Capítulo 1

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Luego de tres días de estar de aquí por halla en Seattle, Portland y Port Angeles, más que nada comprando ropa para el nuevo año escolar, todas las chicas a excepción mía salieron de caza dejándome con puros varones.

En este instante me encontraba viendo cómo es que Emmet corría de un lado a otro por el prado siendo perseguido Jasper y Edward en una versión más peligrosa de 'las traes', Carlisle se encontraba a mi lado sonriente mientras que los veía jugar como niños.

-¿Estás seguro de que tienen casi 100 años?

Le pregunté en tono burlón recibiendo una mirada fulminante de parte de Emmett, el cual fue atrapado por Jasper en el momento que se distrajo y comenzó a perseguir a los otros dos.

-Sí, estoy seguro.

Me dijo mi padre con diversión, me le quedé observando durante un instante sin creer lo que mis ojos veían, Carlisle era hermoso igual que todos en la familia. Su sonrisa paternal siempre transmitía confianza, su mirada amable te daba calidez, y todo él transpiraba benevolencia. Era la persona más buena que hubiese conocido en toda mi corta vida, siendo seguido por Esme, y realmente me parecían tan suertudos de tenerse el uno al otro.

Sabía por todo lo que había pasado, lo mucho que había sufrido, y estaba realmente feliz de que él por fin pueda ser feliz. Sus ojos dorados hicieron conexión con los míos, mientras que su cabello rubio brillaba a la luz del sol y su piel naturalmente blanca se tornaba un poco brillante.

Entrecerré los ojos debido al brillo que el soltaba, mientras que le devolvía la sonrisa con alegría.

-¿Estas lista para el instituto?

Me preguntó con voz calmada, con ese tono paternal que solo él podía lograr, aunque fueras una persona que en realidad no tenía nada que ver con él. En un momento sentí los fríos y a la vez cálidos brazos de Edward alrededor de mi cintura, Jasper y Emmett aun seguían jugando y parecía que en esta ocasión estaban lanzando de un lado a otro un balón de Fútbol americano.

-Ella está más que lista, incluso su mochila lo está.

Dijo Edward mostrando una hermosa sonrisa a la par que pegaba sus labios contra mi nuca con cierta efusividad, le sonreí con cariño mientras que besaba suavemente su mejilla y acariciaba sus manos sintiendo como la calidez aumentaba.

-No sé en qué momento hice mi mochila, pero si, solo estoy algo nerviosa...

Mi esperanza era que mis amigos de la academia de baile- o la pandilla de vándalos como solía decirle Rosalie- estuvieran en mi misma clase, porque la idea de hacer nuevos amigos me aterraba de cierta forma.

Digo, había tardado mucho en explicarles a ellos que mi 'hermano adoptivo', era mi novio. ¿Cómo podría explicarles eso a unos nuevos amigos otra vez sin que se vuelvan locos o traten de llamar a la policía?

Además, los rumores de los chicos no me eran indiferentes, sabía bien que todos odiaban y admiraban a los Cullen por igual. Y el simple hecho de andar con ellos acarreaba rumores nuevos y jugosos todas las semanas acerca de mi intrusión en el grupo de chicos perfectos.

-No estés nerviosa, yo estaré contigo en todo momento.

Dijo Edward depositando un beso en mi cuello, sus labios fríos en contacto con mi piel caliente hicieron que todo mi cuerpo se estremeciera de forma exagerada, eso sumado a la vergüenza de que hiciera aquello en frente de 'nuestro' padre.

-Tiene razón, Edward te estará cuidando en todo momento y te protegerá.

Dijo con una sonrisa para luego él también unirse al juego con ellos, dejándonos a solas, me recosté suavemente en el cálido pecho de Edward y cerré los ojos disfrutando de la melodía que tarareaba con suavidad.

Aquella nana que había creado para mí cuando era una niña y las pesadillas me atacaban, suspiré suavemente disfrutando de nuestra conexión, que en realidad no hubiera sido capaz de no ser gracias al don de Edward.

-¿En qué piensas?

Me preguntó mientras que apoyaba su mentón en mi nuca, no pude evitar reír en silencio mientras sentía su sonrisa.

-Como si no lo supieras...

Dije con cierta diversión cuando acaricié sus manos.

-En 10 años nunca pude comprender tus pensamientos, y te recuerdo que aún no quitas tu orden...

Dijo con sus labios pegados a mi nuca, oliendo el perfume de rosas que el shampoo había dejado en mi cabello. Me reí tontamente.

-Eso te pasa por violar mi espacio personal.

No sé ni porque dije eso, me estaba arrepintiendo cuando sentí sus brazos apretarme con fuerza.

-Los esposos no se ocultan nada, creí habértelo enseñado.

Dijo él aún apretando con fuerza, aunque sabía bien que no era ni el 10% de toda la que tenía, aún así era la suficiente como para que tenga ganas de devolver el almuerzo.

-Voy... a vomitar...

Aflojó el agarre para mi suerte.

-Y lo sé... En caso 3 años podrás saber todo lo que quieras saber Edward, pero por ahora que soy humana quiero tener uno o dos secretos por lo menos.

Le dije con una sonrisa misteriosa, sentí como todo el cuerpo de Ed se tensaba y me pregunté si le había enojado lo que había dicho.

-3 años...

Susurró él, enarqué una ceja, parecía que el hombre detrás mío había olvidado que estaba solo a dos años y medio de ingresar a la 'edad madura', y por consiguiente la edad en la que el tiempo se detendría para siempre para mi concediéndome la eternidad a lado de mi amada familia.

-Espero que mantengas tu promesa.

Dije recordándole que nos casaríamos antes de que aquello pasara, había sido una promesa que él me hizo desde el momento en el que nos enteramos que éramos almas gemelas, y había sido realmente complicado para él ya que me llevaba casi 100 años de diferencia.

-Sí, si, no lo he olvidado, no te preocupes.

Dijo con un tono de voz tranquilo, pero me pareció forzado, estaba a punto de darme la vuelta para verlo cuando el cielo se nublo repentinamente avisando la venida de una gran tormenta.

Las mujeres llegaron esa misma tarde atraídas por esta, y todos pasamos una tarde familiar viendo películas mientras que la lluvia y los truenos nos daban un dulce arrullo.

Esa noche volví a dormir en los brazos de Edward con toda la tranquilidad que mi atareado corazón movido por el nerviosismo era capaz de conseguir, como hubiera deseado saber lo que el había estado pensando.

Como me hubiera encantado ver lo que estaba a punto de hacer, y evitarlo, ¿pero que más podría decir ahora?

Supongo que solo puedo decir, que desearía que él no hubiese tomado esa decisión...

Luz crepuscular ||Edward Cullen y tú|| ||Libro 1|| ||Saga Crepúsculo||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora