Inicio de las Vacaciones. 4/7

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Cuarta parte:
Besos y caricias en un mar de preocupaciones.

Bajando las escaleras con un poco de prisa, el albino se empezó a encaminar un poco más cerca de su marido. -Los niños ya están durmiendo. - dijo a unos pocos metros de su destino.

-Bien. - respondió el ex-ejecutivo desde el sofá sin girarse a ver a su amada pareja.

Con la pequeña conversación que habían tenido, los metros recorridos se quedaron en la nada, pues ahora Zen se apoyaba en el hombro de su pareja mientras sus brazos rodeaban el cuello de su amado. Dando un pequeño pero suave beso en la mejilla de su esposo, el albino dirigió su vista al móvil que le robaba el foco de luz. -¿Qué haces?

-Buscar una guardería para Hina dónde el horario la permita ir poco a poco para acostumbrarse y que sea factible para mi. - dijo el azabache entrando y bajando en diferentes ofertas que se mostraban en la pantalla.

-Mnh... ¿Y tienes alguna en tú punto de mira? - preguntó el albino leyendo también alguna opinión sobre los padres que habían asistido a las guarderías.

-De momento nada. - dijo Jumin apagando su móvil para besar como pudo a su pareja que lo necesitaba.

-Mnh.. Te quiero. - expresó el albino después de recibir el beso. Recibiendo como recompensa ahora uno un poco más feroz en los labios.

-Y yo a ti. - devolvió Jumin después del suave beso con los labios cansados de su pareja.

Deshaciendo el agarre, Zen se dio la vuelta al mueble para sentarse encima del regazo de Jumin, listo para recibir más mimos y al mismo tiempo darlos. No lo negaría, le encantaba esa posición dónde el podía ver a Jumin por encima y sentirse un poco superior, al mismo tiempo que su pareja era capaz de ver todas sus expresiones y disfrutar de cada una de ellas.
Volviendo a juntar sus labios para otro suave beso, el actor no pudo evitar la necesidad de acariciar la piel de su marido, pasando así sus manos por las mejillas de éste. Y al igual que el actor, el ex-ejecutivo no pudo evitar tocarlo por poco que fuese, pasando sus manos por la cintura y espalda que le permitían sujetar a su pareja.

Más y más besos y nunca paraban, pero no os equivoqueis pues de una competición no se trataba.
El simple deseo que tenían ambos por sentirse en el frío aire de la noche, lograba que sus cuerpos se calentaran; y como si aquello ya estuviese dicho con palabras, el juego más íntimo abrazaban.

El simple deseo que tenían ambos por sentirse en el frío aire de la noche, lograba que sus cuerpos se calentaran; y como si aquello ya estuviese dicho con palabras, el juego más íntimo abrazaban

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Mientras ambos disfrutaban del calor de la manta y el fuego, sus cuerpos fríos eran resguardados por la manta roja y el cuerpo semi desnudo de su pareja.

Zen empezó a marcar pequeños círculos repetidas veces sobre el pecho de su pareja mientras éste disfrutaba de ver el fuego y la madera danzando en su infierno propio.
-Jumin.
Al escuchar su nombre, el de cabellos oscuros se giró a ver (o intentar) la cara de su pareja. -Si necesitas que cuide de los niños un día, no dudes en decírmelo. - decía Zen mientras al igual que su pareja se había puesto a mirar el fuego.

-Voy a estar bien. Hina va a ir a una guardería y yo me voy a quedar en casa durante un tiempo hasta que el horario se regule. - respondió el azabache pasando sus finos y alargados dedos por las hebras albinas de su pareja.

-Ya, y de eso estoy seguro, pero... No sé. - acabó respondiendo después de unos segundos de silencio propio.

-Te aterra separarte de ellos y no poder estar ahí cuando lo necesitan. - dijo Jumin su punto de vista.

-No creo que sea aterrar, pero.. algo así, creo... - dijo el albino sentándose un poco sobre su pareja, obligando casi al instante a que Jumin se apoyase sobre sus brazos para quedar un poco más alzado y ver mejor a Zen.

-Tranquilo. No creo que empieces a rodar una vez termine ésta semana. - tranquilizó el azabache por el propio albino quien ahora parecía dudar de si había echo bien en aceptar el papel. -A parte, Jung ya empieza la escuela después de ésta semana y a Hina la puedo cuidar yo o con ayuda de Mc o Jaehee. - volvió a tranquilizar.

-No quiero que molestes a las chicas por nada del mundo con cosas pequeñas. - habló Zen defendiendo a sus amigas. -Y por otra parte. Gracias. - agradeció por la ayuda que le brindaba su pareja.

-De nada. Lo iremos haciendo juntos, poco a poco, sin prisas. Y si mi padre te obliga a ir a una determinada hora o quedarte hasta muy tarde a pesar de haberle explicado lo de los niños, iré personalmente y te defenderé con ellos delante. - habló el azabache orgulloso de su respuesta. Logrando sacar una sonrisa a su esposo.

-No metas a los niños en esto. - habló Zen.

-Pero son mi mejor arma. - dijo en puchero el azabache.

-Jumin...

-Pero tú di me que no, con lo educado y bueno que es Jung y lo tierna y pequeña que es Hina. Di me que no a esos ángeles que son mis hijos. - dijo Jumin ahora sentado y agarrado a su pareja por la cintura. Escuchar lo que decía su esposo con aquellas ganas en el tono y sus toques de verdades, no pudo evitar hacerle soltar una risilla mientras acercaba su rostro al de Jumin.

-Es cierto, pero no quiero que lleves a Jung y a Hina a mi trabajo solo para persuadir a tu padre de que me deje salir antes. - explicó el albino rozando su nariz con la del azabache.

-Bien... - se rindió al fin, dando como firma al contrato un beso que no pudo evitar empezar con una segunda jugada para ellos.

Familia [Zen X Jumin] [Mystic Messenger]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora