Capítulo 7

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Era como la ocasión anterior, un rostro fantasmal, pero eso era imposible, ¿qué acaso no había dicho Allen que el pueblo y la casa eran seguros?, obvio si el pueblo era seguro la casa también. La situación que se me presentaba claramente decía lo equivocados que nos encontramos.

No existió reacción alguna, el espectro no mostró ninguna señal de captar mi presencia, hasta que...

-no es muy seguro salir, ahora lo sabes- el rostro y la voz me sonaba familiar, odiaba ese sentir de deja vu, era como los recuerdos de mis sueños, lo cual era muy probable por la mala memoria que poseía, me dejó los pelos de punta.

-Verona... regresa...- Dóminic se encontraba a un costado del ventanal de mi recamara, aun con las luces encendidas. Con paso lento se acercó a mí para servirme de escudo.

-vete, regresa a la habitación y cierra, pase lo que pase no salgas.

-y un cuerno que haré eso- "sé que puedo ser muy terca pero nuestra promesa sigue en pie de mi parte, te protegeré, solo que eso de dejarte protegerme está completamente prohibido. Me la debes"

Me tomó de la muñeca con mucha fuerza, en sus ojos no había más que furia y preocupación. Me pidió que viera que hablaba en serio. Con una potencia que no sabía de dónde provenía me jaló y empujó contra la recámara. Me caí de bruces dentro y no solo eso, la puerta se azotó, me dejó encerrada.

-Dóminic ábreme – "no es justo, y ¿cómo es que puedes mantener la puerta cerrada?"

-no soy yo – jalaba la puerta, la azotaba y golpeaba sin embargo no se movía ni un ápice. Observando a Dóminic estaba en un permanente estado de alerta. No quitaba la vista de su oponente.

-pase lo que pase no intentes intervenir- golpeaba más fuerte la puerta. En un instante los gemelos y Cristol se encontraban a su lado.

-sabes lo que somos, no tienes oportunidad contra los cuatro, déjanos en paz- el ánima retrocedía ante la inminente derrota.

-no van a obtener lo que quieren de esa chica, es demasiado débil. Cuando se les vaya de las manos, que sin duda ocurrirá, nosotros estaremos para aceptarla.

-ustedes no tienen porqué estar aquí- dijo Dimitri mientras su esencia se materializaba. Era de un tono platinado obscuro, muy parecido a la luz que la luna proyectaba sobre los verdes campos en noches de primavera. Mientras mejor la observaba su forma cambiaba. Hasta que adoptó la de el hocico de un oso, era la primera vez que al materializarse podía reconocerlo.

Su fiero perfil hizo retroceder aún más al ánima.

-déjalo Dimitri, podría ser una trampa y nosotros caeríamos redonda en ella- Cristol hablaba en un tono de calma, que como Dóminic no apartaba la vista del peligro. Me daba una mejor imagen de subcomandante o lo que sea bajo del líder que por obvias razones se encontraba a la cabeza de la comitiva.

-nuestro trabajo es llevar al lugar al que pertenecen a estas creaciones abandonadas.

-pero estas perdiendo de vista nuestra meta y te ciegas con el objetivo inmediato – el viento era el único sonido a parte de las voces de aquellos fuera en la terraza.

-no habrá problema que se encargue Dimitri, no te apures tanto Dóminic, Verona está segura, en el área es el único- Rose se hallaba a su lado. Un rostro de concentración y seriedad absoluta, una expresión que jamás me había encontrado en sus facciones tan suaves.

-encárgate de él si eso es lo que quieres, si no hay problema, solo que antes me gustaría que contestara algunas preguntas. – Su mirada se volvió más penetrante- ¿por qué entraron? ¿Cómo sabían que estábamos aquí y la forma en que penetraron la barrera?- después de unos segundos la expresión del rostro de Dóminic iba de resignación a calma y de ahí a alerta.

Almas de la Noche, Verona. La manzana de IdunnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora