Decima Sesión Parte 2

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El resto de la gente ya se había ido en los botes. Dos pares de marineros remaban con el fin de alejarse los más rápido posible.

El segundo ataque llegó. El gran cuerpo de la piraña se levantó al costado del barco y voló varios metros sobre ellos para acabar estampándose contra la cubierta, rompiendo el María en dos.
Las partes del barco comenzaron a hundirse.

Mialee se resbaló y cayó al agua.
-¡A-ARROYO! - gritó chapoteando.
Se esforzó por mantenerse a flote, pero perdió fuerza y poco a poco se hundió.

Vlad se tiró al agua desde el borde del barco. Dio una vuelta sobre sí mismo hasta encontrar al pez gigante nadando tranquilamente. Juntó las palmas de las manos y las extendió hacia el cuerpo de la piraña. Cerró los puños y la cola del enemigo comenzó a desintegrarse. Este se dio la vuelta bruscamente.

Kriv observó cómo la elfa se hundía en el mar y decidió tirarse detrás. Su gran armadura le hundía casi sin quererlo, así que intentó mantenerse un poco a flote. Ya buceando, se dirigió hacia la piraña y abrió la boca. En el fondo de su garganta se cargó una energía radiante. De pronto un rayo salió, atravesando las corrientes e impactando en el costado del gran pez. El dracónido siguió descendiendo lentamente.

El tiefling rojo gritó al ver sangre en la superficie. Se agarró todo lo fuerte que pudo. Aún tenía unos segundos antes de que el María se hundiera totalmente.

Arroyo empalideció de golpe. Tras caer sus amigos al mar, una gran mancha roja emergió. Corrió hacia el borde del barco y saltó de cabeza. Continuó su camino buceando con una facilidad incomparable. Adelantó al pesado Kriv y llegó hasta Mialee. Esta intentaba aguantar la respiración, con los carrillos hinchados y la nariz tapada con una mano mientras que movía la otra frenéticamente. Su largo pelo verdoso se movía sin ton ni son. El genasi la agarró y la subió lo más rápido que pudo.

De mientras, el pez nadó velozmente hacia el grupo. El primero en ser considerado víctima fue Vlad. Antes de ser alcanzado por la bestia, gritó una oración mística en primordial y una nube oscura le rodeó. Pocos segundos después, apareció en la parte más elevada del barco.
El siguiente fue Arroyo. Con mucha suerte, una última zancada le libró de las fauces de la gran piraña.
Por último, Kriv. Ante el inminente peligro, dejó de intentar flotar y su propio peso lo sumergió a gran velocidad, esquivando el ataque.

El tiefling, sin dejar de gritar, agarró con fuerza su libro. Deshizo su hechizo de invisibilidad y localizó un tablón de gran tamaño flotando cerca de él. Cerró los ojos y saltó. Consiguió agarrarse y subir la mitad de su cuerpo mientras desesperadamente agarraba más madera. Pasó su mano entre los cachos rotos y su zona de seguridad y una cinta morada con brillos negros los unió.

Arroyo llegó a la superficie, con Mialee casi desmayada. Se acercó a la gran tabla sobre la que trabajaba el tiefling y la posó. La elfa comenzó a toser agua y se giró hacia él. Pasó sus pequeñas manos sobre la cara del genasi y varios brillos solares le cubrieron. Arroyo cerró los ojos y rezó. El escudo de su parche comenzó a brillar y su espada se cargó de energía.
La elfa se giró hacia el afanoso individuo.
-¿Estás bien?
-¡Estaré mejor cuando no haya agua cerca!

Vlad sacó una daga de su bolsillo. Pronunciando un ritual gnómico, hizo un clon del arma, de aspecto blanquecino, que desprendía frío. Guardó la daga inicial y mandó al cuchillo helado hacia el cuerpo de la piraña, que de un rápido movimiento la esquivó. Sin embargo, abriendo los dedos, el mago creó una explosión que afectó a un gran número de escamas. El pez se revolvió en el sitio.

Kriv, ya en la superficie, se apoyó en un tablón perdido y sacó su gran ballesta. Cargó un virote y apuntó a la cabeza de su enemigo. Su disparo, en principio certero, se deshizo a los pocos metros de él y el virote quedó flotando.

La piraña gigante se giró hacia Vlad. Con rápidos movimientos se acercó a él y lo engulló. Varios de sus diminutos dientes se clavaron en la carne del semielfo y su lengua segregó ácido. Cuando Vlad ya no podía soportarlo, lo escupió y nadó en círculos, cerca de él.

La respuesta del mago fue inmediata. Fijó su mirada en el amenazante pez y extendió el brazo izquierdo hacia la explosión. Entre sus temblores, los restos del cuchillo helado se juntaron y lo atrajo hacia sí con la velocidad de un rayo. El ataque impactó en un ojo de la piraña y la explosión destrozó gran parte de su cabeza. Vlad aprovechó el momento de agonía para marchar nadando.

Arroyo, con sus amigos a salvo, volvió a sumergirse. Avanzó lo más rápido que pudo hacia la bestia mientras intentaba calmar su corazón. Empuñó su espada, llena de favor divino, y se colocó debajo del cuerpo malherido del pez. Soltó aire despacio y con un grito clavó el arma en su estómago. Una enredadera brotó de la herida y atrapó el cuerpo de la piraña mientras pequeñas espinas iban creciendo hasta atravesarla por completo.

Sin más peligro, subió a ver a sus amigos.

Mientras tanto, Mialee había empezado una conversación.
-Siento que tengamos que conocernos en estas circunstancias - comenzó el tiefling rojo, ya sentado sobre la madera- Me llamo Kosef.
-Yo soy Mialee - respondió mientras se inclinaba- ¿Te sientes bien?
-Sí, no he tenido mala suerte. Sólo no sé nadar.
-Yo tampoco...
Se fijó más en él de la capucha de su túnica sobresalía dos grandes cuernos negros encorvados hacia atrás con la forma de un rayo ascendente. También se notaba su complexión delgada y una gruesa cola roja apoyada a un costado.
Kosef se inclinó hacia Kriv, que intentaba subir a las tablas.
-¿Dónde crees que vas?
-Viene conmigo - interrumpió la elfa.
-Iba a subirme...
-¿No tienes otros medios? No creo que soporte tu peso.
Kriv buscó entre su bolsa y sacó su caballo de madera.
-¡Pyr, sé un pegaso para mí! - gritó mientras lo lanzaba al aire.
Pyr apareció y voló cerca del agua. Kriv se apoyó momentáneamente en los tablones, desestabilizándolos, y subió a lomos del caballo.

Vlad y Arroyo aparecieron y sujetaron la balsa improvisada antes de que Mialee volviera a caerse. Miraron a lo lejos hasta descubrir un grupo de botes iluminados con antorchas esperando su regreso. Tras las presentaciones, Arroyo comenzó a empujar la madera, Mialee comenzó a meditar y Vlad entabló una conversación con Kosef en la que conocieron el trasfondo mágico de ambos. El semielfo se interesó especialmente por el nivel de Kosef, quien no se rebajó a un principiante a pesar de que lo fuera y le desveló sus estudios en nigromancia.

Cuando llegaron con la tripulación, Mialee despertó y se tiró al agua. Salió a flote como un delfín blanquecino y comenzó a nadar junto a sus compañeros. Vlad y Kosef subieron a un bote medio vacío mientras que Arroyo continuó en el mar. Kriv, pocas horas después, ordenó descender a Pyr y se quedó en un bote. Una vez acomodado, el caballo de juguete cayó en sus manos.

Almas perdidas (actual campaña de d&d) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora