Rosas

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Sentado al pie de las escaleras, Sehun observaba a detalle las acciones de su esposo. Cada pequeño movimiento era rápidamente registrado en su mente, resguardando éste en aquella parte que Sehun reservaba especialmente para el rubio. El suave vaivén de sus manos y los gestos adorables que él hacía, admirando con un profundo orgullo a su creación. De pie en toda su altura y arrastrando una de sus manos por su frente, Luhan se deshizo de algunas incipientes gotas de sudor.

Todo, absolutamente todo, era perfectamente conocido por él. Y no solo conocido, Sehun amaba con locura cada uno de esos detalles, desde la mínima de sus manías hasta la mas increíble de sus habilidades.

Pero había algo que disparaba a los latidos de su corazón con un ímpetu feroz. Y es que Luhan tenía un hobbie secreto. O mas bien, que se reservaba para sí mismo.

A Luhan le encantaba plantar rosas.

Así que aquí, permaneciendo en el jardín delantero de su hogar, Sehun admiraba con el embelesamiento que solo un hombre puede dedicar al objeto de todo su afecto, mientras éste esboza una sonrisa llena de autosuficiencia la ver al fin terminado el injerto de sus nuevas y adoradas rosas de un tono, redundantemente, rosa claro.

Debatiéndose entre ponerse de pie y mantenerse en su lugar, Sehun exclamó:

—Son hermosas, Lu.

Su esposo, dejando salir un tierno chillido cargado de entusiasmo, se giró y extendió una de sus manos en su dirección.

—¿Verdad que sí?

Preguntó Luhan al tiempo en que él se ponía de pie y se aproximaba mas cerca, éste le tomó la mano y entrelazándola con la propia, continuó admirando la belleza de su jardín. Sí, Sehun debía admitir que su esposo hacía un gran trabajo para mantener su hogar como un refugio perfecto para ambos.

Él ciertamente no dudaba en que si viviera solo, esta casa no luciría ni la mitad de confortable. Por que a final, es Luhan quien había traído a su existencia la dulzura que Sehun ni siquiera sabía que podría llegar a necesitar con tanta fuerza.

Así que mientras sostiene la mano de su esposo, Sehun observa a las plantas que bordean el frente de su hogar, uno que han construido con la ayuda de ambos, aportando cada uno algún detalle para que al final, el resultado fuese una combinación bastante equilibrada, apenas una extensión de sus corazones reflejados en ínfimos detalles que hacían de esta casa, SU casa.

Sonriendo, reforzó el agarre y sintió a Luhan hacer una leve presión con sus dedos, entrelazándolos con los suyos.

—Me gusta.

Soltó Sehun tras unos minutos de tranquilo silencio en el que solo se dedicaron a contemplar las hermosas rosas que con seguridad Luhan haría crecer y cuidaría con mucha pasión.

—Son muy lindas —admitió el rubio, dejando un suspiro ensoñador salir de sus labios. 

Sehun se mantuvo en silencio de nuevo, entonces giró el rostro hasta conseguir una clara imagen del rostro de su esposo, con una hermosa sonrisa tirando de sus labios.

—¿Sabes qué es más lindo que estas rosas? —preguntó, viendo a Luhan reír entrecerrando sus ojos.

—¿Yo?

Indagó curioso, aún con la vista fija en sus adoradas rosas. Sehun bajó la mirada y después la regresó al rubio, quien ahora le miraba fijamente con sus magníficos ojos brillantes.

—No.

—¿No? —preguntó Luhan extrañado.

—No —repitió. 

Sehun casi rio al verle escudriñar su rostro, buscando la mentira. Él debía saber que Sehun le consideraba lo mas bonito que alguna vez vio.

—¿Y qué podría ser? —quiso saber.

Entonces Sehun dirigió su mirada de vuelta hasta sus manos entrelazadas. Deshaciendo la unión, tomó una de las cuidadas manos de su esposo en lo alto, y la guio hasta su pecho. Posicionando ahí la palma extendida del rubio que le miraba expectante a lo que hacía, Sehun dijo:

—Esto. Lo que me haces sentir aquí —presionó más su mano—. Es tan...cálido. Lindos sentimientos que solo por ti soy capaz de tener.

Admitió, sonriendo cuando las mejillas del rubio se tornaron rosas. Sehun le vio llevar su mano libre hasta su rostro, buscando cubrir su sonrojo.

—N-no puedo creer que hayas dicho eso en voz alta.

Luhan desvió la mirada, de pronto lucía muy avergonzado y ese gesto de timidez solo hizo a su corazón latir mas fuerte, golpeando duro contra la palma de su esposo.

Sehun sonrió y sosteniendo aún su mano, la guio hasta sus labios, depositando un beso sobre el dorso de esta.

—"Solo se sincero con tus sentimientos", ¿recuerdas? Fuiste tú quien me dijo eso.

Luhan enrojeció más si es que eso era posible.

—Sí, es solo que no pensé...en ese tiempo...sabes que yo no creía realmente que tú... —balbuceó.

Suspirando, Luhan se calló.

—Tienes razón —agregó. Entonces se alejó de su agarre, y en su lugar acarició una de sus mejillas. Sehun se recargó contra su palma. Esta era tibia y suave—. "Sinceros para siempre", así son mis sentimientos por ti —murmuró. 

Sehun miró hasta el sol que comenzaba a ocultarse a sus espaldas. Los brillos finales del día estallaban contra el cabello de su esposo, haciéndolo resplandecer de una increíble manera.

Sí, eso era lo más lindo. Más allá de su apariencia Sehun amaba lo que Luhan le hacía sentir. Él creía que podría ser reducido a un simple ente vacío si este hombre no estuviera ahí para llenar su vida de alegría.

Aquello era lo verdaderamente "lindo" en Luhan. Lo que conseguía despertar en su corazón.

—Bien, no quiero cortar este romántico momento pero...muero de hambre —pronunció el rubio entre risillas. 

Como si esas palabras le hubieran echo tocar tierra de nuevo, Sehun sintió a su estómago gruñir.

—De acuerdo, ¿qué quieres comer? —preguntó, desde que era su turno de cocinar. 

Luhan llevó una de sus manos bajo su barbilla y lo pensó un poco. Al final, le expresó su deseo de probar aquella vieja receta que el padre de Sehun le había preparado en su última visita.

—Bueno, podemos intentarlo. Aunque no te garantizo que salga del todo bien —admitió.

No quería crear falsas expectativas cuando este sería un nuevo platillo para él. Recordando de paso lo complacido que el rubio se había mostrado al probar el guiso de su padre.

—Yo espero que sí~ anunció su esposo empezando a caminar de regreso al interior de la casa. 

Enviando una última mirada a las rosas recién plantadas, Sehun sonrió y le siguió dentro.

El lindo esposo de Sehun ⟨⟨HunHan⟩⟩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora