Dudas.

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—Que pases un buen día. — así es como eran casi todas las mañanas para ésta peculiar familia, pues sí bien Jumin tenía que ir a trabajar, Zen hacía de ama de casa mientras cuidaba a los niños.

—Igualmente, a por cierto no me esperes mucho tiempo despierto, hoy llegaré bastante tarde. — explicó el azabache mientras se acomodaba los zapatos y las mangas de su traje, para después mirar a su pareja, cargando a una bebé de no más de un año, y un pequeño de no mucho más que de seis años.

—Está bien. ¿Al menos sabes a que hora regresarás más o menos? — preguntó Zen mientras miraba con un poco de pena a su pareja, el cuál como el resto de días lo dejaba solo y no volvía hasta muy en la noche. —Tengo miedo de que... — aquella frase no fue terminada, ya que el albino se mordió el labio inferior para no acabarla.

Ante aquel acto la pequeña miró a su padre y le tocó la mejilla, llamando así la atención de Zen para que éste la mirase; la expresión de la pequeña reflejaba preocupación, no era normal ver a su papá (o como ella lo llamaba "ma' ") de aquella forma.

Zen al darse cuenta de esto solo sonrió de forma amplia para acercar su nariz con la de la pequeña, logrando que ésta riera con aquella aguda voz que aún tenía.

Jumin al darse cuenta de ese gesto que había hecho su pareja no pudo evitar sospechar de si realmente estaba actuando o si solo quería que su pequeña sonriera.

Volviendo unos pasos atrás, Jumin se acercó a Zen para tomarle del mentón y la cadera y darle un corto beso lleno de ternura y confianza.
—No te puedo confirmar la hora exacta, solo sé, que nada más termine, volveré aquí lo más rápido posible para estar contigo y con los peques. — susurró Jumin a escasos centímetros de los labios de Zen, concentrando su mirada con la de su contrario, atrayéndola más hacia él.

—Papá, si llegas pronto, ¿puedes contarme un cuento? — preguntó el pequeño de seis años, que los miraba a ambos con clara duda.
Ante éste gesto y que parecía que su hijo no iba a soltar su traje hasta que diera clara respuesta, Jumin no tuvo más opción que cargarlo, dándole un pequeño beso en la frente y dándole así una respuesta. —¡Claro que lo haré peque! — las palabras de su padre eran dulces y fiables, al igual que la sonrisa que mostraba el mismo, y que transmitía a su hijo mayor.

—Con todo esto hablado, me voy. — volvió a hablar Jumin, está vez para despedirse.

—Qué tengas un buen día, cielo. — marcó Zen, dando un corto beso en la mejilla a su esposo.

—Igualmente.

Más tarde en la noche, la puerta de aquel apartamento se habría, dando paso a un hombre de traje oscuro y a su rostro de cansancio

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Más tarde en la noche, la puerta de aquel apartamento se habría, dando paso a un hombre de traje oscuro y a su rostro de cansancio. Deshaciendo un poco el nudo de su corbata logró darse cuenta del sonido de unos pasos.

—Bienvenido. — dio como recibimiento el albino a su pareja, desde el final del pasillo de la entrada, regalándole una sonrisa mientras que vestía un delantal blanco encima de una camiseta de manga corta negra y unos pantalones de pijama de casi el mismo color que la camiseta; con su pelo recogido en una coleta alta y con un cucharón en una de sus manos.

Familia [Zen X Jumin] [Mystic Messenger]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora