Sexta Sesión Parte 1

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Después de observar cuidadosamente los objetos que acababan de conseguir, Arroyo comenzó a raspar las cuerdas de su lira. A pesar de no tener ningún tipo de habilidad, las cuerdas comenzaron a sonar solas y las heridas causadas por el frío fueron desapareciendo. Después, salieron con Mialee y Arkos. Para entonces el oso ya se había levantado y comenzó a ir hacia una tercera puerta semi escondida.
Vlad le siguió y la abrió con la llave.
En otra sala un poco más pequeña, descansaba una pesardilla el triple de grande de lo normal. Su cuerpo de sombra se movía suavemente al ritmo de su dormida respiración.
Con cuidado volvieron a cerrar la puerta.
Arkos se mostró un poco confuso ante la bestia que encontró, pero volvió a la sala de Apolo para salir por el agujero.
El resto del grupo se miró.
-¿Cuánto tiempo quedará para que acabe la recolección? - preguntó el mago. Después de un tiempo de meditación, continuó - Calculo que más o menos llevaremos aquí media hora.
Mialee cogió una de las mariposas que se habían posado en su pelo.
-En cualquier caso, ya tenemos cien puntos.
Poco a poco siguieron a Arkos hasta la salida.
El oso escaló sin dificultad hasta la superficie, seguido por Arroyo. Mialee juntó varias piedras del suelo y, agitando su rama de olivo, creó una escalera de piedra por la que subieron los demás.

En efecto, todavía faltaba mucho tiempo para la noche.
-Bien, ¿qué hacemos ahora?
-Yo poder ayudar.
Arroyo marchó corriendo hacia el mar. No había tiempo que perder.
-Yo me quedo con Arkos cogiendo mariposas - sentenció Mialee.
-Kriv, ¿tú ir ayudar a ellos?
-Bueno... Técnicamente no estamos en el mismo equipo... - respondió el dracónido.
-Siempre podemos colaborar y repartir la recompensa - sugirió Vlad.
Kriv asintió y comenzó a acercarse a un grupo de conejos. Sigilosamente, se acercó a uno y lo cogió por las orejas. Después de un tiempo consiguió calmarlo y dejarlo a recaudo de Arkos. Así siguió hasta la hora tope.

Arkos y Mialee fueron hacia las mariposas. Con suavidad, consiguieron hacer que se acercaran a ellos. Al cabo de una hora, el pelo de la elfa y la cabeza del oso se llenaron de mariposas radiantes.
-Mialee, yo ir descansar.
-Está bien. Yo seguiré.
El oso se sacudió un poco haciendo que las mariposas que le rodeaban comenzaran a volar hasta los hombros y brazos de la niña. Esta siguió andando, recogiendo más mariposas. Poco a poco su movilidad se vio reducida por la gran cantidad de bichos brillantes que tenía en los brazos.

Arroyo atravesó los campos con facilidad, aunque el camino hasta el mar continuó una hora más. Una vez allí, decidió sumergirse. Bajó lentamente mientras observaba su alrededor, viendo ballenas, muchas variedades de peces y mantas rayas con patitas de un tono azul eléctrico jugando entre ellas. De repente, un brillo llamó su atención y siguió bajando hasta un pequeño grupo de coral, donde encontró una gran cantidad de perlas. Las cogió una por una y las metió en su bolsa. Contó hasta treinta. Después volvió a ascender hasta ver las mantas.

Vlad igualmente se fue andando hasta la orilla. Su camino fue bastante más largo. Cuando llegó a la arena, sacó su libro de conjuros y recitó una sencilla frase en primordial. Extendió la mano hacia el agua y giró la muñeca. Al tiempo, un torbellino se creó en el fondo marino.
Arroyo comenzó a ser absorbido por el torbellino. En un intento de escapar, nadó lo más deprisa que pudo pero no obtuvo resultados. Entonces extendió el brazo, haciendo que el agua se volviera en contra de Vlad.
En la orilla, el mago vio cómo su creación desaparecía lentamente. Se asomó a ver qué pasaba cuando un chorro de agua salió hacia la arena. Vlad se acercó y comprobó que, efectivamente, había arrastrado varias perlas. Mientras las guardaba, contó casi cuarenta.

Poco después, Arroyo salió del agua.
-Hola, Arroyo - dijo el semielfo- Fuiste tú quien cortó mi hechizo, ¿verdad?
-Sí, fui yo.
-No pretendía dañarte.
-No te preocupes. Yo tampoco - sonrió.
Escurriéndose el pelo, una idea pasó fugazmente por la mente del genasi quien se metió rápidamente al agua de nuevo.
Descendió algunos metros hasta encontrar un atún. Nadó lo más deprisa que pudo a él y lo agarró con todas sus fuerzas a la par que clavaba un cuchillo en su carne. Una pequeña zona del agua se tiñó de sangre y el paladín volvió a subir a la orilla, cargando con el pescado.

Vlad retomó su camino al pueblo. El tiempo había pasado muy rápido. Arroyo le siguió, a una velocidad bastante mayor y atravesando el campo.

Cuando el genasi divisó a sus compañeros a lo lejos, no pudo hacer otra cosa que esconder una sonrisa. Un oso estaba tumbado en mitad del campo al lado de un pueblo, un dragón azul de dos metros corría tras un conejo, intentando cogerle y una gran bola de mariposas radiantes se movía lentamente hacia más mariposas.
Se acercó al relajado Arkos, que despertó al oler el atún.
-Eh, Arkos. Hagamos un trato. - el oso gruñó- Si me guardas estas perlas te doy el atún.
Le tiró una bolsa de tela grande en la que guardó todas las perlas que consiguió. Arkos la cogió animado y se tumbó encima.
Después fue hacia Mialee. Estaba agachada frente a una mariposa azul. Giró un poco la cabeza, acercándole la punta de su gran oreja y el bicho se subió.
-Eh, Mialee.
-Hola, Arroyo - dijo mientras se levantaba. Sus cabellos y brazos estaban totalmente cubiertos de mariposas de varios colores.
-Veo que te ha ido bien.
-Sí... Debe de haber unas ochenta - sonrió.
-Muy bien.
Después fue a curiosear a unos rebaños en busca de cuernos rotos.

Vlad no encontró un panorama diferente. Se reunió con todos sus compañeros y comenzó a hacer cuentas. Pidió las cosas que Kriv había conseguido para asegurarse de tener lo máximo posible. El dracónido le dio seis conejos estelares, seis conejos normales y dos trozos de queso de hierbas. Calculó que llevarían unos 10500 puntos. Sería difícil superarles.
Devolvió las cosas a sus dueños y fue a hablar con Mialee.
-He visto que hay caracoles sanadores en la lista.
-Oh, sí. Dejan un rastro más brillante. Suelen estar en los ríos.
Con un gesto de gratitud, fue en busca de uno. Para su sorpresa, eran bastante más grandes de lo normal. Lo metió en un frasco junto algunas hojas frescas y volvió con los demás.

Almas perdidas (actual campaña de d&d) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora