Es Hora de Hablar.

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Con las manos en el test y sus pies dando vueltas de aquí para allá en un óvalo continuó por su sala de estar, el actor no pudo evitar sentir los nervios y las ganas de llorar continúas en sus ojos y estómago.

Zen estaba esperando a la llegada de Jumin, con el cuál tendría que hablar de cosas muy serías una vez éste se acomodara un poco más en su casa.

El sonido de las llaves siendo introducidas en la cerradura, le dio la idea a Zen de que su pareja se encontraba ya en la entrada a su casa. -Ya estoy en casa. - y con su profunda voz, lo dejó aún más claro.

Deprisa y corriendo, Zen guardó el test debajo de unos cojines para poco después ir a recibir a Jumin con un abrazo que ocultaba su cara en el hombro del mismo.

Sorprendiéndolo por el repentino acto de afecto de su pareja, Jumin no se lo negó y también lo abrazó con fuerza. -¿Tanto me has echado de menos? - preguntó con una sonrisa en sus labios.

Asintiendo desde su hombro, Zen no quería mostrarle la cara, pues si lo hacía sentía que acabaría llorando a gotones tan grandes para acabar con una mini ciudad de ratones.

Acariciando su espalda y cabello, Jumin dejó en claro que el abrazo tendría que terminar dentro de nada, pero que aún así lo apoyaba si se encontraba mal y que era capaz de consolarlo en ese caso.

-Jumin. - llamó aún oculto en el hombro de su pareja.

-Te escucho. ¿Qué te pasa? - preguntó sintiendo como la necesidad de consolar a su pareja era mayor a la de antes.

-Tenemos que hablar. - y con esas palabras, la sonrisa dulce de Jumin y sus caricias se habían frenado o evaporado y mezclado con el aire.

¿Qué había hecho ahora? ¿La había vuelto a cagar en algo? No, espera, en las últimas visitas que había tenido a la casa de su pareja, siempre lo ayudaba como mejor podía con la casa o salían a dar un paseo o hacían algo juntos. ¿Sería por la abstinencia? Se había estado controlando porqué pensaba que Zen solo creía que lo quería por su físico. ¿O podía ser que se había aburrido de él y quería cambiarlo como flores en un florero?

-¿De qué tenemos qué hablar? - preguntó nervioso mientras sentía a su pareja quitándose de su hombro para encontrarse la mirada más sería que pudo haber visto en su pareja en toda su relación.

-Pasa y lo hablamos sentados. - pidió. -Es algo... Que tenía que contarte antes o después. - dijo Zen cogiéndole de las manos y entrelazando sus dedos con los de Jumin para recibir más fuerza.

¡¿Lo había engañado?! Pensó que Zen no era de esos y que ni de broma sería capaz de hacer algo así nunca, pero supongo que nadie conoce a la perfección a otra persona, ni siquiera una misma.

-¿Vale? Hablemos adentro ¿sí? - preguntó para no dejar paso a su hilo de pensamientos de desconfianza hacia su pareja.

Zen asintió y se fue camino a su cocina, para preparar algo de té y café para ambos.

Por otra parte, Jumin había acabado de quitarse su abrigo sin mostrar ninguna debilidad, pero no te dejes engañar, por dentro, el CEO estaba muerto de miedo y nervios.

Llegando hasta el salón, Jumin se encontró con dos cajas de pañuelos y varios paquetes de clinex bien ordenados encima de la mesita de la sala de estar, temiéndose que su pareja fuese a llorar o que ya tuviese previsto hacerlo llorar a él, a saber.

-Jumin. - gracias a eso, el CEO pegó un bote en el sitio por el sonido celestial de la voz de su amante llamándolo. -¿Quieres café o té? - preguntó con las dos tazas en las manos.

Familia [Zen X Jumin] [Mystic Messenger]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora