31-Alborotó las mariposas

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Todo era soledad para mí, me sentía completamente excluía, me sentía mal, mis ánimos estaban bajos.

Tyler cuenta la historia
Solamente quería darle una disculpa sincera y charlar con ella, hace mucho no lo hacía.

Mi mensaje, el mensaje que había enviado a Nora ésta mañana estaba en entregado, me preocupaba el número exagerado de ausencias que tenía.

Y también el hecho de que no había hablado con ella desde aquella noche, no por que no quisiera, solo no quería ser un intenso.

-¡Maira!-Llamé a mí hermana, estaba delante mío

Se voltea y me rueda los ojos.

-¿Otra vez volverás a escaparte?

-¿Y que si lo hago?

-¿Cómo que y qué?

Camina y no me responde absolutamente nada.

Maira cuenta la historia
No tenía que darle ninguna explicación, me quedé rotundamente callada y me sorprendió el hecho de que no me llamara.

Fui a buscar a Zac, no había entrado a ninguna clase hasta ahora pero lo vi ésta mañana y me dió su hermosa mirada de medio lado.

Ahí estaba en la cancha sentado, en el lugar donde suele estar siempre.

-¡Holaaa!-dije llamando su atención

-¿Volviste a escaparte?-dice completamente serio

-Igual que tú, y yo no soy él que prometió algo...

-Me sentía mal

-No son excusas
-Bueno, hay enfermería-dije señalándola

-¡Basta!-alzó su voz

-¿Qué te pasa?

-Nada-dijo mirándome los labios

Tomé su cuello entre mis pequeñas manos y lo encaminé hacía mis labios.

Valla que lo había disfrutado, por que vaya que lo amaba, lo amaba como ninguno y se lo quería demostrar.

Me senté sobre sus piernas, como una bebé, lo enrollé en mis brazos y lo besé, con tanto amor.

Luego de charlar y besarnos, acto seguido nos levantamos de ese pasto, nos miramos de frente, y él tomó mis manos, cruzando sus dedos con los míos, y dijo:

-Lo siento.

Lo miré confundida, sin saber a qué se refería, tratando de adivinarlo.

-¿Qué sientes?

-Qué yo no soy para ti, o más bien tú eres mucho para mí.

-Zac no digas eso-dije poniendo la palma de mi mano en su mejilla

-Te amo-dijo acariciando mi cabello y seguidamente dándome un beso en la frente

Y lo abracé aún más.

Ya era la hora de salida, salimos a caminar.

Venía ella, mi peor enemiga, la que hizo que Zac se saliera más de sus casillas.

La observé y la fulminé con mi mirada, la observé con tanto odio como pude y ella seria nos volteó a ver y siguió caminando.

Pronto un mensaje había llegado al celular de Zac, pero el no puso mayor interés, lo ignoró.

Pudo a ver sido ella.

Cuando ya era la hora de salida de mi clase, salimos, pues si salíamos antes nuestro horario nos iba a traicionar, y terminaríamos en la dirección, seguramente con muchos puntos arrebatados.

Pudimos pasar aquella dificultad, el señor de aquella salida nos dejó salir.

-¡Lo logramos!-dice entusiasmado

Lo volteé a ver y nuevamente lo besé.

Recibió otro mensaje y otro y otro.
Todos continuamente y seguidos.

Fuimos a su casa de nuevo y no había nadie, aprovechamos.

Prendimos la televisión.

Más tarde el tomó su teléfono por una llamada que había recibido, no supe de quién.
Comencé a navegar en su habitación, gran error, algo me mantenía curiosa y algo que nunca podía dejar era la curiosidad.

Comencé a esculcar por sus cajones, como una psicopata, buscando algo que ni yo sabía que era, mi yo me decía que no lo hiciera, no era lo correcto.

Encontré una caja, con muchos papeles, demasiados diría yo y arrugados, manchados, llenos de polvo, mucho polvo.

Abrí cada uno de ellos y ninguno decía nada relevante, hasta que llegué a leer uno, su titulo, era una carta, desde lejos, sin poner atención al texto se veían lágrimas borrando la tinta de aquel papel.

Comencé a leer: "Ya no puedo más, yo, los amo hijo y odio causar éste dolor, odio no poder estar más aquí..."

¡No podía ser, hasta dónde había llegado!, mi curiosidad me había crucificado, pronto me di cuenta del gran error y quise deshacerlo.

Rápidamente guardé todo, lo puse en su lugar y volví a mí asiento.

Unos fuertes pasos rondaban, era Zac regresando.

-¿Qué haces ahí tan aburrida? Hubieses puesto algo en la televisión

-Ni siquiera recordaba que estaba encendida

-¿Cómo no, su volumen está alto?

-¿Con quién hablabas?

-Con...Mi madre

-¿No está en su empleo ahora?

-Pues estaba en su descanso

-bien-digo sin estar convencida

-Y...bien ¿Quieres unos cuantos besos, princesa?

Dice siendo estúpidamente sexy.

Y me dejo llevar por sus agradables caricias, estaban permaneciendo en mí y sus besos eran cada vez más placenteros.

No quería que pasara lo de la otra vez, intenté que ubiera más pasión, así llegaríamos a un punto en el que no hubiese un atrás.

Sus labios absorbían mi piel, comencé a gemir, mi plan era tremendo y si tenía que funcionar.

Pero no fué así, el pudo con todo, el tuvo el valor y las bolas para detenerse.

Me abrazó-te amo pero no va a ser.

¿Por qué no va a ser? Comenzaba a dudar de mi autoestima.

Me quedé helada, me acaricié a mí misma, mi mirada se encaminó hacia arriba y se encontró con la mirada de Zac.

-Yo...Sólo

-No debemos apurarnos, las cosas son más especiales cuando las esperas demasiado-dije intentando agregar positivismo al asunto

-Eso es-dijo seco y sin más ideas que expresar

-Yo creo que debo irme-dije levantándome de la cama y tomando mi mochila

Seguí caminando sin despedirme, el momento ya era lo suficientemente incómodo.

El no quería, simplemente no quería, y ese diálogo que le dije de esperanza, no lo creo en absoluto, nunca había querido a nadie más que a él.

Me sentía mal conmigo misma, como si ya no fuera valiosa, lo había intentando y no sabía si seguirlo intentando, ¿Merecía el tantos intentos?

Vaya que lo quería, no pensaba tanto en alguien, el alboroto las mariposas dentro de mi estómago.

Puedo Soñar [Completa] #PlumasAwards2019 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora