Capítulo 3

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La sirena volvió a sonar y me despedí de mis amigos al ver que Edward se apoyaba en el marco de la puerta con cierta arrogancia, aquello me confundió ya que él nunca se comportaba así.

-¿Lista?

Me preguntó cuando tomó mi mochila colgándosela en un hombro y pasó su brazo por mis hombros para dirigirnos al comedor de la escuela, ya aquí noté que había aún más estudiantes de los que había visto en la mañana, aquello me sorprendió teniendo en cuenta que Forks no era un pueblo tan grande que digamos.

Y me incomodé mucho cuando noté la manera en la que él sonreía mientras que atravesábamos el lugar para poder ir a nuestra mesa, supuse que los murmullos habían comenzado a sonar cuando empezamos a caminar. Observé suavemente a mis hermanos durante un instante, asegurándome de que todos se encontraran allí.

Me sonrieron cuando me senté entre Alice y Edward, los cuales apenas jugaban con su comida, la cual robé pues ellos no la necesitaban realmente, me encontraba tomando mi lechita con chocolate cuando sentí los labios de Edward posarse en mi nuca curvadas en una mueca, sentía como si estuviera aguantándose la risa y me entró la curiosidad de saber qué es lo que estaría escuchando en este instante.

-Mejor amiga, hermana, novia, etc, etc...

Le escuché murmurar en mi cabello y sentí como mi rostro enrojecía con cada palabra.

-Pareja, prometida, destino...

Mis orejas estaban a punto de reventar de la sangre que recorría por ellas, me enfrasqué en terminar la leche fría confiando en que aquello ayudara con el creciente nerviosismo.

-Mía, solo mía...

Y todo se fue al diablo con eso, me levanté para dirigirme al baño siendo seguida por Alice mientras que Rosalie parecía estar regañando a Edward en susurros.

-¿Te encuentras bien?

Me preguntó mi hermana mayor mientras que me ayudaba a echarme agua en la cara, la observé por un momento en el espejo, sencillamente hermosa y diferente a cualquier otra persona que haya visto. Me quedé mirándome fijamente en el espejo durante otro rato más, era el colmo de lo común, con los ojos cafés y el cabello castaño.

No tenía nada de especial, al menos no físicamente, y aún así estaba absolutamente segura de que era hermosa. Le sonreí a la yo del espejo de forma sincera, era hermosa aun siendo común, eso importaba.

-Sí, ya me encuentro bien, es solo que siempre me pone nerviosa cuando Ed empieza a decir aquellas cosas...

Dije mientras que jugaba con mis dedos, no era justo, él me había pedido que no dijera nada y luego parecía que sentía la necesidad de dejar en claro que le pertenecía. Edward, quién le entiende.

-Ya sabes lo territoriales que somos con nuestras parejas, y debes comprender que Edward tiene cierta tendencia a exagerar las cosas.

Dijo Alice con una sonrisa a lo que me reí.

-¡Y yo soy la dramática!

Luego de aquello volvimos nuevamente al comedor, pero al volver a fijarme en nuestra mesa lo noté, Edward miraba fijamente a un lugar en el comedor. Aquello me confundió, normalmente solían conversar entre ellos e ignorar al resto, pero él estaba observando a alguien.

Una vez que tomé mi lugar en la mesa miré de forma disimulada el mismo lugar al que Edward estaba observando, notando como es que parecía estar haciendo contacto visual con una chica que no se me hacía conocida.

Esta lo observaba nerviosa, quitando la mirada y luego volviéndolo a mirar. Toqué suavemente la chamarra de Edward para llamar su atención, notando como es que él parecía salir de una especie de trance. Cuando giró me miró con una sonrisa, sin embargo había algo en su rostro que me hizo dudar por primera vez.

Luz crepuscular ||Edward Cullen y tú|| ||Libro 1|| ||Saga Crepúsculo||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora