One Shots |EDITANDO|

Always °Matt Espinosa°

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Había sido un completo imbécil en todos los sentidos. Jamás me perdonaría todo el daño que le hice, la quería, pero la deje escapar y no precisamente de una manera agradable. Moría cada vez que la veía llorar y en hecho de pensar que la mayoría de veces eran por mi culpa hacía que me sintiera la persona más miserable y repugnante del mundo.

Volví a llamar al timbre, pero no obtuve respuesta. Sabía que ella estaba allí, que llevaba semanas sin salir, sus amigos me lo dijeron. Sólo quería pedirle perdón por todo lo que le había hecho, aunque no me perdonaría nunca. Perdí la paciencia y comencé a pegarle patadas a la puerta, hasta que la derribe de un empujón. Me he destrozado el brazo, pero eso no importa ahora.

- Valentina, ¿donde estas? - la llamé y nada. Entré en su cuarto pero tampoco estaba, abrí la puerta del cuarto se baño y desee que lo que mis ojos contemplaban no fuese real, que sólo fuera una horrible pesadilla - ¡Valentina!

La cogí entre mis brazos, sus ojos estaban cerrados y...esto no podía ser verdad, tenía un gran corte en la muñeca y del cual no dejaba de salir sangre. Todo esto era por mi culpa.

-Valentina, por favor - las palabras apenas salían de mis labios - Mirame, por favor.
- Estas aquí..
- Pues claro...n-no te vayas, quedate conmigo.
- Siempre - acarició mis mejillas para retirar las lágrimas que caían por ellas.
- ¿Por qué lo has hecho?
- Estaba atrapada en un mundo en el que tú no estabas...y - su voz cada vez era más débil - no podía seguir sin ti.
- Pero yo jamás te dejaría, lo jure aquella vez en el lago, ¿te acuerdas?
- Me acuerdo - sonrió y el mundo se me vino encima. ¿Qué haría sin ella? - Te caíste de la barca por querer... - tosió.
- No, tranquila - la aferre más contra mi pecho, estaba helada.
- Pero eso ya no importa...todo acaba.
- No, no digas eso - rocé sus labios - Mi amor por ti jamás acabará. Por favor, quedate.
- Tienes que ser feliz, lo harás por mi
-No puedo, te necesito a ti para serlo.
- Lo serás, y vivirás con alguien que te quiera tanto como yo.
- Pero yo no quiero a nadie más, solo estas tú.

Y era cierto, sólo me importaba ella. Habíamos pasado muchísimos momentos juntos y a cada segundo que pasaba más la amaba. Pero eso era el pasado, ahora se estaba llendo entré mis brazos y no podía hacer nada para remediarlo.

- Te quiero y siempre te querré - dije, sintiendo la última pizca de calor de su pequeño cuerpo.
- Siempre - repitió - Promete una cosa...
- ¿Qué cosa? - intenté reprimir las lágrimas, pero no pude.
- Recuerdame...
- Siempre.

Y besé sus labios por última vez. Mi vida se acababa de ir, y jamás volvería. Sus labios sabían de la misma manera que la primera vez, pero sus ojos estaban cerrados. La abracé más fuerte, quería irme con ella, no sería capaz de seguir sin tenerla a mi lado. Había perdido a mi verdadera razón para vivir, pero debía hacer lo que le prometí... la recordaría, siempre.