Calum Hood

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~Es el Mejor Regalo que me Podrías Dar~

Estaba caminando a casa de mi novia, estaba contentísimo por verla. Quería ya verla y abrazarla, no soltarla más. Habíamos declaro los sábados como tardes para nosotros, a mi encanta la idea.

Toqué su timbre y ella abrió. Se veía, siendo sincero, realmente sexy. Con unos shorts y una blusa pegada.

-Hola -me besó los labios.

-Hola amor -contesté.

-Pasa -se movió un poco a un lado para dejarme entrar. Entré y noté que no había nadie en la casa.

-¿Tus padres? -pregunté.

-Salieron a casa de unos amigos y no volverán como a eso de las once de la noche. Y apenas son las tres de la tarde -suspiró.

-Tendremos mucho tiempo juntos hoy ¿no? -le guiñé un ojo. Ella se sonrojó.

-Creo...

-Ven acá -le dije. Ella caminó hacia mí y quedó en frente mío.

-¿Pasa algo? -preguntó inocentemente.

-Te amo Jade, muchísimo -terminé de decir y la besé. Parecía un salvaje, pero ella respondía el beso. Coloque mis manos en su cintura y ellas las suyas en mi cuello. Ella mordisqueó mi labio inferior, me terminó de prender. Mis manos se movieron más abajo, y quedaron en su trasero. Yo lo apreté un poco.

-Calum -paro de besarme.

-¿Qué pasa? -pregunté atónito.

-Hace unos días he pensado que me gustaría -bajo su cabeza -que seas el primero.

-¿En serio? -sonreí. Tomé su cara con mis manos.

-Si -sonrió.

-Mi amor, gracias -la besé -muchas gracias -la volví a besar. Para un chico u hombre, ser el primero es un honor. Y más si eres el primero en la chica que en verdad amas.

-Estoy lista -susurró. No le dije nada y nuevamente la besé. La besé de una forma dulce. No quería que esto fuera rápido, algo lento sería lo ideal. Empecé a caminar junto a ella hasta encerrarla en una pared. Ella no tuvo más remedio que hacer una llave con sus pies en mi cintura, la sujeté más y empecé a subir las escaleras hasta llegar a su habitación. Con unos cuantos tropiezos, llegué. Su cuarto era tipo princesa, no lo tenía con princesas, no, así no. Tenía el cuarto de una princesa. Mi princesa. La recosté en su cama delicadamente. Ella estaba nerviosa, lo notaba.

-Jade, no estés nerviosa -la mire a los ojos. Ella suspiró y luego me sonrió. La volví a besar y me quité mi camisa, quedándome con el pecho descubierto. Yo empecé a subir su blusa y ella me ayudó. Mierda, sus curvas y pechos eran impresionantes. Me desabroché la correa y la tire en el piso.

-Prometo no lastimarte -le susurré en el oído. Le besé la frente hasta llegar a su boca. Sentí como trataba de quitarle el botón a mi pantalón y lo logró. Yo quite el de ella y sentí como tembló -Podemos parar si quieres.

-No, está bien -sonrió y me besó. Bajé mis pantalones con mucho esfuerzo y luego baje los de ella. Haría algo que no se sí se sentirá comida, y es quitarle el bra. Llevé mis manos a su espalda para encontrar el cierre, y cuando lo hice lo desabroché, lo retire y ella estaba con los ojos cerrados.

-¿Por qué no los abres? -reí.

-Me da vergüenza -admitió. Era demasiado inocente, eso me encantaba de ella.

-Ábrelos -reí.

-Está bien, está bien -abrió sus ojos y me miró.

-Eres muy bella -acaricie su cintura. Ella se sonrojó. Nos besamos más y empecé a bajar mi bóxer. Lo tire por la habitación, ella estaba temblando, tenía miedo, lo sé -estas temblando.

-Calum, estoy nerviosa -admitió.

-¿Paro?

-No, ya empezamos, terminemos -reí. La besé y empecé a bajar su última prenda, la tire por la habitación. Moví un poco sus piernas a los lados y me puse en medio de ellas.

-Dime si quieres que pare -besé su frente. Tome su mano y empecé a entrar en ella. Ella apretó mi mano y mire como estaba. Ojos cerrados pero con lágrimas afuera.

-No lo digas -abrió sus ojos. La mire confuso -me ibas a decir si quería que pararas. No lo digas. No quiero -reí y seguí en el acto. Feliz de ser el primero en su vida

*

Jade Brooks, 17 años, alta y morena. Era mi chica ideal desde el día que la conocí. Ella es fan de nosotros y un día la conocí. Yo tenía 19, no había ningún problema en nuestra relación. Aquel día, me había dado una carta como muchas chicas me daban pero la de ella, la tenía más en la mira, ya que había robado mi corazón desde el primer momento.

Habían pasados semanas desde que estuvimos juntos por primera vez. Ella se empezó a distanciar. No me llamabas. No me besaba. No me abrazaba cuando me veía. Sólo parecía un amigo para ella. Un día me arme de valor y fui a su casa y estaba ¿mudándose? ¿Por qué?

-¿Jade? -ella giró y me miró asustada.

-¿Qué haces aquí? -preguntó.

-Venía hablar contigo, ¿te estas mudando? ¿Por qué?

-Yo... -susurré.

-Contesta, ¿por qué me haces esto? -sus padres estaban allí viendo la escena. Su madre se acercó.

-Deberías decirle Jade, antes de dar este gran paso -le dijo.

-¿Decirme qué? -ella estaba con lágrimas.

-Entremos a hablar -empezó a caminar y yo la seguí. Entramos a la casa y sólo quedaba un sofá en la sala. Nos sentamos.

-Explícame, por favor. Explica tu actitud conmigo. Explica todo esto.

-No sé cómo explicarte esto -le salían las lágrimas.

-No llores -la intenté besar, pero ella movió su cabeza.

-No, no me querrás besar cuando te diga.

-Jade, dime... -estaba preocupado. Tomó mi mano y la puso en su vientre. Me miró y empezar a llorar más. Espera, ¿está embarazada?

-Lo siento mucho... -susurró.

-¿Estas embarazada? -pregunté atónito.

-Si -respondió. Yo quite mi mano de su vientre y me levanté.

-¡Jade! -grité.

-No te enfades -se levantó.

-Cállate -la abrace -¿por qué no me lo dijiste?

-Porque iba a arruinar tu vida, tu carrera, tu sueño...

-No... -le susurré. La mire -estoy muy feliz -le sonreí.

-¿En serio? -quite sus lágrimas.

-Sí, mi amor. Muy feliz -la besé. Tenía semanas sin besarla y ya lo estaba haciendo.

-Te amo -me dijo.

-Yo más. Es el mejor regalo que me podrías dar...

One Shots |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora