Capítulo I: Cartas, lechuzas y bromas

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Era un día cualquiera del mes de junio, y dos pequeños pelirrojos estaban sentados en un raído sillón. Ambos eran idénticos, y miraban hacia la ventana con igual expectación. Esa mañana, al bajar de su dormitorio estuvieron molestando toda la mañana a su madre.

- ¿Ya llegaron?- preguntaba uno.

- Aún no querido- le respondía la madre que en ese momento agitaba su varita sobre un cuchillo para que fuese a pelar papas.

- ¿Y ahora?- decía el otro

- Tampoco- volvía a responder la madre.

-¿Ahora sí?- preguntaba el primero.

- Que no- respondía la madre perdiendo un poco la paciencia.

-… ¿Aún no?- volvía a insistir.

- ¡Que aún no llegan las benditas lechuzas! Por amor de Dios. Fred, George váyanse por ahí, ¿no ven que estoy ocupada?- explotó la madre de los gemelos echándolos al patio.

- Pero nos avisas- alcanzó a decir uno antes de que la madre cerrara la puerta de la cocina.

Así ambos hermanos caminaron por el patio viendo al los gnomos ir y venir buscando gusanos. A lo lejos divisaron a otro pelirrojo, algo más grande que ellos, que estaba sentado a los pies de un árbol leyendo un libro.

- ¿Qué haces Percy?- le preguntó uno de los gemelos.

- Leyendo, ¿qué no ves George?- le respondió el muchacho.

- ¿George?- respondió este como si hubiese recibido un insulto- ya van más de once años que somos hermanos y aún no nos puedes diferenciar.

- ¡Oh!, cuanto lo siento Fred, no quise confundirles- se disculpó Percy.

- Oh, bueno, no te preocupes. De todas formas soy George- respondió el aludido, y viendo que su hermano se enojaba, se rió con su gemelo y salieron corriendo antes de que Percy los fuera a perseguir.

- ¡Dejen de molestar!- oyeron que les gritaba Percy alzando el puño.

- Claro, lo haremos solo porque tú nos lo ordenas- dejo Fred dándose media vuelta saludando con la mano en alto a Percy

-¡Y de paso nos portaremos como Dios manda!- Corroboró su hermano agitando igualmente la mano. Y se fueron rápido al otro extremo del enorme patio, donde se encontraron con su pequeño hermano de nueve años, pelirrojo igual que ellos, que estaba sentado en el pasto comiendo ranas de chocolate, y tuvieron una malvada idea. George miró a Fred y ambos asintieron con la misma malvada sonrisa. Fred se agachó entre unos arbustos y tomó algo que escondió con sus manos, las cuales puso en la espalda.

- Hola, Ron- saludaron inocentemente a un tiempo los gemelos, inclinándose frente a Ron.

- Hola- respondió Ron- ¿qué hacen?

- Nada, paseando, esperando la carta…- respondió Fred.

- ¿La de Hogwarts?, que genial, yo me muero por ir- dijo Ron esbozando una sonrisa.

- A si es, por eso te queremos dejar algo para que nos recuerdes mientras no estamos- le dijo George palmeándole el hombro a su pequeño hermano.

- ¿Qué cosa?- quiso saber Ron.

- Pues ESTO- dijo Fred mostrándole a Ron lo que tenía en la mano. Era una horrible araña.

Ron gritó de susto y se alejó corriendo hacia la casa como un desaforado. Les tenía fobia a las arañas.

Fred y George rieron con ganas mientras veían a su hermano correr y recogían la rana de chocolate que se le había caído. La partieron por la mitad y mientras se la comían escucharon un grito desde la casa.

El año en que Hogwarts conoció las travesuras (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora