One Shots |EDITANDO|

Michael Clifford

~Ella Desapareció~

Ella siempre estaba escondida en el salón de clases.

Estábamos juntos desde pequeños.

La veía los cinco días de la semana y ni me le acercaba.

Muy pocas veces chocamos palabras.

Muy pocas veces intercambiábamos ideas.

Ella era muy sigilosa.

Era muy callada.

Muy misteriosa.

Ocultaba algo, de eso me daba cuenta desde que teníamos catorce años.

Siempre andaba con diez mil brazaletes en su mano izquierda.

Sabía perfectamente que ocultaba.

En los almuerzos se escondía en el patio y nunca la veía comer.

Cuando la veía comer, era raro. Era totalmente raro verla dando unos bocados, pero cuando lo hacía, siempre la veía salir del baño después del recreo limpiándose un poco la boca.

La veía en el teatro llorando, la vi dos veces, tal vez tres... pero nunca me le acercaba por miedo.

Cortes.

Problemas alimenticios.

Depresión.

En una chica tan bella y tranquila.

O eso aparentaba, no hablaba con ella.

Pero, ¿Michael que deberías hacer? Ni siquiera hablas con ella.

No la conoces.

No has hablado con ella nunca; tal vez la última vez fue en primaria.

A los quinces, sus pulseras fueron reemplazadas por vendas.

Cada lunes traía una excusa nueva.

"El gato de mi abuela"

"Me caí en..."

"Me lastimé cocinando"

"Me golpeé por accidente"

Curioso que sólo pasaba con su mano izquierda.

No la veía en los almuerzos, se la pasaba en los baños encerrada. Un par de veces la veía casi desmayándose.

Ahí me acerqué a ella.

"¿Estas bien?" le pregunté.

"Si" me respondió secamente y se alejó de mi rápidamente.

En esa temporada la veía con los ojos cansados, llorosos, rojos. Se notaba exhausta.

Recuerdo que un día el profesor de geografía nos juntó a mí, a ella y a un amigo llamado Luke a trabajar juntos para un proyecto.

Habíamos acordado en trabajar en su casa.

Ella no quería.

Lo negaba.

Pero al fin y al cabo, fue en su casa.

Yo llegue y Luke de ausento por un problema con el transporte.

Ella me recibió vestida con un jean y una blusa holgada blanca.

Siempre la veía vestida con colores apagados.

Yo le sonreí y ella me invitó a pasar. Su casa estaba hecha un desastre. Bebidas alcohólicas tiradas por doquier junto a botella. Grandes rastros de soda en el piso.