Teoría

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Fuerte y caliente es como le gustaba el café a Sehun. Dulce y tibio es como le gustaba a Luhan.

Lento y suave es como les gustaba hacer el amor. Duro y rápido es como les gustaba el sexo pasional.

Solo había dos cosas que podían llevarle al mismo nivel de éxtasis que un buen café. La primera de ellas era, por supuesto, la increíble belleza rubia que tenía en frente. Su adorable esposo que deslizaba su traviesa lengua por su lóbulo mientras él mismo arrastraba la camisa del hombre sentado en su regazo, subiéndola hasta dejar expuesta la esbelta y perfecta cintura de su amado.

"Una vez leí por ahí que el buen sexo debe ser como el café: fuerte, caliente y sobre la mesa", es lo que había pronunciado su esposo con sus labios curvados en una sonrisa vulgar.

Sehun se estremeció ante el cálido aliento de su esposo soplando contra su cuello. Luhan movió su perfilada nariz por los bordes sensibles de su piel, cosquilleándole de forma involuntaria. No sabía si era normal, o solo un producto de la anticipación del momento, pero su pene dio un salto de alegría.

Escuchó la risita de Luhan, quien aún mantenía el rostro oculto contra su hombro. Él lo había notado, oh, claro que lo había hecho.

De igual forma hubiera sido una ofensa que su cuerpo no reaccionara a los sensuales movimientos de su esposo ondeando sus caderas, restregándose contra él.

La deliciosa fricción, incluso con la estorbosa ropa todavía cubriendo sus cuerpos, le hizo suspirar de placer.

"¿Deberíamos poner a prueba esa teoría?" había propuesto Luhan. Y él, como el buen y complaciente esposo que era, no le iba a negar a su esposo la posibilidad de investigación.

Sehun esperaba que fuera cierta, mientras acariciaba con sus manos sobre la tersa piel de su esposo. Aquel gesto provocando que la respiración de su amado se acelerara. Sehun sonrió con satisfacción, nada le hacía sentir tan poderoso como el tener conocimiento de los puntos sensibles de aquella belleza rubia.

Luhan gimió y se arqueó levemente cuando Sehun alcanzó uno de los erectos pezones. Y él solo pudo mirar con atención a la imagen proyectada desde su lugar. Era increíblemente preciosa la silueta de su esposo, con sus labios entreabiertos y el cálido aliento golpeando cerca de su rostro.

Incluso a través de la neblina de pasión que cegaba sus sentidos, Luhan se las ingenió para mirarle. Sehun sonrió cuando Luhan enterró sus dedos entre las hebras de su cabello negro, tirando levemente de los mechones. Entonces se encontró recibiendo los necesitados labios del rubio. El beso fue voraz y lleno de deseo cuando sus bocas se estrellaron juntas. El chasquido de sus lenguas jugando entre ellas llenó el silencio en el comedor.

¿Era posible que alguien se excitara tanto con un simple beso? Porque Sehun sentía que se había puesto duro como una roca de solo besar a Luhan. Aunque, claro, el hecho de que el hombre se moviera sobre él de esa manera tan enloquecedora, también ayudaba.

Sehun no los consideraba del tipo de pareja tradicional ni conservadora, pero tampoco era como si todos los días se subieran al techo para hacer el amor. Sin embargo, era de la idea de que estas cosas se hacían con mayor comodidad sobre la superficie de un suave colchón.

—Mhm...

Al demonio. La silla también podría funcionar.

Se separaron apenas 2 segundos para tomar aire, sus narices a escasos centímetros de la del otro y con sus alientos entremezclándose

Sehun contorneó con su lengua los labios, rojos por lo de antes, de su esposo. Entonces depositó un pequeño beso contra la comisura de Luhan, antes de capturarle en otro anhelante encuentro de sus bocas hambrientas.

El lindo esposo de Sehun ⟨⟨HunHan⟩⟩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora