Capítulo VIII: Frío, miedo y emoción

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El viento soplaba fuertemente, pero al adentrarse más en el bosque este dejó de soplar ya que no le quedaba espacio entre los árboles. Los tres muchachos iban muy juntos uno de otro. Fred los guiaba seguido de George y Lee, que cerraba la comitiva. Tenían las varitas encendidas y temblaban un poco de frío, un poco de miedo y un poco de emoción. Las ramas y hojas secas crujían bajo sus pies.

Fred tenía encendida su varita, pero la oscuridad era tanta que no parecía iluminar mucho, pero aún así, veían que estaban dentro de un sendero que probablemente había hecho Hagrid el guardabosque del colegio.

- Miren, ¿qué es eso?- preguntó George señalando algo que había en una rama y brillaba débilmente a la luz de la varita.

Fred se acercó e iluminó con su varita lo que parecía ser un cabello largo y blanco.

- Parece un pelo de cola de unicornio- contestó Lee tomando el cabello.

- ¿Cómo lo sabes?- inquirieron los gemelos a un tiempo.

- Bueno... lo leí por ahí- susurró Lee ruborizándose un poco.

Fred y George se miraron sonriendo burlonamente. Les hacía gracia que su amigo estudiara y leyera libros que no eran obligatorios para su curso.

Lee se guardó el pelo de unicornio en el bolsillo y siguieron caminando.

- Tal vez nos encontremos con un unicornio- dijo Fred esperanzado.

- Y tal vez nos podríamos acercar y luego presumir que estuvimos con uno- continuó George

- Sí, y luego nos ataca y nos deja tirados en medio del bosque sin que nadie sepa dónde estamos- dijo Lee pesadamente- por si no lo saben, a los unicornios no le gustan las personas, y mucho menos los hombres.

- Pero nosotros no somos hombres...- dijo Fred, pero al ver la mirada de su hermano y de su amigo, añadió presurosamente- quiero decir, que aún somos niños.

Lee se encogió de hombros.

Encontraron cuatro cabellos más, pero del unicornio ni luces.

Los tres muchachos no perdían la esperanza de encontrar a alguna criatura mágica, y sus esperanzas se vieron recompensadas. Caminaron unos quince minutos sin ver nada moverse más que un par de arañas y oír a unos pájaros volar muy por encima de ellos. Pero de repente oyeron algo galopar a lo lejos. Sus corazones se aceleraron y aguzaron el oído.

- Es por aquí- indicó Fred caminado apresuradamente hacia su derecha siguiendo el sonido. Luego de unos cuantos metros el camino acababa y los tres se miraron dudosamente, pero ya habían llegado hasta allí y no se iban a detener por una nimiedad como era el no tener un sendero a si que empezaron a correr siguiendo el galope.

Los pasos se detuvieron unos metros frente a ellos y caminaron sigilosamente intentando no hacer ni el más mínimo ruido. Había luz entre los árboles, Fred apagó su varita y se acercaron a ella...

Allí había reunidos unos siete hombres con el torso desnudo, conversando en susurro, iluminados apenas por un haz de luz que pasaba por entre los árboles.

- La batalla empezará dentro de poco- dijo uno.

- No nos incumbe lo que hagan los humanos- contestó otro.

- Pero si el mal llega al poder, finalmente nos afectará a nosotros también, todos estamos unidos- replicó un tercero.

Al observar más atentamente, Fred, George y Lee se dieron cuenta de que eran hombres de la cintura para arriba, pero que bajo ella eran caballos. Eran centauros.

El año en que Hogwarts conoció las travesuras (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora