- Para qué? Creo que ya te he mirado las suficientes veces desnuda para no tener discrección.

Me sonrió mientras le quitaba el corcho a la botella, haciendo así explotar la presión de dentro del cristal mie tras sonaba un fuerte ruído.

Cogió los dos vasos que estaban en la mesita de noche, sirviendo la bebida gracilmente en ambos.

-N- Brindemos por tener muchas más noches como esta.

Mientras decía esto, alzaba su copa hacia mí.

-S- Brindemos!

Chocamos los vasos haciendo que el sonido de los cristales hiciera eco en la habitación, para luego pegarle un largo trago a la bebida.

Posteriormente, nos dimos un profundo y largo beso, sintiendo el sabor del refrescante ron fundirse entre nuestras lenguas, contrastando con nuestros labios ardientes de deseo y amor.

-S- Te amo.

Susurré, en cuanto nuestras bocas se separararon unos milímetros.

-N- Y yo a ti.

Sentí su dulce aliento cargado de emociones rozar mis labios, haciendo que estos se calentaran aún más.

Estuvimos un buen rato bebiendo y hablando de banalidades, hasta que ya estuvimos lo suficientemente preparados como para volver a hacer rechinar los muelles de la cama.

Dejando la botella y los vasos en el suelo, nos besamos mientras seguíamos en la misma postura, mientras que acariciábamos el cabello del contrario.

Bajé a besar su blanquecino y ancho cuello, dejando marcas rojas y moradas por toda la suave y perfecta superficie. Seguí besando su perfecto cuerpo mientras que bajaba, con los ojos entreabiertos para observar su musculado torso y su lechosa piel.

Joder, aquel hombre era simplemente perfecto.

En cuanto llegué a la ingle, aparté la fina sábana que cubría la gran erección, y comencé a besar su venoso miembro.

Otra vez tú... (Cdmu Nathaniel×Sucrette)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora