Familia [Zen X Jumin] [Mystic Messenger]

Caminos Separados.

Continuación de "Visita Inesperada" y "Es Tú Culpa".
Espero lo disfruten.
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—¡Pues lo dijiste, así que haz te cargo de las consecuencias! — decía Zen mientras lograba abrirse paso entre la barrera de Jumin, y a lo cual cerraba la puerta del apartamento de un portazo.

Con aquellas últimas palabras del albino, Jumin no pudo evitar derrumbarse en frente de la entrada, mientras se repetía a si mismo en su cabeza una y otra vez " Esta vez sí que la has jodido, imbécil".

Mientras Jumin se lamentaba y le ardían los ojos por las lágrimas que parecía no querer dejar salir, de su boca se forma una sonrisa amarga que se fue transformando que en una mueca de dolor y frustración.

Por otra parte, el pequeño Jung, el cuál después de presenciar la escena, no pudo evitar ir a la puerta de entrada, y ver como su querida madre había salido y como su padre se había derrumbado enfrente de la misma. Un duro golpe para un niño de su edad se había marcado en su cara.

Acercándose lentamente hacía su padre, Jung pudo notar como la espalda de su padre temblaba, al igual que todo su cuerpo, mostrando signos de lo que parecía ser sollozos o un intento de frenarlos.

—Papá... — llamaba Jung, detrás de su padre. —¿Mamá y Hina, ya no van a-? — antes de que pudiera terminar la frase, de los orbes del pequeño salían lagrimones, quería a su madre y a su pequeña hermana, al igual que ver a sus padres sonreír o quererse el uno al otro. El llanto no podía cesar, alarmando a Jumin, quien en un movimiento rodeó y atrajo con sus brazos a su hijo, dejando que el pequeño llorase sobre su hombro al igual que Jumin le acariciaba la cabeza con suavidad.

—Mamá y Hina, van a volver. — decía Jumin, al mismo tiempo que unas lágrimas que amenazaban con salir, se hicieron con la suya y recorrieron el rostro del mayor.

Mientras tanto, Zen estaba conduciendo mientras escuchaba como la bebé no paraba de llorar, una y otra vez; aumentando la frecuencia y el tono con el que lo hacía.

—¡Agh, joder! ¡¿No eres capaz de cerrar la puta boca?! — dándose cuanta de que el grito había sido muy fuerte y de que la pequeña había parado de llorar, Zen no dudó en aparcar el coche, en un lado de la carretera; logrando abrir la puerta del conductor y salir, para así poder abrir la trasera y coger a la pequeña, la cuál parecía querer llorar, pero no hacerlo por miedo a que la volviesen a gritar. —Lo siento, lo siento. No quise decir eso ¿sí? De verdad que no quise decir eso, perdona me Hina, de verdad que lo siento. Solo es que tu mamá está un poco alterada, y por ello te ha gritado, pero tú no tienes la culpa ¿sí? Anda llora un poco para mamá, para hacerla ver que no te ha asustado. — decía mientras acunaba a la pequeña en sus brazos, y dando vueltas de un lado a otro. Y sin resultado de que la pequeña llorase, o al menos amenazase con hacerlo.